capítulo 4 : sospecha

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Cada vez que llegaba a mi hogar, con los obsequios en la mano, el dolor me invadía y las lágrimas brotaban sin control. Al recibir sus mensajes, una mezcla de rabia e impotencia se apoderaba de mí. Sin embargo, debía reconocer que no era justo culparla; nuestra relación se había desarrollado en la clandestinidad, pues nadie debía enterarse de que ambas éramos lesbianas.

El temor más profundo que me atormentaba en aquel entonces era que mis padres descubrieran nuestra relación, temiendo convertirme en una decepción para ellos.

Mi romance con Lyon se extendió desde el 14 de junio hasta el 5 de agosto, día en el cual ella decidió poner fin a nuestra relación.

Mi corazón se desgarró en mil pedazos.

A pesar de que me repetía que no debía ilusionarme, fue precisamente lo que hice: me enamoré perdidamente de Lyon.

Pasó un mes y aún no lograba superar aquel desamor. En ese periodo, conocí a una joven llamada Mariannys, y yo comencé a salir con ella.

Lo admito, no por verdadero interés, sino por despecho; deseaba erradicar a Lyon de mi corazón, aunque cada día se tornaba más difícil.

Lyon me reveló, tiempo después, que tenía una nueva pareja, y esa noticia me destrozó hasta lo más profundo de mi ser. Lloré amargamente, sintiéndome desgarrada al pensar en lo rápido que había encontrado a alguien más.

Comencé a atormentarme con la idea de que quizás ya la había conocido antes de mí o incluso durante nuestra relación, aunque con el tiempo comprendí que tales pensamientos eran infundados.

Con el paso del tiempo, en diciembre recuperamos nuestra comunicación cercana. Ella me preguntó si deseaba retomar lo nuestro, y yo, ciega por el amor que aún sentía, respondí afirmativamente. Sin embargo, debía aceptar y compartir su afecto conmigo y con su otra novia. Mi falta de autoestima me llevó a aceptar esa situación, pero cada día me sentía más miserable al pensar que las mismas palabras de amor que me dedicaba también eran dirigidas a la otra.

Noche tras noche, me atormentaba la idea de quererla solo para mí. No quería compartirla con nadie más.

Se acercó su cumpleaños, el 19 de enero, y a la medianoche fui la primera persona, aparte de su madre, en felicitarla. La tristeza invadió a Lyon al saber que su otra novia no le había expresado sus buenos deseos, lo que provocó en ella un llanto desconsolado mientras yo intentaba ser fuerte ante su dolor.

El día transcurrió y decidí sacarla de su hogar. Lyon detestaba celebrar su cumpleaños. Recuerdo haberle comprado una barquilla y llevarla al Arco; sin embargo, en mi interior reinaba una profunda tristeza al percibir que sus pensamientos estaban centrados en otra persona. A pesar de mis esfuerzos por hacer de su día algo especial, me sentía vulnerable y desolada.

Aquel día pasé momentos íntimos con Lyon; mis piernas temblaban tanto como las suyas. A pesar de todo, disfruté de su compañía hasta las cinco de la tarde. Sin embargo, sus amigas hicieron de ese día un verdadero desafío para mí.

En casa de Lyon, cada vez que intentaba tomarme una foto con ella, sus amigas se interponían obstinadamente, lo que alimentaba mi frustración y rabia.

En esos instantes sentía que mi amada Lyon no defendía nuestra relación como esperaba.

"Amor, tomémonos una foto juntas". Es lo que me habría gustado escuchar.

Después de repartir la torta, mi malestar se intensificó al ver cómo ella permanecía pendiente de su otra novia a través de WhatsApp. Esa situación me llenaba de impotencia y dolor.

Sentía una rabia que me consumía aún más. Finalmente, decidí irme después de recoger mis cosas. Me despedí de la madre de Lyon, le dije que me iba y, con esa ira en el pecho, salí.

En ese momento, me di cuenta de que había actuado mal, ya que me fui con un sentimiento de enojo. Cuando Lyon se dio cuenta de que me marchaba, abrió el portón y me tomó de la mano para abrazarme. En ese instante, casi la beso, mientras notaba que toda su familia nos observaba, preguntándome si se habrían dado cuenta de lo que éramos.

Con el paso de los días, la madre de Lyon comenzó a escribirle a mi padre, expresando que no quería que yo volviera a encontrarme con Lyon, porque veía algo extraño en nuestra relación.

amor ,dolor y sufrimiento Donde viven las historias. Descúbrelo ahora