La Idol del Rock - Lumity.

Por tu futuro

Amity se despertó temprano aquella mañana, cuando las primeras luces del amanecer comenzaban a filtrarse por las cortinas de su elegante departamento en el corazón de Seúl. El diseño moderno y minimalista del lugar reflejaba la imagen impecable que había cultivado a lo largo de los años: todo en su sitio, pulcro y perfectamente organizado. Desde las líneas limpias de los muebles hasta la suave paleta de colores neutros, su hogar era un reflejo de la vida cuidadosamente controlada que llevaba.

Al estirarse en su cama de sábanas de seda, sintió el familiar peso del agotamiento en sus músculos. A pesar de su juventud, los años de trabajo incesante desde que tenía 16 años comenzaban a pasarle factura. Sin embargo, su rutina diaria no permitía un momento de debilidad. Después de todo, ella no era solo Amity Blight; era "Ami", la idol que millones admiraban.

Sin dejar que el cansancio la venciera, Amity se levantó y caminó descalza sobre el frío suelo de madera hasta el baño. El espejo devolvió la imagen de una joven de cabello lila, largo y ondulado, que caía suavemente sobre sus hombros. Sus ojos, de un color miel cálido y profundo, reflejaban una mezcla de determinación y fatiga. Respiró hondo y comenzó su rutina matutina con la precisión de un reloj. Primero, se lavó la cara con agua fría para despejarse, luego procedió a aplicar una serie de productos para mantener su piel radiante. La presión de siempre lucir perfecta era parte de su realidad diaria, y Amity no podía permitirse bajar la guardia.

Después de completar su cuidado facial, Amity se dirigió a la pequeña pero bien equipada cocina. Allí, uno de sus asistentes ya había preparado su desayuno: un plato de frutas frescas, yogur natural y una taza de té verde. A medida que comía, su mente repasaba el itinerario del día. Sabía que sería un día largo, como todos los demás, lleno de compromisos que no podía evitar.

Justo cuando terminaba su desayuno, su teléfono vibró sobre la mesa. La pantalla mostró el nombre que ella había llegado a temer: "Papá". Con un suspiro, Amity respondió la llamada.

—Amity, ¿estás lista para el día de hoy? —la voz de Alador Blight, su padre y manager, era tan cortante como siempre, sin un rastro de calidez.

—Sí, papá —respondió ella, su tono obediente y controlado. Sabía que cualquier indicio de duda podría llevar a una reprimenda.

—Perfecto. Recuerda que hoy es un día importante. La sesión fotográfica es a las diez en punto, y no quiero que llegues un minuto tarde. Después de eso, tienes la firma de autógrafos. Quiero que des lo mejor de ti, ¿entendido? No podemos permitirnos ningún error.

Amity asintió, aunque sabía que su padre no podía verla. —Entendido.

—Bien. Te veré en el estudio más tarde. —Y sin más, Alador colgó.

Amity dejó el teléfono sobre la mesa y tomó un sorbo de su té. Suspiró nuevamente, esta vez más profundo. Sentía como si cada día fuera una copia del anterior, una rutina que la estaba ahogando lentamente. Pero no podía permitirse pensar en eso. No cuando tantas personas dependían de ella, especialmente su padre.

Después de terminar su desayuno, Amity se dirigió a su vestidor, donde su equipo de estilistas ya la esperaba. Hoy, como cada día, se pondría la máscara de "Ami", lista para enfrentar el mundo una vez más.

El estudio de fotografía estaba situado en el distrito de Gangnam, un área conocida por su lujo y exclusividad. Amity llegó puntualmente, tal como su padre había ordenado, escoltada por un pequeño séquito de asistentes y su equipo de estilistas. La fachada del edificio era moderna y discreta, un reflejo del alto nivel de profesionalismo que se esperaba dentro de sus paredes.

Al entrar, fue recibida por el bullicio característico de una sesión fotográfica de alto perfil. Luces brillantes, cámaras listas y un equipo de producción que se movía rápidamente, ajustando los últimos detalles. El fotógrafo, un hombre de mediana edad con una mirada crítica y artística, la saludó con una sonrisa cordial.