Capítulo 7 - Confrontación

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El rubio estaba sumido en sus propios pensamientos, recordando lo que había pasado la noche anterior...

Él estaba en su despacho, terminando los últimos acuerdos para destinarles una casa apropiada para el azabache y su familia. Tragó duro al ser consciente de que Sasuke ahora formaría una familia a lado de Karin, se preguntó, con un sabor amargo en la boca, si el Uchiha dejaría de lado a su hija y la olvidaría por completo, después de todo ya la había abandonado durante toda su vida... arrugó el papel que tenía en su mano, para suspirar pesadamente, tocando sus sienes con cansancio. Naruto trataba de convencerse de que su amigo no sería tan canalla para vivir en la misma aldea que su primogénita e ignorarla abiertamente.

Sin embargo, antes de oprimir ese miedo, otro hecho innegable cruzó en las mortificaciones del Hokage; éste era que el Uchiha concluía definitivamente y por completo la relación que tenía con la Haruno. Apretó los dientes. Sakura había sido su amiga a lo largo de los años y él mismo había sido partícipe de la evolución de sus sentimientos y del desmedido desvivir que ella sentía por el azabache. Aún no lograba entender cómo era posible que el idiota de Sasuke no pudiera ver la devoción que ella le profesaba. ¿Por qué si Sakura le había dado tanto amor y una hija fruto de éste, eso no era suficiente para que él se quedara junto a ella? Su puño golpeó el escritorio.

Naruto debía regresar a la casa de la rosada, necesitaba ver cómo se encontraba esa noche; ya que la habían dejado hecha un mar de lágrimas, después de escuchar la resolución del azabache y confirmarle la disolución de su relación.

El Uzumaki dejó las cosas tal cual en su escritorio y salió directo al domicilio de su querida amiga. En su trayecto pensaba en por qué él no fue capaz de convencer al azabache de quedarse más tiempo en Konoha mientras su hija crecía; tal vez, si Sasuke hubiera sido partícipe de todos los hitos en su vida, acompañando a Sakura como su pareja, la convivencia diaria hubiera permitido que ellos se consolidaran y floreciera su amor. No obstante, ahora todo eso era inútil.

El rubio se acercó a la puerta y tocó calmadamente con los nudillos en la fría madera. Después de algunos segundos no logró percibir sonido alguno dentro.

Repitió el gesto, pero siguió sin respuesta.

- ¿Sakura-chan? – cuestionó incrédulo.

Un ruido sordo, de vidrio quebrándose se escuchó del interior.

- ¿Sakura, - insistió el hombre – te encuentras bien?

Un golpe seco dio directamente donde él estaba recargado en la puerta, haciéndolo separarse de éste.

- ¡Voy a entrar! – anunció decidido, pero cuando su mano tomó el pomo para hacerlo girar escuchó la voz.

- ¡Lárgate, Naruto! – era un lamento cargado de agonía.

- Sólo quiero saber si te encuentras bien.

- ¿En verdad piensas que estoy bien? – gritó con furia mientras golpeaba la puerta que los separaba. – Sasuke-kun... - pero sus palabras se vieron opacadas por el llanto.

- Déjame entrar, Sakura-chan – pidió como una súplica. – Por favor.

Desde su lado, el rubio vio girar lentamente la manija y como si de una cámara lenta se tratara, poco a poco la luz se fue filtrando hasta que la silueta de la Haruno se completó ante sus ojos. Allí estaba la rosada, despeinada, con la cara hinchada, la ropa desacomodada, y hecha un mar de tristeza y lágrimas.

- Sakura – le dijo con lástima al ver su deplorable estado y entró directamente a abrazarla.

Pero casi inmediatamente sintió el empujón que le dio la mujer.

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