❝ - Todos esos años solo... Debió afectarte la cabeza...
- Bueno... No estuve solo.
- Oh... ¿Con quien?
- Su nombre era Delores. ❞
...
Una historia donde Delores... Nunca fue un simple maniquí, ni una simple jugada de la mente p...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
DOS MESES DESPUES
En una tranquila mañana de otoño, Cinco estaba sentado en la pequeña mesa de la cocina, escribiendo en una libreta, con el ceño fruncido en concentración. Estaba inmerso en sus notas, trazando posibles caminos de regreso a su línea temporal original. La luz suave del sol matutino iluminaba la habitación, y todo estaba en calma.
Delores apareció en la puerta, radiante, con una sonrisa que iluminaba su rostro. Se acercó a él, apoyando las manos en sus hombros y asomándose para ver lo que escribía. — ¿Qué haces? — preguntó curiosa, con un tono ligero y juguetón.
Cinco, sin apartar la vista de su libreta, respondió — Estoy revisando algunas ideas sobre cómo podríamos encontrar una salida... algún camino de regreso.
Delores se sentó a su lado, observando sus anotaciones. — ¿Y has encontrado algo interesante? — inquirió, genuinamente interesada.
Antes de que pudiera responder, Cinco se detuvo un momento y, sin levantar la vista de sus notas, dijo con una sonrisa torcida — ¿Sabes? un día, estos recientes cambios de humor tuyos me van a volver loco. Hace apenas unos minutos, estábamos discutiendo por algo que ni siquiera recuerdo y ahora estás tan contenta.
Delores lo miró con una mezcla de diversión y seriedad. — Bueno, tengo algo que decirte... — dijo, con su voz temblando ligeramente de emoción. — Vas a ser padre.
Cinco seguía absorto en sus pensamientos, sin captar del todo lo que ella había dicho. — Sí, bueno, es que has estado actuando un poco raro últimamente, ¿no? Tal vez sea todo este... estrés o... no sé, pero...
De repente, las palabras de Delores resonaron en su mente. — ¿Qué dijiste? — preguntó, finalmente levantando la vista de su libreta, mirándola con incredulidad.
Delores, con los ojos brillantes de emoción, asintió suavemente. — Dije que vas a ser padre, Cinco.
La expresión de Cinco cambió drásticamente. Sus ojos se abrieron con sorpresa, su boca formó una pequeña "o", y luego, como si todo el mundo se detuviera en ese instante, la realidad de lo que Delores acababa de decirle lo golpeó. — ¿Voy a ser... padre? — repitió en un susurro.
Ella asintió nuevamente, sonriendo aún más mientras veía cómo la emoción se apoderaba de él. Cinco dejó caer la libreta, se levantó rápidamente, y tomó a Delores en sus brazos, abrazándola. — ¡Voy a ser padre! — exclamó, una mezcla de risa y lágrimas en su voz. La besó con una intensidad que reflejaba toda la alegría y el amor que sentía en ese momento. Sentía que, en ese instante, la vida le estaba devolviendo lo que le había quitado durante el apocalipsis: la posibilidad de estar con Delores y formar una familia sin preocupaciones.
Delores, al notar las lágrimas de Cinco, lo abrazó más cerca, tranquilizándolo con ternura. — Tranquilo... Tranquilo — susurró, ofreciendo su apoyo y amor incondicional.
El momento era perfecto, la vida que habían construido juntos en esa línea temporal parecía un sueño hecho realidad, una vida sin preocupaciones, llena de amor y la promesa de un futuro juntos...
¿O no?
...
Los meses avanzaron..
la relación entre Cinco y Delores se profundizó aún más mientras esperaban la llegada de su bebé. Cinco se convirtió en una figura protectora y devota, siempre atento a las necesidades de Delores. Cada pequeño malestar, cada antojo, era atendido con un cuidado casi obsesivo. Su amor por ella y por el bebé que venía en camino se reflejaba en cada acción. A veces, su sobreprotección hacía que Delores riera.
Finalmente, el momento llegó. En medio de la noche, Delores comenzó a sentir las contracciones,Cinco mantuvo la calma, guiándola con suavidad a través de cada paso. Con una mezcla de nervios y determinación, preparó el espacio donde su hijo nacería, asegurándose de que todo estuviera perfecto.
Las horas pasaron, y el trabajo de parto fue intenso. Finalmente, el momento culminante llegó. Con una última contracción, el bebé nació. Cinco, con lágrimas en los ojos, recibió a su hijo con manos temblorosas pero firmes. El llanto del recién nacido llenó la habitación, un sonido que resonó en el corazón de ambos.
—Lo hiciste, Angelo mio —le susurró Cinco, con su voz un poco temblorosa por la emoción.
Delores recibió al bebé en sus brazos. El pequeño rostro del recién nacido reflejaba la paz que ambos habían buscado durante tanto tiempo. Cinco se inclinó para besar a Delores en la frente, sus ojos brillaban con lágrimas de felicidad.
Estaban en casa, y allí, en ese momento tan íntimo y poderoso, su familia se había completado. Cinco, todavía incrédulo de que todo hubiera salido bien, se sentó junto a Delores, abrazándola con ternura mientras miraban al bebé. La vida les había dado una nueva oportunidad, y estaban decididos a aprovechar cada segundo de ella.
...
CUATRO AÑOS DESPUES (CASI OCHO AÑOS LEJOS DE CASA)
El sol brillaba con suavidad, creando un ambiente cálido y alegre. Delores estaba en la huerta, riendo y jugando con Max, quien corría detrás de una pelota con una energía contagiosa. Su risa infantil llenaba el aire, y Delores se unía a él, sus carcajadas resonando en perfecta armonía.
Cinco, que observaba desde la entrada de la huerta, no podía evitar sonreír al ver a su familia disfrutar de la tarde. Caminó hacia ellos, con una mirada de amor en sus ojos. Al llegar, levantó a Max en el aire con una fuerza juguetona, haciendo que el pequeño estallara en risas. Lo mantuvo en brazos un momento, girando suavemente, antes de bajarlo de nuevo al suelo.
—¡Papá, mira, mira! —exclamó Max, señalando la pelota que había lanzado lejos.
Cinco miro en dirección a donde el pequeño Max señalaba — ¿La pelota? ¿La quieres?
— Juega con nosotros — Dijo en balbuceos el pequeño, a lo que Cinco lo miro con una pequeña sonrisa
— Cuando regrese, prometo jugar con ustedes toda la tarde
Cinco se inclinó para darle un beso en la mejilla antes de acercarse a Delores. Ella le sonrió, con sus mejillas un poco sonrojadas por la risa.
—Parece que están pasando un buen rato —dijo Cinco acercandose a ella
—Sí, está siendo un día perfecto —respondió Delores, con una sonrisa cálida—. ¿A dónde vas?
—Nos acabamos de quedar sin chatarra
Delores asintió, con su mirada llena de cariño. — Ten cuidado ¿Si?
— Si, amor — se inclinó para besarla suavemente en los labios. Luego, se agachó para despedirse de Max, quien estaba ocupando su tiempo con la pelota.
—Hasta luego, campeón —dijo Cinco, dándole un beso en la frente y revolviendo su cabello—. Cuida de mamá mientras estoy fuera.
Max sonrió, sus ojitos brillaban mientras asentía. Cinco se levantó, dándole una última mirada a Delores antes de salir de la casa. Delores lo observó partir, luego volvió su atención a Max, que ya estaba corriendo hacia ella con la pelota en las manos, listo para continuar con la diversión.