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—No tenías que devolverla, tonto.

Volvió a encogerse de hombros y se quedó en la puerta, con el rostro inexpresivo.

—Ven, pasa.

Le agarré de la mano para que entrase y ambos fuimos hasta el sofá donde los demás se encontraban.
Estuvieron hablando casi una hora más, hasta que Maki habló.

—Nosotros tenemos que irnos, ya es de noche...además, Toge se está quedando dormido.

Todos miramos a Inumaki, que estaba con su cabeza en el hombro de Yuta, casi dormido, mientras que este le acariciaba el cabello.

—Pues, nos vemos.

Todos salieron de la casa, menos Megumi, que seguía sentado.

—Yo también debería irme.
—¿Por qué no te quedas? No dejaré que vayas solo a tu casa, y está muy lejos como para ir allí y volver.
—No quiero ser una molestia.

Pasé una mano por encima de su hombro y le guié hasta mi habitación.

—¿Qué tienes?
—¿Yo? Nada.
—Claro que si, no has dicho ni una palabra desde que has llegado.
—No sé de qué hablas.

Levanté una ceja intentando recordar todo lo que esa misma tarde había dicho, pero no encontraba nada que podría haberle molestado.
Suspiré y abrí el armario para darle una camiseta y un pantalón.
Lo agarró mirándome de reojo y al ver que no me iba, comenzó a quitarse la camiseta que traía puesta.
Y casi me ahogo con la saliva al ver el tatuaje que tenía en parte de su hombro y espalda. Un dragón con una frase que no entendía, ya que estaba en francés.

—¿Vas a dejar de mirar o voy a tener que arrancarte los ojos?
—Vaya, si que eres agresivo.

Me di la vuelta hasta que escuché como se volvía a sentar en la cama, así que me quité mi propia camisa y me senté a su lado.

—¿De verdad no me contarás lo que te pasa?
—Te dije que no me pasa nada.

Comencé a pasar mi mano por su espalda a la vez que me acercaba a su cuello para comenzar a dejar besos en este.

—¿Qué haces?
—Nada.

Soltaba leves suspiros mientras llevaba su cabeza hacia un lado, dejando más espacio.
Después de unos minutos, vi que Megumi seguía con el ceño fruncido.

—Está es la última vez que te lo pregunto, ¿qué tienes?

Vi como se movía para ponerse a horcajadas sobre mi, escondiendo su cara en mi cuello.

—¿Fushiguro?
—No me llames así, no lo hagas.

Sentí su aliento en mi cuello, yo acariciaba sus caderas y cintura.

—¿Quien es Nuka?

No pude evitar reír al escuchar a Megumi decir eso, no imaginaba que fuese una persona celosa.

—¿Acaso estás celoso?
—No lo estoy.
—Nuka era una compañera de clases, se obsesionó conmigo y en ese momento comenzó a mandarme cartas, regalos y más cosas con la esperanza de que saliera con ella. No voy a mentir, era linda, pero no era mi tipo. Luego comenzó a venir a casa para dejar regalos y la he rechazado mil veces, pero aún así la única manera de que me deje en paz por un tiempo es diciéndole "lo siento, debo irme, luego te llamo". De echo, ni siquiera tengo su número.

Sentí como se llevaba las manos a su cara e intentaba volver a sentarse donde estaba, pero antes de que se moviera le obligué a mirarme.

—Ya te lo he explicado, ¿puedes darme un beso ahora o seguirás enfadado?
—Sigo enfadado.
—¿¡Ahora por qué!?
—Por ladrón.

Le miré confundido y recordé aquel dibujo mío que había encontrado en su escritorio el día que fui a su casa.

—No soy un ladrón.
—Lo eres.
—Está bien, lo siento.

Me miró a los ojos y dejó un beso en mis labios.

—¿Eso significa que me perdonas?
—Tómalo como quieras.

Sonreí y lo apretujé en mis brazos, en serio, su presencia me drogaba y me convertía en una clase de peluche que necesitaba abrazarle y besarle todo el rato.

—Maldición, Megumi, por tu culpa se me está yendo lo gangster.

Él solo pudo sonreír y besé sus labios, dando comienzo a un beso más húmedo de los que antes habíamos tenido.
Mi agarre en su cintura se hizo más fuerte, mientras que él solo buscaba alguna manera de acercarse aún más a mi. Acaricié su espalda, que se arqueaba un poco cada vez que la rozaba, cosa que se me hacía algo adorable.
Después de estar un rato así, nos separamos para tumbarnos en la cama, sus labios estaban hinchados y rojos.
Su cara estaba a escasos centímetros de la mía.

—Eres realmente hermoso, Megumi.

Pude ver como su rostro se ponía rojo de la vergüenza, dándose la vuelta para darme la espalda.
Me acerqué a él y le volví a abrazar por la cintura, pegándolo a mi.

—Sukuna...¿eso que estoy sintiendo es lo que creo que es?
—Solo ignóralo, se pasará rápido.
—Dios...

Después de un rato, pude notar que Megumi ya estaba totalmente dormido, así que le abracé con más fuerza antes de dejarle un beso en la cabeza.

—Buenas noches, Gumi, te amo.

...

El reloj marcaba las 4:36am cuando un codazo de parte de Megumi me despertó. Cuando me incorporé pude ver que seguía profundamente dormido.

—Sukuna...

Le miré con una ceja alzada y no pude evitar reír, si hablaba en sueños esto sería realmente interesante.

—Más, Sukuna...
—Megumi, eres todo un pervertido, se nota que tienes las hormonas revolucionadas, niño.—Dije en tono de burla, literalmente tenía la misma edad que él.

Me levanté de la cama y fui hacia la puerta para ir a buscar un vaso de agua.

—Mon amour.

Abrí los ojos con sorpresa y solo pude celebrar silenciosamente antes de ir corriendo a la cocina.

—¡Lo conseguí! Realmente eres todo un ganador, Sukuna.

Después de beber un poco de agua volví a mi habitación y me tumbé al lado de Megumi como antes lo había echo.
No se que tenía ese Francés con cara de pocos amigos, pero definitivamente sabía que me había robado el corazón, y que no me lo devolvería nunca más.

FIN

Y aquí el final de la historia, seguro que haré algún extra que incluya un poco de la vida de otros personajes de esta historia

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Y aquí el final de la historia, seguro que haré algún extra que incluya un poco de la vida de otros personajes de esta historia. Espero que les haya gustado mucho!

Mimi

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𝑻𝒉𝒆 𝒑𝒊𝒆𝒓𝒄𝒊𝒏𝒈 𝒃𝒐𝒚 | 𝖲𝗎𝗄𝗎𝖿𝗎𝗌𝗁𝗂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora