𝗸𝗼𝘁𝗮𝗿𝗼 𝗯𝗼𝗸𝘂𝘁𝗼.

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drama.

El silencio había estado reinando desde hace un par de minutos en aquel restaurante; eran esos momentos donde inconscientemente las personas se quedaban en silencio en la cena

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El silencio había estado reinando desde hace un par de minutos en aquel restaurante; eran esos momentos donde inconscientemente las personas se quedaban en silencio en la cena. La pareja estaba sentada una frente a la otra, ella tenía su pierna cruzada encima de la otra y miraba en silencio la copa de vino que estaba sobre la mesa, al contrario de ella, él estaba tomando de su vaso de whisky mientras la miraba, analizando cómo habían llegado a esta situación.

Ambos rebobinaban los sucesos del día para que ahora estuvieran en esta cena con tensión de molestia en el aire, mientras todas las parejas reían y compartían momentos. La chica se ahogaba en su mente, intentando no decirle hasta lo que no al peliblanco que tenía frente a ella.

— Aquí está la cena. — Apareció en la ventana de vista, la mesera, junto a los dos platillos que habían pedido un par de minutos atrás, rellenó la copa de vino de la chica y se fue con el vaso vacío del chico para traerle uno nuevo.

— Provecho. — habló el peliblanco, mientras miraba en silencio su plato. La verdad es que no quería comer sabiendo cómo estaban las aguas.

— Sí. — Fue lo único que musito la chica, mientras tomaba su tenedor para comenzar a comer aquella pasta que tenía en su plato.

El resto fue comer en silencios, los meseros habían sentido esa tensión cuando se acercaron, esa tensión que podía cortarse con un cuchillo y colgaba de un hilo. Que si alguno de los dos decía las palabras incorrectas en una conversación, todo saldría en gritos y quizás en cosas rotas.

Cuando terminaron de cenar, no quisieron siquiera algo de postre; lo mejor era irse de ahí antes de que pasara alguna escena. Él pidió la cuenta, mientras ella esperaba con los brazos cruzados, viendo que se había terminado ella sola la botella de vino, mientras él solo había tomado dos vasos de aquel whisky, meramente porque debía conducir de regreso al apartamento que ambos había comenzado a compartir desde hace como dos meses.

Cuando llegó la cuenta, este pago, se despidió de la mesera, ambos se levantaron a toque de sus asientos y salieron de ahí en silencio total, siquiera se tomaron de las manos al salir, ni él posó su mano en la cintura de ella, los meseros miraban curiosos, ya que, había sido raro, habían llegado bien, y cuando fueron a solicitar que ordenaran todo el ambiente había cambiado totalmente.

Caminaron hasta el auto en total silencio. El peliblanco le abrió la puerta del copilo y esperó que ella subiera para poder cerrarla. Le dio la vuelta por el frente al auto para subirse del lado del conductor e irse de aquel restaurante que ahora tendría un sabor amargo para ambos por un rato.

— Yuri, ¿seguirás así todo lo que resta de la noche? — rompió aquel silencio mientras subía completamente al auto y se giraba para verla.

— Sí, ya vámonos. — Ella habló con molestia en su voz, mientras se cruzaba de brazos sobre su pecho y miraba al frente. El chico solo la miró en silencio, debía tomar una decisión. Si se iban así, lo más probable es que en su apartamento estarían igual o peor, lo mejor sería que la conversación sea ahora.

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