- 𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟭𝟯 | 𝐍𝐮𝐧𝐜𝐚 𝐭𝐞 𝐨𝐥𝐯𝐢𝐝𝐚𝐫𝐞́ 𝐃𝐞𝐥𝐨𝐫𝐞𝐬 -

157 21 2
                                    

Los siguientes días, Número Cinco continuó con su busqueda sobre quien o que acababa con el mundo, giándose por el ojo que tenía como pista, el cuál, pertenecía a Harold Jenkins, alías Leonard Peabody, la pareja sentimental de Número Siete, al enc...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los siguientes días, Número Cinco continuó con su busqueda sobre quien o que acababa con el mundo, giándose por el ojo que tenía como pista, el cuál, pertenecía a Harold Jenkins, alías Leonard Peabody, la pareja sentimental de Número Siete, al encontrarlo muerto en la casa de Número Siete, creyó que todo se había resuelto, y esque en su mente tenía sentido, cuándo fue a la comisión engañando a su ex empleadora, La Encargada. Consiguió una orden dirigida a alguno de los agentes de campo de la comisión. "Proteger a Harold Jenkins"

Número Cinco decidió relajarse, preparó unas margaritas y las sirvió, una para "Delores" y otra para el.

— Bueno ¿crees que realmente lo logramos? ¿Crees que realmente detuvimos el apocalipsis? — Habla Número Cinco conversando con el maniquí, mientras música de Jazz sonaba en la radio, el bebe un sorbo de su margarita y luego vuelve su vista al maniquí — ¿Y ahora que? — El movía el pitillo en su bebida — No sé... Escucho sugerencias

Un sonido de alguien golpeando la puerta, lo desconecta de sus pensamientos, él mira al maniquí y da un sorbo a su margarita para luego hablar — Voy yo.

Al poco rato de que Número Cinco fue a abrir, regresó acompañado de Hazel.

— ¿Viniste a matarme? — Preguntó tranquilo Número Cinco sentandose denuevo en su lugar

— Oh, mierda. Lo siento. Son viejos hábitos. — Respondió Hazel guardando su arma — Bueno, puedo entender por qué puedes sentirte así, ¿sabes?

— Bueno, atacaste nuestra casa, trataste de matar a mi familia y secuestraste a mi hermano.

— No hay mucho que pueda hacer respecto al pasado. No soy el único asesino en esta habitación. Tienes tu propia historia sangrienta, amigo. Hablando de eso, ese trabajo que hiciste en Calhoun, esa mierda es legendaria. No puedo creer que esté aquí hablando contigo, después de todo...

— Hazel, ¿por qué estás aquí?

— Bueno, en realidad... — Habla Hazel, antes de ser interrumpido por Diego, el cual lo ataca enviandolo al suelo

— ¡Diego, espera! — Dijo Cinco a lo que claramente Diego no prestó atención y cotinuó peleando con Hazel

Cinco no hacía nada al respecto, solo observaba, hasta que Diego mordió la oreja de Hazel, Cinco se teletransportó detrás de Diego, rompiendole un florero en la cabeza — Morderte estuvo de más. Hazel, lo que sea que hayas venido a decir, te sugiero que lo digas rápido, antes de que él vuelva en sí. — Habló Cinco volviendo a su lugar

— Dejé a mi compañera, dejé la Comisión y vine a hacer voluntariado.

— ¿Para qué?

— Para ayudar a detener el apocalipsis.

Cinco ríe ante ello bebiendo de su margarita

— ¿Qué podría ser tan divertido para ti en este momento?

— Antes de responder eso, ¿por qué quieres ayudarnos?

— Digamos que tengo un interés personal en una tienda de donas.

—  Odio decírtelo, amigo, pero llegas un día tarde. El hecho de que estés aquí ahora significa, sin lugar a dudas, que ya no habrá apocalipsis.

— ¿En serio? ¿Cómo lo sabes?

— El objetivo está muerto. Lo encontré esta mañana. Eras la última incógnita que quedaba en la ecuación.

Hazel deja salir una leve risa — mierda. ¿En serio?

— Mjm... Contigo fuera, ya no vendrán los jinetes.

— ¡Oh!  genial. — Dice Hazel riendo leve, pasando a sentarse junto a el, toma la licuadora y bebe lo que habia sobrado de las margaritas que había preparado Cinco.

— ¿Y ahora qué? — Preguntó Hazel

— Sabes, para ser honesto, no lo sé. He estado persiguiendo esto durante tanto tiempo que... Nunca pensé realmente en el día después... No lo sé. ¿Y que hay de ti?

— Ya terminé con toda esta locura. Es hora de empezar de nuevo. Deberías hacer lo mismo.

— Es más fácil decirlo que hacerlo. — Dijo Cinco para luego beber un sorbo de su margarita

— No tiene por qué ser difícil. Piénsalo de esta manera: si nunca hubieras viajado en el tiempo, si nunca te hubieras topado con La Encargada, ¿qué habría pasado?

Cinco mira a Diego y luego vuelve su atención a Hazel — Supongo que habría crecido para ser una persona inmadura y emocionalmente atrofiada como todos los demás por aquí.

Hazel se ríe suavemente — Bueno, ahí está. Ahora puedes serlo. Buena suerte. — Dice Hazel levantándose de su lugar, la vista de Número Cinco se fijó en el maniquí.

Cinco en un momento si había pensado que hacer despues de todo el tema del apocalipsis... Vivir junto a Delores, tener un hogar... Formar una familia, vivir una vida tranquila, aunque despues de que ella falleció aquel plan ya no era más que un sueño frustrado. Se había aferrado a aquel maniquí como a la memoria de su fallecido amor que.... Quizás ya era tiempo de soltar.


...


Más tarde, Número Cinco se dirigió de nuevo con Delores a aquella tienda, cruzaba por los pasillos de la ropa aún dudoso de la decisión que había tomado, al llegar donde se encontraban otras cuatro maniquís, Cinco se quitó la maleta donde cargaba a Delores.

— Hola... — Dijo sacandola con delicadeza y acomodandola en el medio — Apuesto a que se siente bien estar de vuelta... Con tus amigas... Y está bien, puedes... decirlo... Hacemos una extraña pareja... — El desvia su mirada a un lado y conteniendo un nudo en su garganta, vuelve a posar su mirada en ella — Esto no es fácil para mí, Delores, yo... Quiero que sepas que valoro cada minuto que he compartido contigo, los 23 millones y medio de minutos... Toda una vida... Ahora míranos. Con suerte tendremos una segunda. — El deja salir una leve risa y la vuelve a mirar — Sí. Tienes razón. Aún me falta mucho por crecer. — Hizo una pausa dejando salir un suspiro — Nunca te olvidaré, Delores. — Deja salir otro suspiro y recoge su mochila ahora vacía y se retira, en uno de los pasillos de la tienda, le habla a una trabajadora del almacen — Disculpe...

— ¿Sí?

— ¿Podría darle a ese maniquí algo nuevo para usar? Ama las lentejuelas... — Cinco le da una última mirada al maniquí con una pequeña sonrisa y se va.


...




FIN DE LA PRIMERA PARTE.

𝐀𝐍𝐆𝐄𝐋𝐎 𝐌𝐈𝐎 | Una historia de Cinco Hargreeves y DeloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora