Capítulo 14 (final)

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Capítulo 14 final

Pasados dos meses desde la batalla épica que marcó el fin de Muzan, la vida de Giyuu y Sanemi había empezado a retomar un ritmo más tranquilo, aunque la sombra de los eventos recientes aún se sentía en sus corazones. Ambos pilares se dedicaron a reconstruir sus vidas y a planear una nueva etapa juntos. La boda que estaban organizando era no solo una celebración de su amor, sino también un símbolo de la esperanza y la renovación tras tanto sufrimiento.

La planificación de la boda fue un proceso lleno de emociones. Giyuu, con su usual serenidad, y Sanemi, con su ardiente determinación, trabajaron juntos para crear una ceremonia que reflejara su profunda conexión. Aunque el proceso estuvo lleno de detalles a coordinar, desde el lugar hasta el vestuario, cada decisión fue tomada con cariño y cuidado.

Sanemi, con su característica pasión, se encargó de muchos aspectos de la organización, incluyendo la decoración y el ambiente del evento. Su finca, un lugar querido por ambos, fue transformada para la ocasión, adornada con flores y luces que reflejaban la belleza de su amor. A pesar de su apariencia áspera, Sanemi se mostró particularmente atento a cada detalle, queriendo que todo fuera perfecto para su prometido.

Giyuu, por otro lado, se centró en los aspectos más íntimos y significativos de la ceremonia. Elegir las palabras correctas para sus votos y asegurar que todo estuviera en armonía con sus sentimientos era lo más importante para él. Aunque a menudo reservado, Giyuu compartió su visión con Sanemi, permitiendo que su amor se reflejara en cada aspecto de la boda.

A medida que se acercaba el gran día, ambos pilares experimentaron una mezcla de nervios y emoción. La preparación para la boda también les permitió reflexionar sobre su viaje juntos: el dolor, la pérdida y, finalmente, la esperanza que habían encontrado en el otro. La ceremonia no solo sería una celebración de su unión, sino también un tributo a todo lo que habían superado juntos.

El día de la boda, la finca estaba iluminada con una suave luz dorada, creando un ambiente mágico. Los amigos y compañeros cazadores, quienes habían sido testigos de su lucha y sacrificio, se reunieron para celebrar el amor que había florecido entre los dos pilares.

Sanemi, con su elegante traje formal y una sonrisa que desbordaba felicidad, esperó ansioso a Giyuu en el altar. Giyuu, vestido con un elegante kimono que reflejaba la serenidad y la belleza que había encontrado a lo largo de su viaje, caminó hacia el altar con un corazón lleno de amor y gratitud.

Cuando finalmente se encontraron frente al altar, sus miradas se encontraron, y el mundo alrededor parecía desvanecerse. Los votos que intercambiaron estaban llenos de sinceridad y emoción, un testimonio de la fuerza de su amor y la promesa de un futuro juntos.

La ceremonia fue un hermoso reflejo de su historia y de su amor, y mientras el sol se ponía en el horizonte, iluminando la finca con una luz cálida, Giyuu y Sanemi se dieron cuenta de que, a pesar de todas las dificultades, habían encontrado su camino hacia la felicidad y la paz.

Después de una emotiva ceremonia de boda, Giyuu y Sanemi partieron hacia su luna de miel, un tiempo que anhelaban para disfrutar el uno del otro sin las preocupaciones que habían marcado gran parte de sus vidas. Decidieron que su destino sería un lugar apartado y tranquilo, rodeado de naturaleza, donde pudieran relajarse y sanar las cicatrices físicas y emocionales que la guerra contra Muzan les había dejado.

El lugar elegido fue una pequeña cabaña en las montañas, cerca de una aldea remota conocida por sus aguas termales curativas y sus vistas impresionantes. Al llegar, fueron recibidos por un paisaje de cerezos en flor, cuyas pétalos rosados caían suavemente con el viento, creando un ambiente de serenidad y belleza. La cabaña era sencilla pero acogedora, con una vista panorámica de los valles y montañas circundantes, bañadas en la suave luz del atardecer.

Sanemi, aún un poco nervioso por esta nueva fase de su vida, intentó romper el hielo con su humor sarcástico habitual.
-Espero que esta cabaña no se caiga a pedazos, Tomioka. No quiero que nuestra luna de miel termine en un desastre.

Giyuu, con una leve sonrisa, respondió

-No te preocupes, Nemi. Si hemos sobrevivido a una guerra, creo que podemos manejar una cabaña.

Ambos rieron, dejando que la tensión se disolviera en la calma de su entorno.
Durante los primeros días, se permitieron descansar verdaderamente. Pasearon por los bosques cercanos, disfrutaron de largos baños en las aguas termales, y compartieron comidas sencillas pero deliciosas preparadas con ingredientes locales. Sanemi, acostumbrado a siempre estar en guardia, se encontró sorprendido por lo fácil que era relajarse junto a Giyuu, quien parecía florecer en este entorno tranquilo. Giyuu, por su parte, apreciaba la oportunidad de ver a Sanemi en un estado de paz, alejado del constante peligro al que estaban acostumbrados.

Una tarde, mientras se bañaban en una de las piscinas termales privadas, Giyuu, con su rostro enrojecido por el calor del agua y la cercanía de Sanemi, se atrevió a hablar sobre lo que había estado en su mente desde la boda.

-Nemi... he estado pensando en todo lo que hemos pasado. Por más que la vida ha sido difícil, no cambiaría nada porque todo eso me llevó a ti.

Sanemi lo miró con un brillo en sus ojos que Giyuu no había visto antes, un destello de vulnerabilidad y ternura.

-Yo tampoco cambiaría nada,-respondió Sanemi en voz baja, acercándose más para que sus cuerpos apenas estuvieran separados por el agua. -Nunca pensé que encontraría a alguien como tú... alguien con quien pueda ser yo mismo, sin reservas.

La conversación continuó entre susurros suaves y risas, intercaladas con silencios cómodos mientras ambos disfrutaban de la calidez del agua y de la cercanía del otro. Las manos de Sanemi, ásperas por los años de combate, recorrieron suavemente la espalda de Giyuu, quien cerró los ojos, relajándose completamente bajo el tacto de su esposo. En ese momento, el mundo exterior parecía inexistente; solo quedaban ellos dos, su amor, y la paz que habían encontrado en la compañía del otro.

Esa noche, bajo un cielo estrellado, encendieron una pequeña fogata afuera de la cabaña. Giyuu, envuelto en una manta, apoyó su cabeza en el hombro de Sanemi mientras observaban las estrellas.

-¿Crees que esto puede durar para siempre?-murmuró Giyuu, con una mezcla de esperanza y temor en su voz. Sanemi, sin dudarlo, respondió

-Haré que dure, Giyuu. Luchamos por esto, y ahora lo protegeremos juntos.

Los días siguientes fueron una mezcla perfecta de aventura y descanso. Exploraron cuevas cercanas, escalaron montañas, y tomaron largos paseos bajo el dosel de los cerezos. Por las noches, volvían a la cabaña, donde compartían historias y sueños para el futuro. No todo fue perfecto; hubo momentos en los que el peso de sus heridas emocionales reaparecía, pero ambos se apoyaron mutuamente, comprendiendo que sanaría con el tiempo.

Al final de su luna de miel, mientras volvían a la cabaña para preparar su regreso, Sanemi tomó la mano de Giyuu y dijo:

-No importa lo que venga después, siempre recordaré este lugar como el inicio de nuestro verdadero camino juntos.

Giyuu, conmovido, apretó la mano de Sanemi y respondió

-Este es solo el comienzo, Nemi. Hay mucho más por vivir... juntos.

Ambos sabían que, aunque el camino no siempre sería fácil, habían encontrado en el otro un amor que los sostendría, incluso en los días más oscuros. Y con esa certeza, regresaron a sus vidas, listos para enfrentar el futuro, uno al lado del otro.

Fin...
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Les agradezco que se lean esta historia toda escizo
Grasias y nos vemos luego
Y díganme si les gustaría que hiciera otro libro donde ellos dos reencarnen
Tomen agüita ✌️

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⏰ Última actualización: Sep 01 ⏰

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Cicatrices del Corazón(sanemi y tomioka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora