【AppleRadio】- Mini Historias

MORDIDAS

—Leves referencias sexuales.
—Lenguaje altisonante.
—Ooc (Out of character).

Algo que le encanta a Lucifer (y que todavía nadie le prohíbe de hacer, por lo que no ha entendido que no es normal) es morder a los demás, lo hace incluso con sus amigos cercanos, lo hace poco con su hija porque piensa que se vería muy raro, pero con el resto le es muy fácil clavar el colmillo en el primer trozo de piel descubierto y suave. No muerde tan fuerte, su propósito no es hacerte sangrar, pero si te deja cubierto de baba.

Y, para la mala, o tal vez buena, suerte de Alastor, Lucifer ya le agarró confianza.

—Majestad, ¿qué está haciendo? —Observó a Lucifer pegado como sanguijuela a su brazo, el cual estaba expuesto por el terrible calor que hacía ese día y porque se despojó de su saco por la misma razón.

Lucifer no respondió verbalmente, solo sonrió, aún pegado a la piel del pecador.

—Es asqueroso. Quítese.

Pero perro viejo no aprende nuevos trucos, y eso lo entendió Alastor cuando los comportamientos caníbales de Lucifer continuaron.
Si es sincero, consideraba una posibilidad que en una de esas muestras de agresividad le arrancara un trozo de carne. No sería raro, él lo haría.

En fin. Alastor se niega a seguir tolerando las acciones del Rey del Infierno, y tiene planeado devolverle el favor, pero en un nivel un poco más extremo.

Justo ahora, en la habitación de Alastor, está tirado en el suelo un exhausto Lucifer, admirando el techo como si fuera digno de su total atención. Se había hecho costumbre que el Gobernante que entrara al cuarto mientras Alastor goza de la soledad y el silencio que implica la tranquilidad de la medianoche y de acueste en silencio en el suelo. No se dirigen la palabra, solo comparten una extraña "convivencia". Obviamente, hay un punto en el que Lucifer se aburre, y es ahí cuando comienzan las mordidas.

Como todas las noches, Lucifer solo porta su extraña pijama de patitos que consiste en una camiseta delgada y un pantalón por igual, con estampado de patos, por supuesto.

El rubio da un suspiro al aire antes de levantarse lentamente del suelo y acercarse a Alastor, que está sentado en el sofá de su habitación, con las piernas cruzadas y tan solo usando su chaleco interior a su saco. Lucifer camina hasta quedar a su lado y arrodillarse junto al brazo desnudo del ciervo, listo para clavar su dentadura, sin embargo, lo toma por sorpresa ver como Alastor se desvanece en sombras y repentinamente aparece junto a él, mordiendo con tanta agresividad su brazo que hilos de sangre resbalan por su blanca piel hasta empapar su pijama.

—¡¿Qué carajos?! —Grita horrorizado, pero no por la mordida o por la sorpresa. Grita porque una corriente eléctrica lo recorre hasta concentrarse en su estómago bajo.

Lucifer aleja su brazo, analizando las marcas que los dientes afilados de Alastor le dejaron, y observando con silencioso deleite como el pecador lame sus labios con lentitud.

—Su sangre tiene un sabor celestial, su majestad —dice Alastor con su típica sonrisa.

El corazón de Lucifer se acelera a pesar de que debió haberse espantado o al menos enojado. ¿Quién habría dicho que una mordida habría sido lo suficiente para estimularlo?

Se aclara la garganta y se levanta del suelo, arreglando lo más posible su ropa.

—Buenas noches. —Declara antes de escapar por la puerta de la habitación, como si su alma hubiera salido por esa misma salida.

Ahí queda Alastor, arrodillado en el suelo de su habitación, con una de sus orejas aplanada entre los cabellos de su cabeza y sin la más mínima pizca de victoria en su frío corazón.

¿Es que acaso había visto como las mejillas de Lucifer eran inundadas por un rubor excitado?

Nunca en mi vida había escrito algo tan corto, chics. Este es un snack, se podría decir.

Sin dato ortográfico porque estoy que me caigo de sueño.
Saco la siguiente Mini Historia y me voy a la MU (Monsters University).