Seis: Una Cruda

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Me despierto con una migraña terrible. Al abrir los ojos, siento que la cabeza me va a explotar por la luz del día. A pesar del dolor, salgo de mi cama y reviso la hora; son más del mediodía. Me digo mentalmente: "No me vuelvo a dejar convencer por Rosa", antes de que otra punzada de dolor me recorra la frente.

Voy al baño, tomo una Paracetamol del botiquín de emergencia y bajo a la cocina, donde me sirvo un vaso de agua e ingiero la pastilla. Al momento de tragar el agua, me dan arcadas, pero me resisto a vomitar y me trago el vómito que estaba en la garganta. Con los ojos llenos de lágrimas, estoy por volver a subir a mi cuarto cuando tocan. Voy arrastrando los pies hacia la puerta. Al abrirla, me encuentro con mi vecino Valtor, sosteniendo un par de bolsas.

– Perdón, se me olvidó la llave -dice 

Luego pasa por mi lado, muy feliz, yo cierro la puerta y me giro para ver cómo deja las bolsas sobre la mesa de la cocina y saca platos y vasos para colocarlos en la mesa.

– Cuál llave? -pregunto mientras una nueva punzada de dolor me ataca.

– La de tu casa -responde.

– ¿Por qué necesitabas mi llave? -digo, dejándome caer en el sofá.

– Para entrar. Fui al centro a comprar una barbacoa para la cruda y también unos ricos tacos de guisado. Te van a encantar -dice con emoción.

– Pero... ¿por qué tú...? -digo con confusión.

– Sí, por cierto casi se me olvidaba - dice, y saca un Electrolito de una de las bolsas, viene hacia mí y me lo extiende. En cuanto lo agarro, vuelve a donde estaba.

– Gracias -digo, aún más confundida, y tomo el suero.

– ¿Estás bien, Lidian? ¿Quieres ir al médico? -pregunta con tristeza.

– Sí estoy bien, solo que no estoy entendiendo el porqué de esto".

– ¿No recuerdas nada, verdad?", pregunta con tristeza.

– ¿Recordar qué?", pregunto alarmada.

– Será mejor que comas antes. Ya después te prometo que te explicaré todo. Solo por favor, necesito que no te alteres -dice

Luego me hace una señal para que lo acompañe a comer. Sin decir nada, me pongo en pie y camino hasta la mesa del comedor, me siento en la silla que esta frente a él y comienzo a comer, mientras hago el mayor esfuerzo por no ir al baño a tirar todo por el inodoro.

La Maldición Del Tesoro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora