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Hizo muchas cosas malas en su vida, extorsionó, mandó a golpear algunas personas y lo más importante jugó con los sentimientos de muchas mujeres, y mentiría si dijera que se arrepiente de alguna de ellas,  si a los demás no les importó hacerle daño por qué debería importarle a él, esa forma de pensar le ayudó a sobrevivir en este mundo cruel que con una mano te da y con la otra te quita, y eso fue exactamente lo que él le había hecho a Jungkook, un chico bueno e inocente que no se merecía nada de lo que le hizo, ahora tiempo después se daba cuenta, pero ya era muy tarde para remediar todo, no había forma de deshacer todo el daño que le hizo y él lo sabía al igual que Jungkook, sin embargo hoy Jungkook había decidido reunirse con él en una cafetería no muy lejos de Whalien 52 y algo cercana al Black Swan.


-Hola Jimin-ssi, como has estado? - le saludó formalmente mientras tomaba asiento en la silla frente a él, Jungkookie se veía igual que siempre con una combinación de entre sexi y adorable, hoy vestía muy formal, con camisa de botones a cuadros rojos y un pantalón negro de vestir, Jimin tragó grueso y se acomodó en su silla antes de contestar al saludo de igual forma - Ah Jungkook-ssi que bueno verte - dijo con una sonrisa tratando que no se notara su tristeza y soledad, las mismas que le habían acompañado desde el día que se separaron.


Entre los planes de Jimin no estaba verle y mucho menos entablar una conversación, pero cuando le pidió reunirse con él, a pesar de que  sabía que era muy mala idea accedió sin pensarlo, ahora se arrepentía de haberlo hecho, no deseaba que el pelinegro volviese a entrar en su vida, él estaba sumamente jodido y llevaba una vida igual o peor de jodida, y estaba muy seguro que no sería bueno para Jungkook tener a alguien como él en su vida, muchas veces Mark se lo decía, por lo cual también se sorprendió mucho que Mark hubiese sido intermediario en esta reunión, incluso le motivó a aceptar, y ya eso es mucho decir viniendo de su hyung que siempre le había pedido que dejara a su retoño en paz y que se alejara con su vida de mierda lo máximo posible del pelinegro.


Jimin no estaba en sus mejores condiciones ni físicamente ni mentalmente, pues se venía recuperando de un accidente que tuvo un par de meses atrás, sin embargo, aquí estaba sentando en una cafetería en compañía de Kookie, podía ver lo alegre que estaba su pelinegro y solo deseaba poder saltar encima suyo y follárselo ahí mismo, lo cual le tenía algo estresado, pues no quería que el pelinegro se ilusionara con él, pues él no tenía las intenciones de volver.

-Hyung te he extrañado como no tienes idea - le dijo con algo de tristeza en sus ojitos - pero no te preocupes yo sé que lo nuestro se ha terminado y la verdad nunca tuvimos futuro, pero por favor no me niegues tu amistad.


-Kook, yo te quiero mucho pero no creo que podamos ser amigos, nuestros estilos de vida son muy ... diferentes - dijo lo más seriamente posible, no podía arriesgarse a tenerle de nuevo en su vida, era sumamente peligroso, Kookie podría salir herido y eso era lo último que deseaba.


Era cierto que Jimin contaba con mucho poder, y que el apellido Park le había abierto muchas puertas, pero él estaba en una lucha campal para permanecer en la cima de ese poder, y lo estaba haciendo por su propia cuenta, sin el respaldo de la familia Park, por lo que era aún más peligroso.


Algunas de sus relaciones con los grandes socios habían mermado gracias al reciente accidente, lo cual le estaba trayendo más problemas de los habituales, problemas que no se arreglaban bajo la luz del día, sino bajo la sombra de la noche, su vida como modelo y empresario se había visto afectada también, primero por las amenazas que recibía cada día como si fueran su desayuno diario o parte de una rutina, y después por el hecho que tras el accidente él había quedado como un puto enclenque que ahora ocupaba asistencia hasta para ponerse de pie, y eso era la principal razón para alejar a ese hermoso pelinegro con ojos de Bambi.


Cuidaré tu espaldaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora