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Al fin todo marchaba como debería ser para Jimin y Jungkook, los últimos meses estuvieron muy ocupados poniendo en orden las finanzas de Whalien 52, Florentino había dejado muchos estragos detrás de él, pero gracias a la ayuda de Daniel y Peter todo volvía a funcionar como debía ser, la única preocupación que invadía a Park Jimin en estos días era proponerle a Jungkook que se fueran a vivir juntos, el castaño se sentía inseguro, su relación estaba mejor que nunca y por eso deseaba dar ese siguiente paso, sin embargo sentía temor de que todo lo bueno desapareciera de la noche a la mañana si se mudaban juntos, Daniel le había dicho que ese era un riesgo que todas las parejas debían de enfrentar, algunas vivían más felices como él y Steve, su vida se había vuelto mucho más feliz cuando ambos se mudaron juntos, y que otras se terminaban separando, pero no creía que ese fuera el caso del castaño y el pelinegro.

-Jiminie, Jungkookie te ama más que nada en este mundo, todo lo que ustedes ya pasaron es más que prueba para que no temas dar ese paso, estoy seguro que Kook no te lo ha propuesto por lo mismo, por temor a que tú no quieras – le dijo Daniel en un último intento para motivarlo a que se lo pidiera al pelinegro.

-Él te lo dijo, cómo sabes que piensa eso – cuestionó el castaño aún inseguro de su decisión.

-Por favor Mimi, los conozco bien a los dos, he estado ahí cuando ambos estaban hechos mierda y ahora que están hechos miel también, he estado en todas sus etapas y ninguno de los dos se ha dejado de amar, que estas esperando, ya es el momento, ayyy si tan solo yo hubiese podido arreglar mis asuntos con Steve, sabes a pesar de que él se equivocó y en grande, yo no puedo dejar de amarlo, para mí siempre será ese chico bueno del que me enamoré, y si yo pienso eso, cómo crees que se siente Kookie, no lo dudes más, ve por él, mañana me cuentas los detalles – finalizó de decir.

Tres horas más tarde Jimin se encontraba en el Black Swan esperando a que el hermoso cantinero se acercara a besarle, y cuando éste lo hizo ahí mismo sin dudarlo más y sin importar el ambiente, bajo el ruido de la música y las conversaciones pérdidas de los clientes, Jimin se lo pidió -vente a vivir a mi casa Kookie, y si no quieres compremos una casa nueva, ya no quiero tener que despedirme de ti al anochecer, te quiero junto a mi cada día de la semana, cada hora, cada minuto, noche tras noche para amarte sin parar – el pelinegro se quedó sin habla, no esperaba semejante declaración, pero claro que lo deseaba especialmente si cada noche sería como lo había sido un par de noches atrás, el recuerdo le invadió de golpe, él estaba de pie frente a la cama de Jimin, estaba medio desnudo, únicamente vestía su pantalón y bóxer, se besaban apasionadamente, esa noche por primera vez en mucho tiempo se atrevió a preguntárselo, no lo había hecho por temor, sin embargo entre caricias y besos lo había hecho – Jiminie... me deseas mucho – le preguntó, pero no era esa su pregunta, lo que realmente le quería preguntar era si le amaba de verdad - Claro Kook como no podría desearte, eres el chico más hermoso del universo, no podría estar con nadie más – fue la respuesta del castaño, siguieron besándose y acariciándose sin parar – Kook desvístete – Jimin ordenó y Jungkook obedeció, le encantaba que Jimin le diera ordenes, cuando su castaño era autoritario era cuando mejor era el sexo, una vez Jungkook se desvistió y recostó en la cama, Jimin le agarró las manos, se las colocó sobre la cabeza y le ordenó que no se moviera de ahí o si no le ataría, el cuerpo del pelinegro comenzó a temblar de la excitación, se estaba conteniendo, pero toques y besos que le propiciaba el castaño lo hacían volar fuera de este mundo, Jimin le beso desde la barbilla hasta el ombligo dejando ligeros besos por todo el camino, cuando llegó a su entrepierna Jungkook pensó que Jimin le daría un buen tratamiento a su erección, sin embargo el castaño le ordenó que se volteara, Kook comenzó a renegar – pero Jimin, te ha faltado un lugar – dijo señalando su miembro palpitante y necesitado de tacto – te dije que te voltearas – mandó con tono firme, Jungkook tragó saliva y obedeció, apenas lo hizo un chilillazo sobre su glúteo, dio un pequeño salto más por la sorpresa que por el dolor, realmente era un dolor agradable, Jimin siguió golpeándole sus glúteos, se inclinó sobre el cuerpo del pelinegro y pegando su pecho sobre la espalda de éste le dijo -Kookie se ha portado muy mal, tendremos que castigarlo – le volvió a nalguear, y procedió a penetrarlo con intensidad y mucho deseo, ambos chicos estaban sudorosos y gemían de placer, cuando ya estaban llegando a su límite y sentían que explotarían Jimin le ordenó a Jungkook que se aguantara que no viniera aún, la necesidad de eyacular hacía que sintiera dolor y mucho placer, rápidamente una ligeras lágrimas se deslizaron por sus mejillas acompañadas de un gemido y una convulsión, Jungkook terminó sobre las sábanas mientras Jimin terminó dentro de él y le mordía en la parte baja del cuello sobre la curvatura que daba a su hombro, el castaño realmente se deleitaba marcando a su chico, él deseaba que todos supieran que ya tenía dueño y no cualquier dueño, uno que le daba mucho placer en la cama, Jimin salió de Jungkook y se recostó junto su pelinegro, ya má relajados por el orgasmo se abrazaron y besaron dulcemente, y justo ahí fue cuando Jungkook se lo preguntó -Hyung tú realmente me amas – preguntó con una expresión de temor y un pucherito que lo hacía verse super dulce e inocente – Kookie, mi Kookie como me preguntas eso, por supuesto que sí – Jungkook se acomó entre los brazos de Jimin y se durmió contento.

Cuidaré tu espaldaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora