BIENVENIDO A LA FAMILIA

232 42 13
                                    

—Amenazas de Muerte.
—Lenguaje Altisonante.
—M. Preg. (Alastor)

¿Te cuento que es extraño? Un pecador embarazado por el diablo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¿Te cuento que es extraño? Un pecador embarazado por el diablo. Pero ¿sabes que es aún más extraño? Que el diablo esté dominado por su esposo embarazado.

—¡Amor, mi mano! —Se retuerce de dolor en el suelo, pero sin dejar de tomar la mano de su esposo.

—¡Cállate que esto es tu culpa! —grita adolorido el ciervo— ¡Carajo! ¡¿por qué me dejé embarazar?!

Un chillido agudo se llena la habitación, sacándole un suspiro de alivio y cansancio a Alastor. Por fin, después de 8 horas pujando, al menos sabía que ese desgraciado bebé está vivo.

—Ya casi, majestad. Necesito que siga pujando. —dice el doctor al cual ni siquiera puede ver porque está escondido entre las piernas del ciervo.

—¡¿Por qué no viene usted y puja por mí?!

De todos los momentos en los que vio a su esposo alterado, nunca fue a tal nivel y pensar en eso le saca una sonrisa a Lucifer, aunque rápidamente el dolor de su mano siendo estrujada le arranca la gracia.

—¡Juro que te mataré después de esto, Lucifer!

—Lo sé, cervatillo. Créeme que lo sé. —Parte de la atención de Lucifer está en resistir el dolor de Alastor aferrándose a su mano y el resto en evitar que su esposo tome su forma demoníaca por el dolor, conteniendo el poder de Alastor lo más posible.

Entre gritos de dolor de Alastor, sus amenazas a muerte, las quejas ahogadas de Lucifer y el chillido del infante, el parto tardó 2 horas más.

Cuando por fin el infante estuvo fuera por completo y ya le habían cortado el cordón umbilical, Alastor respira cansado, con los ojos cerrados, su cuerpo paralizado de dolor y sus extremidades adormecidas por completo. El sudor se resbala por su frente y cuello, su respiración es irregular y pesada, y está casi temblando.

Lucifer se ve obligado a abrir la mano de su esposo para que lo suelte. Se levanta del suelo para ver directamente a su destrozado físicamente Alastor.

—Te ves casando —dice con algo de burla y sarcasmo.

—Jódete —logra decir entre jadeos y quejidos.

Una enfermera entra con un pequeño bebé llorón en brazos, agitándolo con cuidado en un intento fallido de calmarlo. En cuanto esta junto a la camilla muestra al infante a ambos Gobernantes del Infierno.

—¿Eres una jodida copia de tu maldito padre? ¿Me estás jodiendo? —dice Alastor— Yo fui quien te estuvo pujando fuera de mi cuerpo durante 10 horas completas, desgraciado.

A la enfermera no le hace gracia y mira a Lucifer con temor, pero este le da una sonrisa confiada.

—Tranquila, no se lo va a comer —, espero.

Dudosa, la mujer le entrega a su hijo a Alastor, dejándolo en sus brazos, y este lo estruja contra su pecho con suavidad.

—Eres jodidamente perfecto —le susurra a su bebé, que continúa llorando—, y chillón.

—Nunca te había visto insultar tanto en un solo día. —Lucifer se acerca a ambos para ver a su pequeño varón con una amorosa mirada y tierna sonrisa.

—Podrás criticarme todo lo que quieras cuando hagas lo mismo que yo hice.

Ambos padres rieron suavemente.

Poco a poco, el bebé fue silenciado su llorar hasta quedarse dormido en los brazos de Alastor.
Las enfermeras trataron de quitarle a su bebé para dejar, tanto a Alastor como al pequeño, descansar, pero el pecador no les daba ni siquiera la oportunidad de quitarle a su hijo. Ni siquiera Lucifer pudo cargar a su hijo hasta que Alastor se estaba cayendo se sueño en la camilla, y fu al único con el que Alastor dejó ir a su bebé, y aun así protestó.

Cuando Lucifer tuvo a su hijo entre sus brazos pudo observar con claridad las pequeñas orejas de ciervo que se asomaban con timidez del pequeño, fue en lo único que pudo enfocarse, le parecían adorables las rubias orejitas de su pequeño, le recordaba tanto a su nena cuando nació que el llanto se acumuló en los ojos del Rey. Sus mejillas rojas, piel clara y ojos carmín eran idénticos a los de Lucifer, ya entendía el enojo de Alastor a primera vista.

—Eres precioso, mi niño —susurra a su dormido bebé—. Bienvenido a esta alocada familia, príncipe.

 Bienvenido a esta alocada familia, príncipe

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

(Desaparece por otra década)

【AppleRadio】- Mini HistoriasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora