Jimin quería conseguir a toda costa a un alfa para que lo protegiera, sabía que de esa manera dejarían de humillarlo, por eso decidió mentir y utilizar inhibidores que le ayudarían a ocultar su aroma.
Estaba nervioso, pero creía que cuando fuera marcado, el alfa que lo hiciera ignoraría su verdadero aroma. No quería ser repudiado, quería ser amado, por eso utilizaría esa trampa como último recurso ya que había sufrido durante veintisiete años y no quería seguir sufriendo.
—¿Seguro que esto es confiable, señor? —le preguntó al perfumista, era un anciano que aparentaba ochenta años.
—Sí, pruébalo niño. Seguro que te servirá.
—Mmm... Los que he utilizado dejan de funcionar cuando entro en celo, por eso le pregunto...
—Esto es muy seguro —contestó y Jimin asintió con la cabeza.
—Bueno, quiero uno. —Colocó un par de billetes arrugados encima del mostrador.
—¿Uno nada más? Con tu estatura será absorbido rápido, será mejor que compres dos.
No tengo más dinero.
—Ah, no. Con uno es suficiente. ¿Cuánta es la durabilidad?
—Entre cuatro a seis horas, pero si compras dos te cubriría las veinticuatro horas.
Jimin quería comprarlo, pero al estar desempleado no podía hacerlo, por eso negó con la cabeza.
—No gracias, probaré este y si funciona vendré por más.
—De acuerdo.
—¡Que tenga buen día! —Se despidió saliendo emocionado y sosteniendo la caja del inhibidor con mucho cuidado.
—Vaya que apesta ese muchacho —El perfumista roció un poco de perfume al aire para tratar de aligerar la peste en su local.
Jimin se dirigió de inmediato al pequeño departamento que rentaba, su mente consumida por la ansiedad que lo acechaba. El día de paga estaba por llegar, y sabía que pronto, además de ser desempleado, terminaría durmiendo en la calle. La idea de no tener un techo sobre su cabeza era aterradora, pero no quería dejar que el miedo lo consumiera.
Así que, tomando una respiración profunda, decidió enfocarse en lo importante. Se metió a la ducha, dejando que el agua caliente lavara sus preocupaciones. El jabón y el champú llenaron el aire con un aroma fresco y limpio, y Jimin se sintió renovado.
Con cuidado, depiló sus partes íntimas, piernas y axilas, queriendo sentirse seguro y atractivo. Después, se secó con una toalla suave y se miró en el espejo estrellado que colgaba en la pared. Su piel lechosa adornada por cicatrices de rasguños y mordeduras que recibió a lo largo de su vida como insulto resplandecía bajo la luz tenue, y Jimin no pudo evitar sonreír con tristeza y nostalgia.
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𝑀𝓎 𝒫𝓇𝑒𝓉𝓉𝓎 𝒪𝓂𝑒𝑔𝒶 || En emisión
LobisomemJimin es un tierno omega que apesta, su hedor lo ha llevado a huir en incontables ocasiones porque nadie lo soporta. Pero cuando un grupo de alfas y omegas está a punto de asesinarlo aparecen sus nuevos alfas, quienes luchan para marcar su cuello.