𝗮𝗸𝗮𝗮𝘀𝗵𝗶 𝗸𝗲𝗶𝗷𝗶.

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a sign of affection.

¿Cómo se reacciona cuando existe una perdida?, ¿Qué nombre le podemos dar a cientos de sentimientos que están existiendo en este momento? La cabeza se llena de preguntas, de pensamientos intrusivos, de comentarios negativos que te haces a ti mismo...

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¿Cómo se reacciona cuando existe una perdida?, ¿Qué nombre le podemos dar a cientos de sentimientos que están existiendo en este momento? La cabeza se llena de preguntas, de pensamientos intrusivos, de comentarios negativos que te haces a ti mismo sin poder controlar absolutamente, porque aquella rueda de hámster sigue pensando y una y otra vez, llenando la cabeza de cosas que no sabes como encasillarlas. La cabeza duele, la ansiedad llega, el dolor y el miedo se encuentran, y te terminan orillando a estar en un estado de tristeza absoluta, de dormir día y noche, la garganta se cierra, la saliva no pasa, las bolsas debajo de los ojos crecen y su color oscuro se hace presente, ¿cómo llamas a todo esto?

Habían pasado apenas 2 meses de su perdida, se sentía vacío, extraño, triste, la ausencia de su presencia estaba presente todos los días en la casa, era fría, vacía, no había calor, ya no éramos nosotros, ahora estaba sola una vez más, ¿o siempre estuve sola?

1 de agosto del 2023 marcaba aquel reloj en la laptop, las reuniones de mi trabajo habían terminado hace un rato, el reloj marcaba las 5:45 pm, unos minutos más y podría salir de aquí e irme a dormir a mi casa, quizás me duchaba, quizás lo hacía hoy o tal vez mañana, o podía hacer home office o decir que me había sentido mal y llegaría tarde.

— Yumi. — sentí como alguien tocaba mi hombro, y me sacaba de todos los pensamientos que tenía dentro de mi cabeza, la pantalla estaba en blanco, un archivo en Word abierto y sin escribir aún, vacío como lo que sentía dentro de mí. — ¿Yumi?

Me giré y vi como mi manager me veía con aquellos ojos oscuros, tenía unos anteojos negros en el puente de su nariz, mientras me veía con preocupación, supongo que había visto que tenía una pestaña de Word abierta desde hace como 1 hora y no plasmaba ninguna palabra en ella.

— Lo siento. — mencioné en un susurro mientras prefería cerrar aquella pestaña de Word y comenzar a tomar las cosas en mi escritorio para poder irme a casa.

— Yumi, ¿estás bien?

— Sí. — mencioné tan bajo que sentí que no me había oído siquiera, me voltee dándole la espalda y comenzando a guardar mis cosas lentamente, mi teléfono, mi libreta, mis auriculares en el cajón del escritorio.

— No lo veo así. — habló él mientras tomaba el respaldo de aquella silla giratoria y me daba la vuelta para verlo de frente. — Te veo en mi oficina. — después de mencionar aquello se dio la media vuelta y se fue, dejándome ahí en silencio.

Miré a mis lados y ya no había nadie en mi área, quizás ya se habían ido hace un rato siquiera lo pude notar por lo distraída que me estaba encontrando en este momento, mi cabeza comenzaba a palpitar, quizás un dolor de cabeza o migraña se iban acercando poco a poco, miré el reloj de mi laptop y ya eran las 6 de la tarde justamente, tan rápido pasaron 15 minutos.

Terminé de guardar mis cosas en mi bolso de mano, la acomodé sobre mi hombro, m levanté de mi silla y caminé a la oficina del manager, toqué la puerta de su oficina, la verdad podia verlo porque las paredes eran vidrios, pero por mera educación lo hice, escuché un "Adelante", abrí la puerta y lo vi ahi, sentado, con esos lentes recargados en el punte de su nariz, estaba viendo unos papeles, se veía el resplandor de su pantalla de la computadora, entré aquella oficina y cerré la puerta detrás de mi.

— ¿Me necesita para algo, licenciado Keiji? — hablé mientras me quedaba pegada a la puerta de la oficina.

— Sí.

— Digame.

— Te he visto un poco distraida ultimamente, ¿pasa algo, Yumi? — bajó aquellos papeles sobre su escritorio y me miró con aquellos hermosos ojos que siempre veía en las mañanas en aquel ascendor de la oficina, me hizo una señal con sus dos dedos para que me acercará. Me senté sobre la silla frente a su escritorio.

Ni sabía que decirle, la verdad me sentía si, distraida, triste, con el animo muy bajo y lo admitia, sabía que me lo preguntaba de forma más profesional, era mi manager, mi jefe, yo debía recibir ordenes y hacer lo que me pedia, pero tambien sabía que me lo decía de otra forma.

Esa mañana en el ascensor nos habíamos saludado cordialmente, y nos habiamos despedido con un beso pequeño, despues de ahí lo demás solo fue hablarnos de cosas del trabajo, y era buena para ocultar mis sentimientos, y mostraer esa otra cara de mi, pero sabia que él me conocia muy bien y cuando no estaba bien.

— No, solo un poco estresada. — mentí, sabia que mentía, me miró, lo tenia frente a mi, se quito los anteojos y se tallo los ojos con sus puños, soltó un suspiro y estiró su mano derecha para que la tomará, la verdad no sabía que hacer.

— Yumi, te conozco. — estiré mi mano y él la tomo, y la acaricio con cariño, con amor, con una dulzura que solia darme en nuestros momentos más intimos, cuando solo somos nosotros dos en el apartamento.

— Keiji. — la verdad no solía decirle así de esa forma en la oficina, siempre era de forma profesional.

— Quiero, espero que seas sincera conmigo, estoy aquí para ti, para lo que quieras, lo que gustes, lo que no gustes, oír tus quejas, tus agradecimientos, tus sueños, tus pesadillas, aquello que te hace feliz, incomoda o molesta. Quiero ser todo para ti, como tú lo eres todo para mi. — aquellas palabras, tan dulces, tan suaves, como tocar la seda por primera vez, como sentir que caminas por un sinfin de flores hermosas en aquel sol de primavera, sus palabras se sentia como el aleteo de una mariposa en su oido, dulce, suave.

Apreté su mano, aún tenia sujeta la mía, con aquel apreton quise decirle todo aquello que mis palabras no podáin, todo aquello que no sabía aun como expresar, era algo en lo que estaba trabajando, pero aún me costaba un poco hacerlo, quizás sino es que me costaba demasiado hacerlo aún, era dificil, era complicado, jamás había tenido que expresar algo, y ahora debía hacerlo con alguien, porque sabía que era lo correcto para ambos. Akaashi seguia sujetando mi mano con la suya, había un ventanal enrorme detras de él, tenía una vista hermosa hacía la ciudad, se veía que el sol bajaba poco a poco entre la punta de los edificops. Nuestro silencio parecía eterno en aquel momento; él se levantó sin solar mi mano, dio la vuelta a su escritorio hasta llegar frente a mi.

Me tomo de la otra mano haciendo que me levantará lentamente, la oficina ya estaba completamente vacía, algunos focos ya estaban apagados o con su luz leve, estabamos frente a frente, era más alto que yo, quizas una cabeza más, o quizás mucho más, no lo sabía con exactitud, pero si era mas alto, tomo mi brazo de la muñeca y poso la palma de mi mano sobre su hombro, con esa misma mano poso la suya en mi cintura, entrelazo su mano derecha con mi mano izquierda, y comenzó a moverse como si bailaramos un bals, como en aquellas peliculas de romance, me recordaba a la escena de Bridgeton, pero en lugar de hermosos vestidos de epoca, tenia una falda blanca de tela, un par de converse y el cabello sujeto en una coleta baja, y él vestia un traje de oficina; comenzó a moverse por la oficina, mientras bailabamos una melodia invisible que solo existia en nuestra cabeza, solo eramos nosotros dos.

Las gotas de agua comenzarona chocar sobre el ventanal detras de nosotros, pero seguiamos en nuestro baile, era extraño, me sentia extraña, Akaashi y yo soliamos tener este tipo de momentos en nuestro apartamento, jamás era en publico, quizás era la hora, quizás él veía algo en mi que yo no notaba, pero mientras la cabeza me sobrepensaba enormemente, buscaba la forma de que aquellos pensamientos no invadieran mi mente; concentrandome unicamente en bailar, en ver sus hermosos ojos oscuros, en ver aquel cabello negro caer sobre su rostro, su mano sujetando mi cintura y la mia sobre su hombro, nuestros dedos entrelazados y miles de emociones que llenaban mi corazón.

[...]

bueno, habia tenido un tiempo sin escribir algo, la verdad ya tenia un poco abandonada este libro, y es que la verdad no me habia sentido con tanta inspiración y tampoco soy de escribir cualquier cosa por dar el gusto, perdon.

espero que les guste esta historia.

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