7° hora. Lujuría

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Aitana

Y la medalla para la persona mas estúpida de este ascensor es para... Aitana.

Yo que hace unos segundos estaba súper orgullosa de mi misma y de haber parado esa situación, ahora estaba en su regazo pronunciando con todas las letras que era él.

Era quien más placer me provocaba, quien quería en mi cama, quien quería que me tocara...

Estas cosas deberían avisarlas antes de subir en un ascensor, como el cartel de no fumar. Aviso: puedes acabar encima de tu ex rogándole por sexo, solo si eres idiota, pero es una posibilidad.

No lo había dicho en voz alta, pero él sabía que estaba rogando. En cada gesto expresaba mi necesidad de él.

Pero esa maldita camiseta se me estaba resistiendo, después de un par de intentos ya la tenía en su cuello toda enredada dejandome por fin explorar su espalda.

Hacia años que sus manos no me tocaban, pero parecian segundos, seguian sabiendo a la perfeccion que partes tenían que tocar para que yo llegara a un punto de placer que hacia años que no conocia.

Luis Cepeda y su asquerosa sonrisa, yo sabía perfectamente cuando me subí a ese ascensor que terminaria así, yo lo sabía.

Pero como soy tonta no me baje de ese maldito ascensor. Y como soy tonta estaba allí, encima de él mientras notaba que las prendas comenzaban a sobrar, comencé a quitarme la camiseta para solucionar ese problema.

Luis no parecia muy descontento con mi idea, ya que me desabrocho el sujetador con toda la prisa del mundo y con toda la habilidad también.

Siempre me sorprendió su agilidad a la hora de desnudarme, antes me provocaba inseguridad, pero en ese momento me provocaba una gran satisfacción de poder quitarme la ropa rápido para llegar a eso que mi cuerpo tanto deseaba.

- Joder... - dijo Luis alejandose un poco de mi para ver mi torso descubierto.

Una sonrisa llegó a mi cara para quedarse, me sentia bien aunque estuviera mal.

Acaricié su pelo un poco perdiéndome en sus ojos perdiendo a su vez todas las dudas que había tenido hasta el momento.

Su ereccion era cada vez más notable, y eso solo alimentaba más mis ganas iniciales de arrancarle la ropa para volver a sentirle completamente.

Me levante un poco para tener acceso a su pantalón, el cual desabroche sin ningún cuidado.

- Tranquila - dijo Luis riéndose de mi desesperacion.

Yo no sé que me estaba pasando pero estaba más asalvajada que nunca antes, sentía tener a Luis entre mis piernas más como una necesidad que como un deseo.

¿Podría ser una causa de muerte? Comenzaba a plantearmelo seriamente.

Volví a sentarme sobre él y decidí sentirle, al final, sería la última vez que lo haría.

Mis caricias se volvieron más lentas dejandome disfrutar de su tacto, de su temperatura, de su olor... de Luis, esa persona a la que tanto habia echado de menos.

Pero no solo eso, sino tambien permitiendome perderme en el gusto de sentir sus caricias también más lentas, mis caricias fueron lentamente desde su espalda hasta su cuello mientras nuestras bocas se besaban quitandonos el aire pero dándonos la vida.

Sus besos comenzaban a descender a mi cuello, yo me arqueaba de puro placer mientras le dejaba hacerle lo que quisiera conmigo. Era completamente suya.

Todo era mucho más lento, ahí supe que no era un calenton, estábamos haciendo el amor.

Siempre hacia el amor con Luis, fuera más rápido o lento, porque yo de verdad que le amaba, y sabia que él también lo hacía, no lo dijimos, como otras muchas cosas, pero ambos lo sabíamos.

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