Capitulo 1

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Noche ajetreada

Kara despertó con un horrible dolor de cabeza, aunque eso no evitó que notara que no estaba en su departamento. Miró a su lado y lo notó vacío. Frunció el ceño hasta que escuchó abrirse la puerta.

"Tienes que irte". Una chica castaña le lanzó sus pantalones y los boxers.

Kara, aún desorientada, se vistió con lo lanzado y empezó a buscar su top y camiseta. Se los puso y comenzó a buscar sus zapatos.

La misma chica apareció con sus zapatos en la mano.

"Ya he llamado un taxi para que te vayas". Se los tendió y, sin perder un segundo, empezó a empujarla hacia la puerta.

Cuando salió, notó que había dos taxis. La chica metió unas maletas en el segundo y se giró hacia ella. Kara le sonrió.

"Soy Kara, ¿y tú?". Le tendió la mano, casi esperando que la chica se la estrechara y le dijera su nombre, pero en su lugar, la chica negó con la cabeza.

"Adiós, Kara". Se metió en el taxi y se fue. Kara se metió en el suyo y dio su dirección.

Llegó unas dos horas después y se dirigió a su piso. Entró y se tiró en el sofá, tocándose la cabeza. Sintió una mordedura en su mano y miró a su conejo, Nico, que estaba mordiendo su mano.

"¿Tienes hambre?". Acarició su cabeza y se levantó. "Venga, toma". Le echó su comida y agua en los cuencos, y el conejo se dispuso a comer. "Ya estás gordo, Nico". Lo miró; ya no quedaba nada de aquel conejito negro y chiquito que había rescatado de aquel perro. Ahora, era una gran bola de pelos con orejas, casi como un cachorro pug.

Kara suspiró y se dirigió a la ventana. Una vez que los rayos de sol empezaran a pegarle, se sentiría mejor y con más energía. Se recostó contra la pared y cerró los ojos.

(***)

Gruñó cuando escuchó que tocaban la puerta. Miró con su visión de rayos X; era Mon-El. Se levantó y, arrastrando los pies, fue hasta la puerta y la abrió.

"Vaya, te ves del asco", se burló, y Kara gruñó mientras se tiraba en el sofá.

"¿Quién me dejó beber tanto?", preguntó, y Mon-El se rió.

"Creo que ya eres lo suficientemente grande para tomar tus propias decisiones", se burló, y Kara le sonrió.

"¿Qué clase de amigo eres al dejarme ir con una desconocida a su casa?", preguntó, y Mon-El rio.

"Perdona, pero yo estaba con gemelas y fue un K.O. para mí", explicó con diversión, y Kara negó.

"Al menos tú sí debes recordar sus nombres", bufó ella, y Mon-El se rió.

"¿Dices que tú no?", Kara negó y él negó con diversión. "¡Por Rao, Kara, dime que te emborrachaste!". Kara lo miró y él rió. "Bueno, al menos esto pasó un fin de semana y no durante la semana. ¿Qué diría Slane sobre esto?". Estalló en risas y Kara rodó los ojos, pero le sonrió; Mon-El era casi como su hermano.

"Cállate, idiota", dijo, y Mon-El la miró.

"¿Los rayos aún no hacen su efecto?", preguntó, y Kara puso los ojos en blanco.

"Recuerda que el dolor de cabeza desaparece luego de un laaaaargo rato", bufó ella, y Mon-El estalló en risas. Kara lo miró molesta.

"Oh, vamos, tú hubieras hecho lo mismo", replicó, y Kara sonrió sabiendo que era cierto. "Bien, a lo que vine: Alex te necesita en el DEO". Kara entrecerró los ojos.

"Agh", se quejó.

"¿Quién te manda a beber tanto?", se burló, y Kara le lanzó una almohada.

Este sería un largo día.

Hola Super Papá, digo mamáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora