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En cuestión de minutos, Riku abandonó el edificio con la nariz sangrando, un labio cortado y posiblemente un diente menos.
Me acerqué a Megumi, que todavía intentaba respirar con normalidad y pude notar que sus manos temblaban un poco.
Cuando mis amigos me vieron ir hacia el, ellos se apartaron y fueron a por algo de hielo para él.

—Megumi, ¿estás bien?
—Si.
—Le has dado un buen golpe, ni siquiera yo pude hacerle sangrar de un solo puñetazo.

Me senté a su lado y pude sentir un peso sobre mi hombro, me asusté un poco pero todo cambió cuando noté su respiración comenzar a relajarse.

—Gracias, de nuevo.
—No tienes que darlas, te dije que me ocuparía de él.

Su voz salía casi en un susurro, pero con el silencio de la escuela vacía podía escucharlo perfectamente.
Nos levantamos antes de que empezase a venir la gente y fuimos juntos a clase después de que los demás hubiesen llegado con el hielo que puso en su cuello.

—Tranquilo, Yuuji, no me duele nada.
—¿Seguro? Nobara y yo podemos ir a por más.
—Seguro, muchas gracias.

De una manera o de otra, Yuuji había conseguido sentarse al lado del niño emo, dejándome a mi solo, así que había convencido a Megumi de sentarse conmigo.
Ese día ni siquiera me quedé dormido, solo quería admirar la belleza de Megumi, sin que se diera cuenta, claro.

—¿Tengo algo en la cara?

Bueno, eso de sin que se dé cuenta era mentira.

—Si...¡Si! Tienes algo de tinta justo aquí.

Pude ver sus mejillas colorearse de rojo mientras intentaba quitarse la "mancha de tinta de su cara"

—¿Ya está?
—Si, ya se fue.

Pude notar que tenía unas ojeras algo notables, lo que me preocupó un poco.
Cuando comenzó el descanso fuimos todos, incluidos mi hermano y el niño emo, hacia nuestro sitio de siempre para comer tranquilos.
Nos sentamos para comenzar a comer y cuando miré a Fushiguro me di cuenta que estaba prácticamente dormido, con su cabeza hacia abajo.

—¿Cómo diablos se durmió tan rápido?—Preguntó Nobara.
—Estará cansado, después de lo que le pasó, yo también lo estaría.

Todos estuvieron de acuerdo con Yuta.
Con cuidado de no despertarlo, me puse detrás de él para que apoyase su espalda en mi pecho, y de repente el ceño fruncido que tenía se convirtió en una expresión realmente relajada.

—¡Son demasiado bonitos! —Gritó Nobara en un susurro, mientras agitaba a Inumaki.
—No grites, vas a despertarle, y como eso pase matarás a Sukuna de la vergüenza.
—Gracias por la comprensión, Maki.

El descanso terminó y cuando intenté despertar a Megumi sentí como se aferraba a una de mis manos, que tenía en su rodilla.

—Cinco minutos más...

No pude evitar reír y eso causó que por fin despertase.
Pude ver de nuevo esos ojos zafiro y sus mejillas sonrojadas.

—No he dicho nada, vamos.

No quise avergonzarle más y fui tras él. Los demás ya se habían ido y nos dejaron a ambos solos.

...

Las dichosas clases terminaron y por fin podríamos ir a nuestros hogares, miré a Megumi, que nos esperaba a todos en la puerta ya que era el más rápido.
Salimos de la escuela y pude ver que Yuuji se acercaba a mi con nerviosismo.

—Oye, iré a comer a casa de Jun, díselo a mamá.

Alcé una ceja y pude ver al chico emo esperando con una sonrisa tímida.

—Oye, Megumi, ¿por qué no vas a comer a casa? Luego de comer iremos Jun y yo y podemos hacer algo todos juntos.

Miré a mi hermano con el ceño fruncido, yo mismo me hubiera invitado si hubiera sabido que él no estaría en casa.

—No lo sé, Yuuji, solo si no hay alguna molestia con que me qued...
—No hay problema, puedes venir.
—¿De verdad?
—Claro.

Nos despedimos de Yuuji, y pude ver como le chocaba los cinco a ese niño...¿Junpei?

—¿Seguro que no es una molestia?
—De verdad, no hay ningún problema.

Me he percatado que desde que Megumi apareció en mi vida, cada vez voy pareciéndome más a un jodido algodón de azúcar.
Cuando llegamos a mi casa y abrí la puerta, llamé a mi madre.

—Mamá, Yuuji se quedará a comer en casa de un...¿amigo?
—Así es, me lo dijo hoy en la mañana.

Mi madre miró hacia Megumi y este hizo una pequeña reverencia.

—Hola, soy Fushiguro Megumi, es un placer.
—¡Así que tú eres Fushiguro! Sukuna se negó a enseñarme una foto de ti,¡eres muy lindo!

Miré a mi madre con mala cara y carraspeé para llamar su atención.

—¡Lo siento! Olvidé presentarme, puedes llamarme Nisuka, cielo.
—Iré a servir la comida, puedes sentarte ahí, Megumi.
—Puedo ayudar si desea, señorita Nisuka.

No pude evitar reír después de escuchar a Megumi llamando "señorita" a mi madre, para mi desgracia, esa misma señorita decidió lanzarme su zapato justo en la cabeza.

—No te rías, niño insolente. Fushiguro, cariño, puedes llamarme Nisuka a secas, deja las formalidades. Igualmente, tú siéntate y esperemos a que Sukuna nos ponga la comida, me apetece hablar contigo.
—Oye, no soy vuestro esclavo.
—Tú a callar, estoy hablando con él.

Suspiré y volví a prestarle atención a la comida.

—Bien, Fushiguro, ¿entonces eres el novio de mi jovencito rebelde?

Sus mejillas se volvieron totalmente rojas mientras negaba con la cabeza.

—Yo, yo... no, solo soy su amigo, ¡no somos nada!
—¡Lo siento! No quería incomodarte, pero Sukuna lleva sin traer a nadie a casa años, y se me hizo lindo que te invitase a ti. Háblame de ti, chico.
—Pues...soy medio Francés, ya que mi padre es de Japón, pero no lo he conocido nunca. También me gustan los animales.
—Eres un chico interesante, Fushiguro, me gusta tu presencia.

Cuando llegue con la comida ambos se quedaron callados y les miré con mala cara.

—¿De qué hablaban?
—De nada importante, ya sabes, soy una mujer muy habladora.

Miré a Megumi, que miraba su plato de comida con un gran sonrojo en la cara.

—Bueno, pues a comer...

—Bueno, pues a comer

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𝑻𝒉𝒆 𝒑𝒊𝒆𝒓𝒄𝒊𝒏𝒈 𝒃𝒐𝒚 | 𝖲𝗎𝗄𝗎𝖿𝗎𝗌𝗁𝗂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora