La fiesta 5...

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Dark caminaba penosamente por el sendero de piedra hasta la casa de Dawn, con la expresión más amarga que nunca. No sabía por qué había aceptado venir...

Bueno, en realidad, sí lo sabía. Porque Dawn vivía aquí.

Pero ahora que estaba en su puerta, ya se estaba arrepintiendo de su decisión.

El sonido de una música apagada atravesó la puerta y el leve zumbido de voces -demasiadas voces- se filtró por las paredes.

Apenas levantó la pata para llamar, la puerta se abrió de golpe y allí estaba Crystal, en todo su esplendor helado. Los penetrantes ojos azules de la Glaceon se clavaron en él, y sus labios se curvaron en una sonrisa malvada muajaja.

-Mira quién ha decidido aparecer, - dijo, con su habitual tono de burla en la voz. Se hizo a un lado, dejándole espacio suficiente para pasar. - No creí que fueras de los que se "divierten", Dark.

Dark frunció el ceño y su cola se agitó detrás de él con irritación.

-No lo soy. Sólo vine porque... - Hizo una pausa, dándose cuenta de que probablemente no era inteligente admitir que Dawn era la razón por la que había aparecido. -... Porque Speed tenía a mi familia como rehén.

Crystal enarcó una ceja, poco impresionada.

-Claro, Dark. Lo que sea que te ayude a dormir por la noche. - Lo miró de arriba abajo, con una sonrisa de satisfacción. -Parece que estás aquí para un funeral, no para una fiesta. Anímate, quieres? O es que por fin tu fea jeta está a la altura de tu personalidad?

-Yo también me alegro de verte, Crystal, - respondió secamente. Dio un paso hacia el interior, tratando de ignorarla, pero Crystal aún no había terminado.

Ella se inclinó más cerca, su voz cayendo a un susurro bajo que goteaba veneno.

-Por cierto, vete a la mierda. - Soltó una carcajada burlona y se marchó, agitando la cola con arrogancia.

-Ñiñiñi. Pinché puta...

El salón era un torbellino de movimiento. Pokémon en diversos estados de embriaguez llenaban el espacio. En el aire se respiraba el aroma de los snacks, las bebidas y una pizca de desesperación por divertirse.

Divisó a Blaze al otro lado de la sala, rodeado por un grupo de entusiastas a la fiesta.

Respirando hondo, Dark maniobró entre la multitud hacia Blaze. Si alguien sabía dónde estaba Dawn, era él. Al acercarse, alzó la voz para que se le oyera por encima de la música.

-Blaze!

-Huh? Oh, Dark! Viniste! - exclamó, realmente contento. - No pense que vendrias.

Dark se encogió de hombros.

-Sólo buscaba a Dawn. La has visto?

-Oh, ya veo, - Blaze se rió, señalando con una pata hacia el otro lado de la habitación. - La última vez que la vi, estaba junto al sofá. Parecía que estaba tratando de desaparecer en él. Ya sabes cómo es con las multitudes.

-Sí, gracias. - Dark asintió y se volvió hacia el sofá.

-Buena suerte! - le gritó Blaze, riendo mientras Dark se alejaba a toda prisa.

La mirada de Dark recorrió la habitación hasta que se posó en Dawn. Estaba sentada en el borde del sofá, visiblemente incómoda. El ruido y el caos parecían arremolinarse a su alrededor, pero ella seguía siendo una tranquila isla en medio de la tormenta.

Oh, sí. El plan de flirtear y besarse apasionadamente con Dawn ha zarpado.

Aclarándose la garganta, finalmente habló.

Dias de Escuela NormalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora