Pinky Promise || Levi Ackerman

10 . Erwin propone

Levi's pov

-¡¿Qué?! ¡¿De la Legión?! -gritó Farlan, extrañado.

-¿Estás seguro? -preguntó Isabel.

-Sí -asentí -En el instante en que nos hemos cruzado, he visto el emblema en la espalda. Tú lo has visto también, ¿verdad, Eve? -Giré la cabeza hacia mi amiga. Aún con el pelo castaño completamente al viento, se veía muy hermosa.

¿Por qué pienso en eso ahora?

-Sí, lo he visto. Eran las alas de la libertad -susurró con voz soñadora.

-Los de la Legión de Reconocimiento son los que luchan con los titanes fuera del muro, ¿verdad?

-Se forjan en el combate, es normal que sean diferentes -Mientras, seguíamos volando, con los perseguidores detrás.

-Tsk, paso de tener nada que ver con ellos, pero, vista la situación, no será fácil darles esquinazo -Menuda mierda, y todo por que a los peñazos de la Legión les había dado la gana venir hasta aquí. ¿Por qué justo hoy?

Miré hacia atrás, nos seguían a gran velocidad. A este paso, llegaríamos a la pared del final y nos capturarían.

-¡A mi no me ganan esos estúpidos! -chilló Isabel, otra vez con su sonrisa traviesa plantada en el rostro -Lo lamentarán, hasta el último de ellos.

-Seguro. Si nos pillan, fijo que nos confiscan el equipo. Y aunque no nos castiguen, nos traerá complicaciones -dijo Eve. A mi lado izquierdo y un poco más atrás, Farlan se pasó una mano por la sien, con aspecto preocupado.

-Saben lo que hay que hacer, ¿no? - pregunté.

-¡Claro!

-Por supuesto.

-Que sí, que sí.

Salimos los cuatro disparados en distintas direcciones, todos hacia abajo. El plan era escabullirse entre las múltiples callejuelas de la ciudad, para hacerles perdernos de vista. Pero algo fuera de lo previsto nos desbarató los planes.

Volaba a gran velocidad entre casas y calles muy estrechas, intentando de vez en cuando ver si los de la Legión todavía nos seguían desde arriba.

Entonces escuché un grito. De una mujer.

Inmediatamente se me vinieron a la mente recuerdos de mi madre, de cuando la maltrataban, le pegaban, pero, lógicamente, ahora no podía ser ella.

Y sin embargo, aquel grito estremecedor consiguió que se me pusieran los pelos de punta.

Evelyn, Isabel, Farlan, ¿están bien?

Decidí seguir el camino por el que había escuchado el chillido. Seguí volando entre las calles y la gente que pasaba, pero estaba tan acostumbrado ha volar entre la multitud que ni me importaba. Solo quería saber quién demonios había gritado, y si era alguna de mis amigas la que estaba en peligro.

En cuanto giré una esquina a toda velocidad, me encontré a tres oficiales de la policía militar, de pie, en el tejado de un bajo, y en cuanto me vieron, saltaron hacia mi con sus equipos de maniobras tridimensionales.