Temporada 2. 00

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—Vamos a dar un paseo —dijo Hanbin con una sonrisa brillante.

Hao no tardó en cambiarse de ropa, sintiendo una mezcla de nervios y alegría en el estómago, como si fuera la primera vez que lo invitaban a salir. Salieron caminando juntos por las calles.

Parecían dos tontos enamorados; Hanbin no paraba de reírse de los chistes malos de Hao, y este no podía dejar de mirarlo atentamente mientras hablaba, cada palabra que salía de la boca de Hanbin era una clase de bendición.

El frío era cada vez más intenso, Hanbin, al ver la nariz roja de Zhang Hao y su ligero temblor, decidió llevarlo a una cafetería cercana. Al entrar, el aire caliente los hizo sentir más cómodos.

—Este lugar es mi favorito —comentó Hanbin mientras pedían algo caliente para beber

—¿En serio?— miró alrededor— ¿un lugar con triángulos por todos lados?

—JAJAJA, sí...  aunque debo admitir que para mí el café de aquí tiene sabores muy extraños

—Siempre fuiste así

—¿Así?

—Raro

Hanbin echó a reír, mientras le decía que tenía razón.

Luego de pasar una agradable tarde, Bin acompañó a Hao de vuelta a su casa, quién no quería que esa tarde terminara.
Se pararon frente a la puerta.

—Vamos, entra, tenemos que ir a la universidad mañana —dijo Hanbin, con una sonrisa grande que hacía que sus ojos se achinaran.

Pero el otro no lo soltaba. Sus manos seguían entrelazadas, y por unos segundos se quedaron en silencio cuando unas personas pasaron cerca, observándolos con mucha curiosidad. Hao contuvo la risa, y en ese instante de distracción, aprovechó para acercarse y robarle un piquito a Hanbin.

Con una sonrisa inocente, se despidió rápidamente y se metió en su casa, soltando su mano.

Hanbin se quedó paralizado en la entrada, con los ojos abiertos y el corazón latiéndole como un tambor. Cuando se recuperó, levantó la mano para despedirse mientras Hao lo saludaba desde la ventana del segundo piso riéndose por lo tonto que se veía tras el beso robado.

Cuando Hao se giró, se pegó un susto. Su madre estaba allí, observando con las cejas ligeramente levantadas, aguantando la risa.

Una vez en su habitación, Hao se dejó caer en la cama, con una sonrisa que no podía borrar de su rostro. Sacó su teléfono y comenzó a enviarle mensajes a Hanbin sin parar.





In the end you were my soulmate [Haobin]Where stories live. Discover now