Capítulo 3

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Capítulo 3
Después de que Giyuu volviera a abrir los ojos, Sanemi estaba decidido a asegurarse de que recibiera el cuidado que necesitaba. Aunque su actitud seguía siendo dura, había un sentido de urgencia en sus acciones que reflejaba su creciente preocupación por el bienestar de Giyuu.

Sanemi se dirigió al comedor del hotel, donde pidió algo de comida y bebida para Giyuu. Mientras regresaba a la habitación, su mente estaba llena de preguntas y frustraciones que necesitaba abordar. La situación lo había dejado con más dudas y enojo hacia sí mismo que hacia Giyuu.

Al entrar a la habitación con la comida, encontró a Giyuu aún en la cama, su expresión era una mezcla de debilidad y resignación. Sanemi se acercó con una bandeja de comida, su rostro mostrando una mezcla de determinación y exasperación.

—Vamos, Tomioka —dijo Sanemi, colocando la bandeja en la mesa junto a la cama—. Come algo. No puedes seguir así, sin comer y sin cuidar de ti mismo.

Giyuu miró la comida con poco entusiasmo, su cuerpo aún temblando levemente por el esfuerzo y el dolor. Sabía que Sanemi tenía razón, pero simplemente no tenía la energía ni el apetito para comer. Sin embargo, el tono autoritario de Sanemi lo hizo entender que no tenía opción.

—No tengo hambre —murmuró Giyuu, tratando de evitar la mirada de Sanemi.

—No me importa —replicó Sanemi con firmeza—. Tienes que comer. ¿Cómo esperas recuperarte si sigues así? ¿Crees que puedes seguir ignorando tus necesidades y esperar que todo se solucione por sí solo?

Sanemi se acercó a Giyuu, tomando un bocado de comida con la cuchara y llevándola hacia su boca. Aunque el gesto era un poco rudo, el mensaje era claro: no iba a permitir que Giyuu se dejara vencer por su propio estado.

—Abre —ordenó Sanemi, tratando de sonar menos imponente y más preocupado—. No quiero tener que seguir peleando contigo sobre esto. Necesitas fuerzas para sanar.

Giyuu, con un suspiro resignado, abrió la boca y aceptó el bocado de comida. Mientras lo hacía, su mente estaba llena de pensamientos conflictivos. La amargura de la situación y el dolor en su muñeca se mezclaban con la sensación de tener a Sanemi presionándolo para cuidar de sí mismo.

Una vez que Giyuu empezó a comer lentamente, Sanemi se sentó a su lado, su expresión cambiando a una mezcla de seriedad y preocupación. Finalmente, decidió abordar otro aspecto importante de la situación.

—¿Por qué te lastimas a ti mismo? —preguntó Sanemi, su voz cargada de una mezcla de frustración y curiosidad—. ¿Qué estás tratando de demostrar? ¿Por qué te haces daño en lugar de buscar ayuda?

Giyuu evitó la mirada, su rostro lleno de una mezcla de dolor físico y emocional. No sabía cómo responder a esa pregunta sin revelar lo profundo de su sufrimiento interno.

—No es... tan simple —dijo Giyuu, con voz entrecortada—. A veces, siento que no tengo otra opción. Las cosas se vuelven... abrumadoras, y no sé cómo manejarlo.

Sanemi frunció el ceño, su enojo momentáneamente aplacado por la respuesta de Giyuu. Aunque no entendía completamente el motivo detrás de las heridas de Giyuu, empezaba a darse cuenta de que había una lucha interna más profunda de lo que había imaginado.

—Mira —dijo Sanemi, tratando de sonar más comprensivo—, no tienes que hacerlo todo solo. Todos enfrentamos batallas, y no hay vergüenza en pedir ayuda. No eres el único que lucha con sus propios demonios.

Mientras Giyuu continuaba comiendo lentamente, Sanemi se mantuvo a su lado, vigilando y esperando que las palabras de apoyo llegaran a su destino. Aunque todavía había una barrera entre ellos, Sanemi estaba empezando a comprender que su actitud hacia Giyuu necesitaba cambiar. La dureza y las bromas no iban a resolver los problemas profundos que enfrentaba su compañero.

Cicatrices del Corazón(sanemi y tomioka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora