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Suspiro con determinación, después de dos semanas y un día estaba listo para salir y afrontar lo que sea que deba de afrontar.

Miro su reflejo en el espejo de cuerpo completo en la pared, sonriendo satisfecho.

Observo el reloj y con una sonrisa salio de su casa.

La conversación que tuvo ayer por la tarde con Japón lo había ayudado muchísimo y justo ahora, estaba a punto de encontrarse con sus hermanos y amigos.

Lo habían invitado a esa salida como hace una semana mientras estaba hundido en su tristeza, cosa que hizo que la rechazara rotundamente en el momento.

Sin embargo, al final si iba a ir, porque ya que chucha.

Tal vez era un buen comienzo para ver cómo funcionaba el tema de su don y usarlo como una oportunidad de ayudar.

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- ¡Ecu, hace tiempo que no te habíamos visto! Vente pa' ca.

Sonrió y se dejó abrazar por el mexicano mientras el mexicano le habla de mil y un cosas, observando de reojo el hijo que salió de su meñique.

Disimuladamente trato de agarrar el hilo, sintiendo como desde la nada, el hilo se transformaba entre sus dedos.

Y antes que pudiera hacer algo más, México lo soltó, logrando que el hilo desaparezca igual de rápido como apareció, dejando simplemente aire en lo que alguna vez fue un sólido.

Con curiosidad paso su mano, disimuladamente por donde antes había tocado, no sintiendo nada.

Sorprendido, trato de calmarse mirando otra vez a México.

- ...entonces fue estupendo, ¿y tu? ¿Cómo así llegaste?

- E-eh... Es que lo que tenía se me cancelo y como tuve la oportunidad de venir, simplemente llegué.

Sonrió ligeramente avergonzado, regresando su atención a sus amigos.

No había escuchado nada de lo había dicho antes de la pregunta.

- Y bueno... ¿Qué se celebra?

- ¡Ya te lo dije!

- ...¿Mala memoria?

El mexicano rodo los ojos, suspirando con algo de pesadez.

- Es por Perú, ha hecho avances con respecto al gringo y hemos decidido como grupo que nos cuente todo con una reunión para ponernos al día.

- Ohhh...

- Siempre es interesando saber sobre la vida amoroso de otro.

Una tercera voz se unió pasando su brazo alrededor de mi cuello.

- ¿Que hubo? Estuvo desaparecido, hermanito.

- Estuve algo ocupado.

Puse menos atención a lo que hablaban, dejando que fluyera la conversación sin mi, mirando el hilo rojo que caí por el meñique del brazo que estaba sobre mi.

Agarre el hilo aprovechando que todo estaban lo suficientemente entretenidos y cuando sentí aquella fibra entre mi dedos, la levante inspeccionandola.

El hilo era realmente bello, lucia suave y terso, incluso podría atreverse a decir que brillaba levemente.

Lo paso alrededor de sus dedos, acostumbrándose a la sensación y después jalo el hilo.

Escucho a Colombia quejarse y a México sobarse levemente la mano, como si un pequeño animal les hubiera mordido cerca del meñique.

Intrigado, volvió a mirar el hilo y sorpresa fue lo único que pudo mostrar cuando notó que su hermano y su amigo estaban unidos.

En un suave, hermoso y fuerte hilo rojo.

HilosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora