Cinco caminaba por la oscura estación de metro, con una linterna en mano. Observó un cable que podría serles de utilidad, así que haló de el, pero en el proceso su linterna cayó a las vías del metro.
— Mierda... — Susurró para luego bajar a recojerla, al ya tenerla, iluminó debajo del suelo de la estación y una libreta polvorienta atrapó su atención. — ¿Y eso? — Con curiosidad, la tomó en sus manos, y al abrirla, sus ojos se abrieron con sorpresa al ver que todas las páginas estaban llenas de notas y diagramas.
El trazo de la escritura era inconfundible: era su propia letra.
Con una creciente sensación de asombro, comenzó a leer las notas en la libreta. — ¿Que carajo?... Es el camino de vuelta — Dijo en un susurro para si mismo.
Cinco cerró la libreta y la guardó en el interior de su chaqueta. No estaba listo para compartir lo que había encontrado... Almenos, no aún.
...
CINCO MESES DESPUÉS
Cinco estaba sentado en una mesa bebiendo una copa de vino, el sonido de unos pasos ligeros lo sacó de sus pensamientos. Delores apareció en el umbral, con una sonrisa traviesa dibujada en el rostro. Llevaba algo detrás de la espalda, oculto de su vista.
—¿Qué estás tramando? —preguntó Cinco, alzando una ceja con curiosidad, dejando su copa en la mesa
Delores se acercó, manteniendo su sorpresa oculta hasta el último momento. Se inclinó hacia él y, con un gesto teatral, sacó un pequeño frasco de café instantáneo de detrás de su espalda.
—¡Tarán! —exclamó con una sonrisa radiante, mientras le entregaba el frasco— Es solo un regalo por 8 años atrapados aquí. Nunca me dejaste reponerte el café que se te rego encima la vez que nos conocimos y... Sé que te encanta el café... Aunque este es solo café instántaneo.
Cinco miraba el frasco con una mezcla de sorpresa y ternura. Lo tomó en sus manos, inspeccionándolo con detenimiento como si fuera un objeto precioso. — Delores... Tengo que decirte algo.... — Dijo levantando su mirada hacia ella
— Okey... — Dijo ella tomando asiento enfrente de él, Cinco sacó de una mochila una libreta desgastada y se la entregó — ¿Que es? — Delores, la abrió observando lo escrito en las páginas
— Un código, para volver a casa — Respondió
—Cinco... —susurró ella, sus ojos se volvieron hacia él con una mezcla de asombro y esperanza— Esto... ¿Esto significa que podríamos volver?
Él asintió, pero sus ojos no reflejaban la misma emoción que los de ella.
—Podríamos, sí —admitió con voz cautelosa— pero ¿a qué? Aquí tenemos a Max, tenemos una vida que no está marcada por el peligro constante o líneas temporales inestables. No hay apocalipsis, no hay amenazas. Solo... paz.
Delores lo escuchó en silencio, comprendiendo el dilema que él enfrentaba. Pero aun así, sentía que algo faltaba.
—Cinco, entiendo que estés tratando de protegernos, pero... Max va a necesitar algo más que esta vida. Va a necesitar amigos, otros niños de su edad. No podemos mantenerlo aquí, aislado del mundo para siempre.
Él bajó la mirada, apretando los labios en un gesto de preocupación. Sabía que ella tenía razón, pero el miedo de lo que podrían encontrar si regresaban era casi paralizante.
—No sabemos a qué vamos a regresar —dijo finalmente, con un tono más sombrío— Podría ser peor que antes. Podría ser... podría ser nada. Y no quiero ponernos en peligro otra vez.
Delores se acercó a él, tomando su mano entre las suyas.
—Sé que solo quieres protegernos, y aprecio eso más de lo que puedes imaginar —dijo, con sus ojos llenos de comprensión— Pero no podemos vivir con miedo a lo que podría pasar. Max necesita más, y nosotros también. No podemos encerrarnos en esta burbuja y olvidar el resto del mundo.
Cinco levantó la vista, encontrando los ojos de Delores. A pesar de sus temores, sabía que ella tenía razón. Max merecía algo más, y no podían seguir huyendo de su pasado.
—Lo entiendo —dijo finalmente, su voz más suave ahora— No quiero que vivamos con miedo, pero tampoco quiero arriesgar lo que tenemos.
—Cinco... —continuó ella con voz suave, pero firme— Tu familia también te necesita. Siempre me has hablado de lo importantes que son para ti. Ahora que tenemos la oportunidad de regresar, no solo por nosotros, sino también por ellos, creo que deberíamos hacerlo. ¿Quién sabe a qué se están enfrentando sin ti?
Las palabras de Delores tocaron un punto sensible en Número Cinco. Pensó en sus hermanos, en todo lo que habían pasado juntos, en cómo siempre se habían apoyado mutuamente a pesar de sus constantes peleas. La idea de que ellos pudieran estar en peligro sin él lo llenó de una nueva preocupación.
—Tienes razón —admitió, apretando suavemente la mano de Delores— No puedo dejarlos solos. No puedo ignorar lo que podría estar pasando. Pero aún quiero protegerte a ti y a Max.
—Lo entiendo, y sé que harás todo lo posible por mantenernos a salvo. Pero no puedes hacerlo solo, y no podemos quedarnos aquí eternamente. Encontraremos la manera de proteger a nuestra familia, a Max, y también de estar ahí para los que te necesitan.
Cinco dejo salir un largo suspiro y finalmente asintió lentamente
...
La estación de metro se mantenía en silencio Cinco, Delores, y Max estaban de pie en el andén, esperando el tren que los llevaría de regreso a su línea temporal.
Cinco no dejaba de mirar hacia ambos lados del túnel, sus pensamientos estaban enredados en un torbellino de incertidumbre. Sabía que Delores tenía razón al insistir en regresar, que era lo correcto para Max y para ellos. Pero el miedo a lo desconocido, a lo que podrían encontrar al otro lado, lo mantenía en un estado de tensión constante.
Delores, pudo notarlo. Se acercó a él con una sonrisa suave, extendiendo su mano hacia la suya. Sus dedos se entrelazaron con los de el, y el simple contacto le transmitió una sensación de tranquilidad que necesitaba desesperadamente.
—Hey —susurró ella, mirándolo con ternura— Todo va a estar bien.
Cinco bajó la mirada hacia sus manos unidas, y luego levantó los ojos para encontrarse con los de Delores. En ese momento, toda la ansiedad que lo había estado consumiendo pareció desvanecerse un poco. Su mano, antes tensa, se relajó bajo el toque de Delores.
—Lo sé —dijo Cinco, con un tono más suave— Es solo que... no puedo evitar preocuparme. Todo esto es... mucho.
Delores asintió, comprensiva. Ella también estaba asustada, Cinco miró a su hijo, luego a Delores, sabía que, pase lo que pase, tenía a las dos personas más importantes de su vida a su lado. Y eso era suficiente para enfrentar cualquier cosa.
El sonido del tren acercándose rompió el silencio, y las luces del túnel comenzaron a iluminar el andén. El tren estaba llegando.
El tren se detuvo con un chasquido y un silbido de frenos. Las puertas se abrieron con un sonido de un pitido, y Cinco y Delores, se miraron una vez más antes de dar el primer paso hacia lel tren, finalmente los tres subieron al tren.
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𝐀𝐍𝐆𝐄𝐋𝐎 𝐌𝐈𝐎 | Una historia de Cinco Hargreeves y Delores
Fanfiction❝ - Todos esos años solo... Debió afectarte la cabeza... - Bueno... No estuve solo. - Oh... ¿Con quien? - Su nombre era Delores. ❞ ... Una historia donde Delores... Nunca fue un simple maniquí, ni una simple jugada de la mente p...