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Después de un extraño accidente con su novio, en el que casi lo mata y lo deja en coma con un solo beso, la vida de Rogue nunca volvió a ser la misma. Se vio obligada a huir de su ciudad natal, dejando atrás todo lo que conocía y amaba. El poder de absorber la fuerza vital y los recuerdos de cualquiera que tocara había convertido su vida en una pesadilla constante.


Adondequiera que iba, Rogue se sentía como una paria, aterrorizada de dañar a cualquiera que se acercara demasiado. Vagaba de un lugar a otro, evitando el contacto humano, siempre huyendo de sí misma. La culpa y el aislamiento eran casi demasiado para soportar.


Si solo eso no fuera suficiente, la seguían constantemente durante días y días.


No sabía quién ni por qué, pero a dondequiera que iba, esos hombres de traje la seguían, hasta que un día, irrumpieron en el motel en el que se hospedaba.


Después de un poco de lucha con los asaltantes, apenas logró ganar ventaja mientras se preparaba para escapar cuando uno de los hombres la agarró de la muñeca, lo que provocó que, sin querer, les drenara la vida y los recuerdos.


El inquietante momento la dejó traumatizada mientras renunció a resistirse con la esperanza de que rendirse pudiera poner fin a la persecución implacable, pero el otro hombre aterrorizado y enojado, comenzó a golpearla sin piedad.


Rogue intentó protegerse, pero los golpes seguían llegando, cada uno haciendo que se sintiera desesperada e indefensa. Justo cuando no pudo soportar más, dominó al hombre agarrando su puño, mientras lo mataba con su toque.


Con dos cadáveres en su motel, no solo estaba asustada sino traumatizada. Su cuerpo se sentía ingrávido en un momento de apuro, mientras se alejaba lentamente del motel solo para ser golpeada hasta quedar inconsciente por una fuerza desconocida para ella.


Cuando recuperó la conciencia, la encerraron en una habitación oscura y la dejaron lidiar con los recuerdos de los dos hombres que se rebobinaban constantemente en su cabeza una y otra vez, lo que la hacía sentir como si estuvieran viviendo dentro de su cabeza.


La respiración de Rogue se convirtió en jadeos entrecortados mientras la oscuridad opresiva se cerraba a su alrededor. Cada vez que cerraba los ojos, veía sus rostros, sentía su dolor y revivía sus últimos momentos. Era como si sus vidas hubieran sido cosidas en la tela de su alma y el peso de sus recuerdos amenazara con aplastarla.


Los días se convirtieron en noches sin forma de distinguir entre los dos en la oscuridad perpetua. El silencio era sofocante, interrumpido solo por el goteo ocasional de agua en algún lugar de la habitación, un cruel recordatorio de su aislamiento. No tenía idea de dónde estaba o quién la había secuestrado, pero la sensación de pavor era abrumadora.

Un día, la puerta se abrió con un crujido, inundando la habitación con una luz cegadora. Rogue entrecerró los ojos, tratando de distinguir la silueta que estaba parada en la puerta. Era una mujer con una presencia llamativa, su piel azul y ojos amarillos la marcaban como diferente.


Mystique entró en la habitación, su mirada evaluando a Rogue con una mezcla de curiosidad y desdén. "Estás despierta", dijo, con su voz fría y distante. "Bien. Tenemos mucho que discutir"

Marvel: Yo soy SukunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora