No se quitaría esa loca sensación de felicidad en mucho tiempo. Sentía aun los dedos de H rozando su piel, con dulzura y afecto. Y su sonrisa no se borraba. Era imposible que se fuera es curva de alegría.
No dejaba de pensar en lo que acababa de suceder. ¡H le había tomado la mano! Y así habían permanecido hasta que fue momento de alejarse.
Caminaba con entusiasmo, dando saltitos y suspirando cada vez que se acordaba del momento en el que sus manos se habían entrelazado. Su casa no estaba lejos de la escuela, así que tardaba poco en entrar en esa zona de comodidad que era su hogar.
Pero ese día tardó más que nunca.
-¡Hey, Tomlinson!- Esa voz ruda y de pesadillas, acompañada de risas y pasos sumamente apresurados.
Ni siquiera alcanzó a voltearse que ya los tenía encima. Eran 5, demasiado injusto si pensaban enfrentarse a él. Los miró, levantando la vista, pues todos eran más altos que él.
-¿Desde cuando eres un héroe?- Habló quien sería el líder del grupo, un muchacho rubio, y de compostura grande. -¿Golpeaste a John para salvar al gay ese?
-Eso es porque Tomlinson también es gay...- Carcajadas brotaron de lo profundo de sus gargantas luego del comentario de John, el bravucón que Louis había noqueado.
-¿Eso es cierto? ¿Y te gusta ese niñito dos años menor?
-Em-Eh.
-¿Eso es lo único que sabes decir?- Fue empujado por el rubio de gran tamaño. -¿Qué ocurre? Ya no te atreves a pegarle a John.
-No. Porque es un cobarde que se esconde detrás de tu y tu cuerpo de hipopótamo.- Sus palabras salieron como un impulso alocado. Quizás eran las pocas ganas que tenía de ser atormentado, quizás era que estaba demasiado feliz para soportar esos abusos. Quizás era que no quería borrar esa sonrisa, y ese comentario lo hizo sonreír aun más.
-¡Oh, va a ser mejor que corras si no quieres morir!
Louis no era veloz, sus cortas piernas lo hacían dar pasos pequeños, pero la adrenalina, y el deseo de sobrevivir lo hacían romper todos sus récords.
Pero sus esfuerzos fueron inútiles cuando un cuaderno lanzado por los abusivos alcanzó su cabeza y lo hizo caer. Haciendo frente a aquellos que venían a fastidiarlo, soportó cada golpe, raspón y rasguño. Moretones quedaron marcados en cada parte de su frágil cuerpo.
-¿Felices?- Su aguda voz salió con toda la fuerza que pudo encontrar dentro suyo. Comenzó a levantarse, apoyando su mano derecha sobre el suelo de la calle. -¿Qué se siente ser tan hombre que necesitas 5 como ustedes para dejar inválido a un gay? Muy masculino.
Los otros que comenzaban a irse se voltearon y regresaron a donde Lou estaba tirado.
-Se siente muy bien.- Dijo el rubio.
Con ira y maldad pateó el brazo derecho de Louis, haciendo que se quebrara su hueso. El grito desgarrador lastimó sus oídos, cayó de cara al suelo al perder su sostén y los demás corrieron mientras se burlaban.
Permaneció en la vereda, arrepintiéndose de haber hablado. Podría arrastrarse, pero mancharía el poco orgullo que conservaba. Con su otra mano logró sentarse. Y con paciencia se paró.
Un auto se frenó a su lado y él miró de reojo mientras intentaba llevar de alguna manera cómoda ese brazo roto.
-¡Louis! ¿Qué sucedió contigo?- Miró más detenidamente y se encontró con su profesor de Literatura. Y como una represa con agua, una que lleva aguantando mucho tiempo, por fin se quebró y lloró sin pena.
El profesor bajó del auto y corrió a su lado para sujetarlo con sus brazos.
-Tranquilo, todo esta bien.
Cuando sus espasmos terminaron y por fin se calmó, el maestro lo invitó a subirse al auto y lo llevó al hospital, tenían que curar ese brazo. Aguardaron sentados en la sala de esperas, en silencio hasta que el adulto decidió hablar.
-¿Qué fue lo que pasó?- La mirada del joven estaba perdida en un cuadro, y no pensaba cambiar ese punto de vista. Tampoco quería hablar se eso. -Louis, por favor. Se que no hablas, pero quiero saber que te sucede. ¿Porque no hablas de una vez?- Lo observó con desdén. -¿Quién te hizo esto?
-Los del equipo de rugby.
-Bien. ¿Y sabes porqué?
-Porque soy gay, supongo.- El maestro tragó saliva.
-¿Seguro que eres gay? ¿O es solo que crees que lo eres porque así te llaman tus compañeros?
-Si, soy gay y estoy enamorado de un chico. ¿Algún problema con eso?- No le respondió, ya que justo el doctor que lo atendería lo llamó a su consultorio.
Al salir su maestro no estaba.El lunes fue a clases. Cargaba un pesado yeso blanco en su brazo, y la pena en su corazón. Las clases fueron como siempre, acompañadas de algunas molestias y burlas. En la hora de Lengua se disculpó de sus actitudes soberbias, egoístas y malas que había tenido con su profesor.
Era el último recreo y decidió ir al baño. Quería llorar, pues ya estaba cansado de sus compañeros de curso.
Se encerró en el cubículo y maldijo por ser incapaz, ahora, de escribir.
-Lou, ¿estás ahí?- Un profundo silencio. Ya no quería volver a hablar nunca. -Me han dicho que atacaron... Y todo por defenderme. Lo siento.- H estaba preocupado porque su amigo no le respondía, ni siquiera con un papel higiénico. -Respondeme, Lou. Por favor.- Parecía que iba a empezar a llorar.
El castaño mostró su brazo roto por debajo de la puerta dando a entender que no escribía sus respuestas por culpa de ese objeto que lo inmovilizaba.
-¡Dios! No sabía que esos animales te habían hecho eso. Cre- creí que te habías enfadado conmigo y por eso no me escribías.- Suspiró.- ¿Cuantos meses te quedarás con eso?- Louis azomó su otro brazo, el izquierdo, mostrando 2 dedos. -¡Vaya! Hasta fin de año. Ojalá no estés en la graduación con eso.- Se quedaron callados. Louis no sabía como expresarle a H que quería que dejara una marca en el yeso. Pero pareciera que podían comunicarse mentalmente porque en seguida H habló. -¿Te puedo firmar?
Lou mostró su yeso un instante más. H sostuvo su brazo y escribió. Al terminar acarició los dedos que se azomaban por lo que cubría esa parte de su cuerpo. Un calor que erizó sus vellos e hizo vibrar sus huesos. Louis leyó mentalmente sus palabras gravadas en lo blanco que lo envolvía.
Mejórate pronto, porque voy a extrañar tus faltas de ortografía.
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Amor se escribe con H. (Larry Stylinson)
FanficLas cosas importantes, las únicas cosas importantes que existen en el mundo, se escriben con H, y, por el contrario, se escriben sin ella las infinitas cosas que no tienen importancia. Basta con repasar el diccionario. Busquemos las cosas trascenden...