La noche había caído sobre la ciudad, y las calles se habían vaciado poco a poco, dejando solo el eco distante de algunos autos que pasaban. Mandy caminaba sola, tambaleándose ligeramente con cada paso, mientras sus pies protestaban por el cansancio acumulado de las largas horas en el trabajo. Su mente, adormecida por la fatiga, apenas registraba el frío que comenzaba a intensificarse.
Llevaba un vestido ligero, más adecuado para el día que para la brisa nocturna que ahora le helaba la piel. Pero en ese momento, lo único que le importaba era llegar a casa y descansar. La idea de una cena rápida en un restaurante había sido un intento de aligerar la carga del día, pero ahora solo deseaba la tranquilidad de su cama.
Mientras avanzaba, escuchó unos pasos rápidos que se acercaban por detrás. No les dio mucha importancia hasta que una voz conocida rompió el silencio.
“Mandy, ¿qué haces aquí aún? Te fuiste antes que todos nosotros,” dijo Chester, su empleado, mientras se acercaba a ella. Su expresión era una mezcla de sorpresa y preocupación, y su traje impecable revelaba que acababa de salir del trabajo.
Mandy se detuvo y lo miró, un poco desconcertada al verlo allí. “Pensé en ir a un restaurante antes de ir a casa, pero…” Se encogió de hombros, dejando que la frase se desvaneciera en el aire, como si el resto no necesitara explicación.
Chester la observó por un momento, su mirada deteniéndose en su vestido y notando cómo la brisa hacía que se estremeciera. Sin decir una palabra, se quitó el chaleco y se lo tendió. “Póntelo, hace demasiado frío para andar así.”
Ella lo miró, sorprendida por el gesto. Dudó un instante, pero al final aceptó el chaleco, agradecida por el calor inesperado que ofrecía. “Gracias, Chester,” murmuró, envolviéndose en la prenda que todavía retenía un poco del calor de él.
“No hay de qué,” respondió él, sonriendo levemente. “Pero no puedes seguir caminando así. Déjame llevarte a casa. Mi coche está cerca.”
Mandy vaciló por un momento. Parte de ella quería rechazar la oferta, insistir en que estaba bien, que podía manejarlo sola. Pero sus pies dolían, y el cansancio pesaba demasiado. Al final, la lógica ganó sobre el orgullo.
“Está bien, gracias,” dijo, asintiendo.
Chester la guió hasta donde estaba su coche, un sedán elegante que brillaba bajo las luces de la calle. Abrió la puerta del pasajero y Mandy se sentó, sintiendo un alivio inmediato al estar en un lugar cálido y seguro. Chester cerró la puerta suavemente y rodeó el coche para subirse al asiento del conductor.
Cuando el motor arrancó y el coche comenzó a moverse, Mandy sintió que el peso del día empezaba a desvanecerse, reemplazado por una calma que no había esperado encontrar. Miró a Chester de reojo, notando el cansancio en su rostro, pero también la calma con la que manejaba la situación.
“Lamento haberte hecho salir de tu camino,” dijo en voz baja, mientras las luces de la ciudad pasaban fugazmente por la ventana.
“No es ninguna molestia,” respondió Chester, con un tono tranquilizador. “Me alegra haberte encontrado. No es seguro caminar sola a estas horas, y menos con este frío.”
Mandy asintió, dejándose llevar por el suave vaivén del coche y la sensación de seguridad que le proporcionaba la presencia de Chester. Mientras la ciudad se deslizaba a su alrededor, sus párpados comenzaron a cerrarse lentamente, y antes de que se diera cuenta, había caído en un sueño ligero.
Chester echó un vistazo rápido a Mandy y sonrió para sí mismo. Había algo en esa noche, en la casualidad de haberla encontrado, que hacía que el frío se sintiera menos intenso y que el cansancio pareciera más llevadero. Como si, en ese breve trayecto, ambos hubieran encontrado un pequeño refugio en la compañía del otro.
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[NEXUS] \ (Mandy x Chester)
FanfictionEs un universo alternativo. Los personajes no me pertenecen.