Lizzy se despertó esa mañana sintiéndose más cansada de lo habitual. El cansancio no solo se alojaba en su cuerpo, sino también en su mente, lo que la hacía sentir pesada, como si la fiebre se hubiese apoderado de cada uno de sus movimientos. Su voz, usualmente dulce y encantadora, era ahora áspera y seca, y aunque intentaba hablar, el esfuerzo le costaba más de lo que ella estaba dispuesta a admitir. Sus mejillas estaban sonrojadas, no por timidez, sino por la fiebre que aún corría por su cuerpo, y sus ojos, normalmente de un azul brillante y cristalino, parecían más apagados, reflejando la lucha interna contra el resfriado. Le dolía la garganta, y le costaba un poco más hablar. Para alguien como Lizzy, que solía llenar cada momento con palabras, bromas o risas, ese silencio forzado era incómodo, pero sabía que Adrian la entendería. De hecho, él era la única persona en la casa que siempre escuchaba cada una de sus palabras con atención, como si su voz fuera la melodía más preciosa del mundo. Aunque muchas veces el constante hablar de Lizzy podría haber irritado a otros, Adrian no era uno de ellos. Podría escucharla toda su vida, solo porque era ella, porque su voz tenía ese efecto único sobre él.
Era domingo, y con la llegada de la noche, uno de sus compañeros podría ser eliminado de la casa. La idea de perder a alguien cercano le dolía demasiado, especialmente si se trataba de Adrian, su gran amor, o de su mejor amiga, Karime, o incluso Briggitte. Aunque era un concurso, Lizzy se había encariñado profundamente con todos, formando lazos que iban más allá del juego. Incluso si Gomita, con quien tenía menos cercanía, fuera la que tuviera que irse, sentía que se le partiría el alma. Pero la posibilidad de perder a Adrian, su gran amor, o a Karime, su mejor amiga, era una idea que no podía soportar.
Esa mañana, Lizzy se encontraba en el cuarto de Mar, abrazada por Adrian, quien había pasado la noche entera cuidándola. Adrian había estado despierto casi toda la noche, cuidando de Lizzy con una devoción que lo sorprendía incluso a él mismo. Cada vez que ella tosía, él estaba allí con un vaso de agua y su medicamento, susurrando palabras tranquilizadoras y asegurándose de que estuviera lo más cómoda posible. Le había colocado su saco sobre los hombros, sabiendo que la manta azul de Mar no sería suficiente para calentarla. Le tomó las manos cuando la fiebre subió, susurrándole al oído que todo estaría bien. Adrian la cuidaba con tanto esmero que Lizzy no pudo evitar sentirse profundamente conmovida.
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Love Story ━━ Gala Montes - La Casa de los Famosos ¹
RomansaEn la casa de un reality televisivo, donde cada día es una batalla de estrategia, emociones y alianzas, Lizzy Espósito Rinaldi, una joven encantadora con un corazón de oro, se une al equipo Mar. Aunque inicialmente parecía una participante más, Lizz...