Desperté, sintiendo un fuerte y horrible dolor entre la barriga y el pecho.
¿Dónde estoy?
Me incorporé un poco, soltando un gemido de dolor al momento. Miré hacia abajo, y casi me desmayé al verme. Tenía toda la camisa blanca manchada de sangre, que no paraba de salir preocupantemente de mi costado. Me mareé un poco. La cabeza me daba vueltas, no recordaba qué demonios había pasado ni dónde me encontraba. Entrecerré mis ojos y, después de acostumbrarme a la oscuridad, observé el lugar.
Estaba en una calle completamente desierta de la ciudad subterránea. Al ver el lugar, recuerdos de lo que había pasado volvieron a mi mente. Levi, Isabel, Farlan y yo huíamos de los oficiales de la Legión de Reconocimiento, cuando salieron de la nada unos tres tipos de la Policía Militar y me atacaron, clavándome algo muy afilado. Vi que una cuchilla de las que ellos utilizaban estaba a mi lado, manchada de mi propia sangre. El suelo sobre el que estaba sentada estaba lleno de un gran charco de sangre. Me mareé otra vez al ver tanta sangre, roja y brillante, que además era mía.
Intenté levantarme, pero las piernas me temblaban descontroladamente y temía empezar a desangrar más si me movía. Empezé a ponerme nerviosa. ¿Qué hora sería? A juzgar por la casi nula claridad del lugar, parecía ser de noche, claro que difícilmente aquí se podía averiguar.
En ese instante, vi cómo cuatro hombres giraban una esquina de la siguiente calle y parecían querer ir para hacia otra calle, pero uno de ellos, bajo, robusto y de pelo castaño me señaló discretamente y todos se giraron en dirección hacia mi.
Me empezé a asustar.
Dos de ellos eran altos, uno rubio y otro de pelo negro, mientras que sus dos compañeros eran morenos y canijos. No tenían buena pinta, después de vivir aquí desde que tenía uso de razón, sabía diferenciar entre los que no me causarían problemas y en los que me quizá me intentarían atacar o robar.
No llevaba nada encima, excepto una navaja que tenía un gran valor emocional para mí y que me la regaló Levi. Supuse que, si se empeñaban, tendría que dársela, no había opciones de que pudiese vencerlos siendo uno contra cuatro, y, además, estaba herida casi de muerte.
Intenté levantarme un poco más, pero mis piernas no querían ayudarme, permanecían inmóviles y solo podía estar sentada y con las piernas estiradas. La sensación se volvió más fuerte y reprimí un grito de dolor.
―Ey, pequeña, ¿Qué te ha pasado? ―se bujó el cabecilla, quien antes me había señalado. Me enfurecí inmediatamente. ¿Cómo se atrevía a llamarme "pequeña"?
Yo estaba dispuesta a darles mi navaja si la querían, pero una sombría vocecita en mi cabeza me previno que quizá fuesen algo peor que ladrones.
El gordo se paró en seco justo delante mía.
―¿Es que no puedes levantare, nena? Vamos, haznos el favor... ―rió ―levántate para nosotros...
Puse mi mejor cara de odio y volví a sentir muchísimo dolor en mi pecho.
―¡Argh!
El gordinflón volvió a reír escandalosamente. Sus amigetes llegaron hasta él y le imitaron como estúpidos.
―¡Vamos, pequeña zorra!
¡No sabía que mierda hacer! Si nadie me atendía urgentemente, esto podría ser mortal.
Justo cuando iban a ponerme la mano encima, vi cómo alguien, a quien no podía ver a causa de la oscuridad, se abalanzaba sobre mis acosadores y los eliminaba en cuestión de pocos segundos. Quizá es mejor que no cuente las barbaridades que les hizo, pero le reconocí al instante.
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Pinky Promise || Levi Ackerman
FanfictionEn un pasado remoto, Evelyn Linner conoció a Levi Ackerman en la ciudad subterránea, siendo todavía niños. Cuando Kenny va a buscar a su hermana pequeña, Kuchel, y descubre que está muerta, decide criar a Levi y a Evelyn. ¿Qué pasará cuando Levi y...