Chester se quedó paralizado, su mente en blanco. Todo había sido una fantasía, un deseo reprimido que había jugado con su mente en medio de la angustia. El contacto real nunca se materializó. El beso que había imaginado y deseado no era más que un espejismo. Se dio cuenta de que no podía permitir que sus sentimientos desbordaran la situación profesional en la que se encontraba.
"No tiene caso hablar contigo," dijo Mandy, empujándolo levemente hacia atrás, con su voz cargada de desilusión.
"¿No seguirás insistiendo?" preguntó Chester, esperando alguna señal de esperanza. Mandy, sin siquiera mirarlo, respondió con frialdad.
"¿Qué caso tiene? No es como si fuera a cambiar algo, eso nunca sucedió."
Chester sintió un dolor agudo en el pecho, como si sus emociones lo estuvieran rompiendo en pedazos. Con la cabeza gacha, abrió la puerta de la oficina y se dirigió a su cubículo cercano. Se sentó en su escritorio, con los pensamientos enredados en el beso que tanto anhelaba repetir, pero que sabía que no podía volver a suceder.
Mandy, por su parte, golpeó con fuerza el escritorio, incapaz de controlar sus emociones. No podía permitir ser el juego de Chester, pero su amor por él era tan profundo que toda su determinación se desmoronaba cuando se trataba de él. Sus sentimientos eran intensos, desbordantes, y le aterrorizaba la idea de salir lastimada.
El día transcurrió lentamente para ambos. La incomodidad y la distancia los mantenían en un silencio que parecía interminable. Chester, al llegar a casa, se sintió completamente desanimado y decidió llamar a su amigo Buster. Después de unas cuantas timbradas, él contestó.
Chester, con voz quebrada, expresó su dolor: "No entiendo por qué me resulta tan difícil hablar con ella sobre mis sentimientos."
Buster, sin esperar mucho más, le ofreció un consejo directo. "Mandy es impredecible, y aunque el panorama no sea el que esperas ahora, debes arriesgarte. Ella nunca ha mostrado interés en ningún chico. Tú podrías ser el primero."
Sin más, Buster colgó. Sabía que Chester solo necesitaba escuchar palabras de aliento para decidirse a actuar, a pesar del peso de la duda y el miedo.
Mientras tanto, Mandy, al llegar a su departamento, dejó escapar unas lágrimas. Era mucho más sensible de lo que demostraba, y su dolor la estaba venciendo. Deseaba poder esconderse en el rincón más profundo del mundo para evitar enfrentar sus sentimientos. Se frotó el entrecejo y se dejó caer en su cama. Su perrito, subió a su regazo, y ella, con una sonrisa cansada, lo acarició. En poco tiempo, el cansancio y el dolor la llevaron al sueño, dándole un breve respiro.
La idea de no tener que ver a Chester al siguiente día le proporcionaba un pequeño consuelo. No tener que lidiar con el peso de sus sentimientos en el trabajo era un alivio, aunque el vacío que sentía al enfrentar la realidad de sus emociones seguía presente.
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[NEXUS] \ (Mandy x Chester)
FanfictionEs un universo alternativo. Los personajes no me pertenecen.