Año 829
Me encontraba sentada en un suelo muy sucio. Había estado durmiendo, y, al despertarme, no reconocí dónde estaba. Era una habitación oscura de madera con la puerta cerrada, llena de polvo y suciedad, y solo había en ella una cama también mugrienta, en la que una mujer dormía. Al verla, me acordé acordé. Me llamo Evelyn, y tenía solo seis años cuando vivía en un prostíbulo de la ciudad subterránea. De la mujer no sabía casi nada, ni siquiera su nombre, solo sabía que ese día ella no tenía clientes y me había metido metido en su habitación a descansar un poco. Prácticamente nunca tenía la oportunidad de dormir tranquila, en cada una de las habitaciones la mayoría de las veces se estaba cumpliendo un servicio, y yo odio tener que ver todo eso. Algunas veces hasta los clientes empleaban la violencia, y en el peor de los casos, he tenido que huir afuera porque algún cliente quería utilizarme a mi también, quién sabía para qué.
Yo solo era una pobre niña que vivía una horrible vida en la ciudad subterránea. Gracias a Dios, al menos tenía un plato de comida (aunque frío) de día a día y un techo para dormir. Sabía que allí estaba segura, y que fuera del burdel tendría menos posibilidades de sobrevivir, pero lo que yo quería era salir de la ciudad subterránea. Aquel sitio era conocido por su insoportable aire a suciedad y terror, y yo ansiaba tanto vivir viendo el cielo, pájaros, árboles, la luz del día...
Por lo que me habían contado las trabajadoras del burdel, el mundo de fuera estaba dividido en tres muros: el muro Maria, el muro Rose y el muro Sina, de exterior a interior. La ciudad subterránea se encontraba en el muro interior, en el muro Sina, que era donde vivían los más ricos y adinerados. Nadie podía sospechar que, entre esas ciudades ricas, se encontraba semejante lugar bajo tierra.
Los muros sólo tenían un propósito: resguardar a la humanidad de los titanes. Hacía cien años, los monstruosos titanes habían devorado a casi toda la raza humana, pero un pequeño grupo había conseguido esconderse tras esos muros. En realidad, nadie sabía de qué estaban hechos ni quién los construyó, pero viendo que dentro de ellos estaban más seguros, la población humana no se interesó demasiado en investigar todo aquello.
Aparte de eso y otras pocas cosas, no sabía nada sobre el mundo que me rodeaba. Me quedaba mucho por aprender.
Permanecí sentada un rato más, pensando.
"Iré al cuarto de Mayra, a ver si está sola y tiene algo para comer". pensé.
Me levanté y procuré quitarme un poco el polvo que llevaba en el vestido, el mismo que antes le pertenecía a mi madre. A veces la echo mucho de menos y me pongo triste, a pesar de que nunca he llegado a conocerla.
Abrí la puerta lo mínimo para que me deslizase y fuera hasta la puerta del cuarto de Mayra. Estaba entreabierta, así que me metí adentro y cerré la puerta.
Mayra estaba ya despierta y sola, para gran alivio por mi parte.
—Hola, Evelyn, ¿dónde estabas hoy? — me preguntó.
—Estaba con la chica del pelo rubio, no sé su nombre. Hoy no tenía clientes. ¿Cómo te has hecho eso? —señalé preocupada al cuello de mi amiga. Tenía unas marcas muy rojas, como si le hubiese mordido un vampiro.
—Ah, eso... no es nada, es solo que a un cliente de ayer le gustaba morderme el cuello —hizo un gesto como para quitarle importancia.
Mayra había sido como una madre para mi, la recuerdo muy bien, me daba gran parte de su comida y me cuidaba mejor a mi que a ella misma. Además, contaba cosas sobre su vida anterior. En aquella época tenía apenas más de veinte años, pero por circunstancias de la vida había tenido que empezar a trabajar de prostituta.
Ella y otras mujeres habían acordado esconderme para que no viera lo que le hacían sus clientes, pero no siempre era fácil. Obviamente, desde muy pequeña he visto cosas no apropiadas para mi edad... ojalá nunca las hubiera visto. Me marcaron.
—¿Pero qué dices? No creo que debas dejar que te hagan eso. Duele —le reproché.
—No es tan fácil, cariño. Si con eso puedo darte de comer y las cosas mínimas que necesites...
Puse mi mejor cara de pena. No me gustaba nada que las que eran mis únicas amigas recibieran malos tratos por mi culpa, además de yo solo era una simple niñata.
Mayra cambió de tema:
—¿Sabes una cosa? Aquí hay una mujer que tiene un hijo de un antiguo cliente suyo, no sé si le habrás visto alguna vez, pero no creo. No sé su nombre, tiene un par de años más que tú. ¿Por qué no vas y tocas a la habitación de su mamá? Es la de Kuchel.
Me sorprendí considerablemente, ¿un niño de mi edad allí? Le dí las gracias a Mayra y la abrazé con cariño, y después salí como antes y, sigilosamente, recorrí el pasillo hasta llegar a una puerta en la que ponía "Kuchel"
2° capítulo ya publicado!! Gracias por leer :3
Nos vemos en el próximo cap 😽
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Pinky Promise || Levi Ackerman
FanfictionEn un pasado remoto, Evelyn Linner conoció a Levi Ackerman en la ciudad subterránea, siendo todavía niños. Cuando Kenny va a buscar a su hermana pequeña, Kuchel, y descubre que está muerta, decide criar a Levi y a Evelyn. ¿Qué pasará cuando Levi y...