Frente a la verdad

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La sorpresa la golpeó tan fuerte que no podía ni siquiera formar una respuesta coherente. Todo en lo que había creído durante años, todas las barreras que había levantado para protegerse, ahora se tambaleaban ante las palabras que Chester acababa de soltar, cargadas de resentimiento.

Sin embargo, la incredulidad pronto fue reemplazada por una oleada de rabia. ¿Cómo se atrevía a reprocharle no haber visto sus sentimientos cuando él siempre estaba rodeado de otras mujeres? ¿Cómo podía pretender que ella adivinara lo que sentía cuando él había sido quien jugaba a ser el hombre perfecto para todas, menos para ella?

"¿Que por qué no lo vi?" replicó Mandy, con su voz subiendo de tono en cada palabra. "¿De verdad te preguntas por qué no me di cuenta de que me amabas? ¡Chester, nunca lo supe porque siempre era lo mismo! ¡Una chica diferente cada semana, sonriendo contigo, coqueteando! ¿Cómo esperabas que lo supiera si lo único que veía era cómo les dabas a ellas lo que yo nunca tuve?"

"Esas chicas... no significaban nada," murmuró él, con su voz rota. "Eran solo una distracción, algo para llenar el vacío porque, por mucho que te mirara, nunca creí que tú pudieras verme de esa manera."

La morena soltó una risa amarga. "¡¿Cómo iba a verte de esa manera si no me dabas razones para hacerlo?! Cada vez que pensaba que tal vez... que tal vez tú sentías algo por mí, me recordabas lo contrario. Era como si disfrutaras ver cómo me hundía más y más en mis dudas."

Chester la miró sorprendido por su respuesta. No se había dado cuenta de cuánto la había herido con su comportamiento, o tal vez, lo había ignorado a propósito, pensando que ella nunca se daría cuenta, que su relación siempre permanecería en ese incómodo equilibrio de jefe y empleado, sin más. Pero ahora todo estaba a la vista, las emociones estaban desenmascaradas.

"¿Crees que no me dolía verte con ellas?" continuó Mandy, dando un paso hacia él, sin dejar que la intensidad de sus emociones la frenara. "Cada vez que entrabas con otra chica a la oficina, me hacía pedazos. Pero me callé, porque pensé que no significaba nada para ti, que solo eras amable para no perder tu trabajo, que todo era una fantasía mía."

Chester abrió la boca para hablar, pero no lo dejó.

"Y ahora vienes a decirme que me amas, después de todo este tiempo... ¿De verdad esperabas que lo supiera? ¿Cómo se supone que debía adivinarlo si cada vez que pensaba que tal vez había algo entre nosotros, te veía salir con otra? Me dejaste fuera, Chester. Me empujaste a pensar que no era suficiente para ti."

Chester quería responder, quería explicarse, decirle que ninguna de esas chicas significaba lo que ella pensaba, pero no podía. Se sentía desnudo ante ella, expuesto como nunca antes, y cualquier palabra que pudiera decir no haría justicia a lo que verdaderamente sentía.

Mandy, al ver que Chester no respondía, continuó, con su voz temblando por la frustración acumulado. "Nunca entendí por qué no era yo la que estaba a tu lado. ¿Por qué nunca me lo dijiste? ¿Por qué me dejaste creer que solo era tu jefa y nada más? ¡Merecía saberlo!"

Chester, incapaz de soportar más la distancia que ella imponía con sus palabras, dio un paso hacia adelante, cerrando la brecha entre los dos. No podía escucharla más. No podía ver cómo su relación se destruía completamente frente a sus ojos. Y sin pensar, dejó que sus instintos tomaran el control.

Antes de que Mandy pudiera seguir protestando, Chester la agarró por los brazos y, con un gesto rápido y desesperado, la besó.

Fue un beso lleno de todo lo que había reprimido durante años. De todas las palabras que nunca dijo, de cada mirada que evitó y de cada momento en el que quiso tocarla pero no lo hizo. Sus labios encontraron los de Mandy con urgencia, buscando redención, buscando calmar el fuego que ambos sentían.

Al principio, Mandy estaba tan sorprendida que no supo cómo reaccionar. Sus manos quedaron suspendidas en el aire, incapaces de decidir si empujarlo o corresponder. Pero, a medida que los segundos pasaban, todo el enojo, la frustración y el dolor se fueron desvaneciendo, reemplazados por una necesidad profunda de sentirlo, de estar cerca de él.

Dejando de lado todo lo demás, Mandy finalmente respondió al beso. Sus manos se aferraron a la camiseta de Chester, tirando de él con fuerza, como si quisiera asegurarse de que no se fuera a ir nunca más. Su corazón latía con fuerza, tan rápido que pensó que se le saldría del pecho, pero no le importaba. No en ese momento.

Cuando finalmente se separaron, ambos respiraban agitadamente, sus frentes apoyadas una contra la otra. El silencio que siguió no fue incómodo, sino lleno de entendimiento. No había necesidad de palabras.

"Mandy... yo no sabía que te estaba haciendo tanto daño," murmuró Chester, con la voz ronca por la emoción. "Pero te prometo que todo lo que quiero... eres tú. Siempre lo has sido." Chester, sin soltar su mano, susurró: "Vayamos a mi casa. Necesitamos hablar, y no quiero que sea aquí."

Mandy no dijo nada, solo lo miró y asintió con un atisbo de esperanza en los ojos. Esta vez no lo dejaría ir, y lo más importante, esta vez no dejaría que él la dejara fuera de su vida.

[NEXUS] \ (Mandy x Chester)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora