Y todo lo que dices me parece inocente, no se te entiende a lo que quieres jugar, pero como, contigo, la casa nunca pierde, la trampa de tus manos me seduce a apostar
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5 CUANDO UN EMOJI VALE MÁS QUE MIL PALABRAS
Max había seguido el consejo de Charles al pie de la letra, aunque con un pequeño error de cálculo: al tratar de ser casual, terminó dejándose llevar por los emojis. Una vez que terminó de escribir el mensaje, miró su pantalla y sintió que algo no estaba del todo bien, pero antes de poder pensarlo demasiado, apretó "enviar".
El mensaje decía: "¡Gracias por el pastel, Emiliano! 🍰🔥😊❤️💥🦄"
Mientras tanto, Emiliano estaba en su habitación, intentando relajarse después del desastre que había sido el intento de hornear el pastel. Su teléfono vibró y, al ver que era un mensaje de Max, sintió que el corazón se le aceleraba. Con manos temblorosas, abrió el mensaje y lo leyó.
Primero, vio el "¡Gracias por el pastel!" y sonrió ampliamente, aliviado de que su esfuerzo no hubiera sido en vano. Pero a medida que sus ojos pasaban sobre el resto del mensaje, su sonrisa se transformó en una mezcla de asombro y confusión.
—¿Qué significa esto? —murmuró para sí mismo, leyendo los emojis una y otra vez.
Emiliano se dejó caer en la cama, sosteniendo el teléfono por encima de su cabeza. Los corazones, los fuegos, el unicornio... ¿Max estaba bromeando o realmente quería decir algo más? El cerebro de Emiliano corría a toda velocidad, intentando descifrar el mensaje oculto, si es que lo había.
—¡Esto es una locura! —dijo, riendo nerviosamente. Quería pensar que Max también estaba interesado, pero no podía estar seguro.
A medida que pasaban los minutos, Emiliano comenzó a cuestionarse más. ¿Y si Max solo estaba siendo amable? ¿Y si había exagerado los emojis solo para hacer el mensaje más simpático? Pero, ¿y si realmente quería decir algo más con ellos?
Decidido a no quedarse en la duda, Emiliano decidió arriesgarse. Respondió al mensaje con algo que reflejara su personalidad, pero que también dejara abierta la posibilidad de continuar la conversación.
De nada, Max 😊. Me alegra que te haya gustado el pastel. Si alguna vez quieres otro, avísame y lo haré sin problema. 🍰✨
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Envió el mensaje antes de que pudiera arrepentirse. Luego, soltó un suspiro y dejó el teléfono a un lado, con la esperanza de que Max lo entendería. Los emojis eran solo un paso más en este juego confuso, pero tal vez eran la llave que abriría la puerta a algo más.
Max, al recibir la respuesta de Emiliano, sonrió aliviado. Aunque no estaba seguro de qué había transmitido con todos esos emojis, la respuesta de Emiliano le hizo sentir que, al menos, no había arruinado todo. Sintiéndose un poco más confiado, Max decidió que, tal vez, era el momento de dejar de lado los mensajes y empezar a planear el próximo movimiento.
Quizás, como dijo Charles, los pequeños pasos eran la clave. Pero ahora, Max sabía que esos pequeños pasos venían acompañados de emojis que, para su sorpresa, podían decir mucho más de lo que él había imaginado.
