🍁Capítulo cinco🍁

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—¡¿Qué demonios hiciste, hijo de las mil putas?! —preguntó Jungkook gritando enfurecido mientras sostenía el brazo de Jimin y veía la sonrisa de satisfacción de Taehyung

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—¡¿Qué demonios hiciste, hijo de las mil putas?! —preguntó Jungkook gritando enfurecido mientras sostenía el brazo de Jimin y veía la sonrisa de satisfacción de Taehyung. Su rostro estaba enrojecido por la ira y sus ojos brillaban con una intensidad que hizo que Jimin se sintiera intimidado.

Jimin bajó la cabeza porque estaba bastante asustado ante la reacción del alfa. Se sintió tan chiquito y vulnerable en comparación con la fuerza y la autoridad de Jungkook. Sin embargo, no pudo evitar sentir un mariposeo en el estómago ante el tacto y ante los reclamos. Le gustaba que ambos se pelearan por él, eso significaba que de verdad les gustaba.

—¿Qué pasa, Jungkook? —preguntó Taehyung con una sonrisa tranquila—. ¿No te gusta que compartamos a Jimin?

Jungkook gruñó, de su piel parecía que emergía humo a causa de la furia.

—No te atrevas a hablar de compartir —dijo—. Jimin es mío, y solo mío.

Jimin se sintió emocionado ante la posesividad de Jungkook. Le gustaba que se sintiera así, que lo quisiera solo para él. Pero también sentía una atracción hacia Taehyung, se sentía de verdad atraído hacia los seis alfas.

—Jungkook, por favor —dijo Jimin, intentando calmarlo—. No hay necesidad de pelear.

Jungkook se volvió hacia él, su mirada intensa.

—¿No hay necesidad? —repitió—. ¿Después de lo que hizo Taehyung?

Taehyung se acercó, su sonrisa aún presente en su rostro.

—No te preocupes, Jimin —dijo—. Jungkook solo está celoso porque sabe que no puede tenerte todo para él.

Jungkook gruñó de nuevo, y Jimin se sintió atrapado en medio de una lucha de poder entre dos alfas que lo deseaban. Los ojos centelleantes del par de alfas se encontraron, ambos eran compañeros de trabajo y habían trabajado juntos durante años, pero ahora parecían estar en lados opuestos de una batalla silenciosa.

Jungkook se encargaba de la seguridad cibernética del país, protegiendo los sistemas informáticos de los bancos y cuarteles más importantes. Era un trabajo delicado que requería una gran habilidad y concentración, y Jungkook era el mejor en su campo.

Taehyung, por otro lado, era el fiscal nacional, responsable de llevar a los delincuentes ante la justicia. Era un hombre inteligente y astuto, con una mente afilada y una pasión por la justicia.

Hasta hace pocos días atrás, habían trabajado juntos de maravilla, compartiendo información y recursos para proteger al país de las amenazas internas y externas. Pero ahora, la presencia de Jimin había cambiado todo.

Estaba claro que ambos alfas lo deseaban, y ninguno estaba dispuesto a ceder. La tensión entre ellos era pesada, y Jimin se sentía como un premio que estaba siendo disputado.

𝑀𝓎 𝒫𝓇𝑒𝓉𝓉𝓎 𝒪𝓂𝑒𝑔𝒶 || En emisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora