Cap 8: Despedida

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Confundida y preocupada, Ivy observó cómo se marchaba sin obtener ninguna respuesta.
Ivy: ─¿Qué diablos está pasando?─ Murmuró para sí misma, su mente llena de preguntas y desconcertada por el repentino giro de los acontecimientos.

Al día siguiente, Ivy se encontraba esperando nuevamente donde siempre. Sin embargo, ya era la 1:30 y Evan no daba señales de vida. Pasaban los minutos y la paciencia de la entrenadora se iba agotando, cabreándose cada vez más por momentos junto con la tristeza abriéndose paso en su mente.
Ivy: «¿Dónde diablos está? ¿Me voy hoy y ni siquiera va a venir? ¡Que venga ya! ¡No quiero estar esperando aquí sola! No quiero estar sola...»

Una silueta volando sobre el bosque la sacó de sus pensamientos al notar como parecía dirigirse al pueblo. A medida que la silueta se acercó, pudo discernir que se trataba de un Staraptor. Su penacho en la cabeza de un rojo brillante que parecía sangre, la gran superficie blanca en su frente que contrastaba con el resto de sus plumas negras y grises y su gran tamaño lo volvían inconfundible e intimidante.El ave comenzó a gorjear y se posó encima de la puerta del centro Pokémon mientras continuaba con su fuerte trinado. Varios habitantes del pueblo entraron a sus casas inmediatamente al ver esto mientras que otros comenzaron a murmurar entre ellos mientras Ivy observaba la escena en el prado y lejos del pueblo.

Antes de que pudiera reaccionar y tratar de procesar qué sucedía, varios Azurill, Marill, Azumarill, Poliwag, Poliwhirl, Wooper y Quagsire, salieron del lago y comenzaron a correr hacia el pueblo. Los nenúfares que reposaban en el lago surgieron del agua, mostrando ser en realidad diversos Lotad y Lombre quienes también comenzaron a correr hacia el pueblo para refugiarse en el centro pokemon. 
A su vez, una cantidad ingente de Smoliv, Dolliva y Arboliva comenzaron a emerger de los árboles del prado junto con algunos Sentret y Furret, todos ellos corriendo hacia el pueblo y rebasando a Ivy, pasando a su lado atemorizados. Los Smoliv iban extremadamente asustados, segregando el aceite de sus cabezas e Ivy quien se encontraba observando esto boquiabierta, probó sin querer el amargo aceite de estos Pokémon, escupiéndolo al instante y sin poder quitarse el sabor ni aroma tan agrio. 
 

Algo andaba mal, e Ivy tenía claro que algo estaba sucediendo en la ciudad. Tenía que descubrir qué era. Respirando profundamente para tratar de recomponerse, sin éxito, del horrible sabor del aceite, Ivy comenzó a seguir a los Pokémon, acercándose rápidamente hacia el pueblo.
Mientras caminaba por el pueblo, podía escuchar los susurros y murmullos de los aldeanos. Todos estaban claramente inquietos y comentando el extraño suceso. Varios Hoothoot y Noctowl comenzaron a salir de los árboles de la pradera, volando hacia la villa y posándose en los techos de sus casas, observando el bosque y dispuestos a pelear.
Ivy: ─¿Qué está pasando aquí?─ Murmuró para sí misma, su mente corriendo con conjeturas.

Anciana: ─Oh... ¿Es hoy? ─Dijo al aire una de las ancianas del pueblo, tras enterarse de lo que sucedía varios minutos después al observar las múltiples aves en los tejados del poblado.

Ivy se detuvo al escuchar las palabras de la anciana, habiendo escuchado a la abuelita de milagro ya que el continuo gorjeo del Staraptor complicaba poder mantener una conversación.
Ivy: ─¿Hoy? ¿Qué pasa hoy?─ Preguntó a la anciana, con curiosidad y una pizca de temor dentro de ella.

Anciana: ─Sucede todos los años por estas semanas. Lo-─ De repente una tenue luz azul salió del bosque, la cual rápidamente se intensificó más y más, interrumpiendo a la anciana.
La luz azul se veía a pesar de ser pleno día y estar muy lejos, cada vez se intensificaba más y comenzaba a cegar a quienes la miraban fijamente. Finalmente Ivy reconoció esa luz y lo entendió, eran los Kakuka evolucionando todos de golpe en esos Beedrill tan agresivos y peligrosos. De las pocas personas que quedaban en la calle, varias se apresuraron a entrar a sus casas o al centro Pokémon y solo unos pocos se quedaron afuera observando tranquilamente. Ivy se quedó congelada, el miedo y el asombro mezclados en sus ojos abiertos de par en par mientras observaba cómo la luz azul se hacía más brillante a cada momento.

Entrenadora novata. El viaje de Ivy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora