La fiesta 7...

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Marina flotaba perezosamente de espaldas en la piscina, con los ojos cerrados mientras absorbía los sonidos de la fiesta a su alrededor. Era la única que estaba en el agua, lo que le venía muy bien. Con la música atronando desde la casa cercana y el parloteo de los asistentes a la fiesta llenando el aire, era el telón de fondo perfecto para sus travesuras habituales. La luz de la luna brillaba en su húmedo pelaje azul y el agua la envolvía suavemente mientras se dejaba llevar.

Su bañador era un diseño sencillo y elegante, más práctico que llamativo. Era de una pieza, para decepción de algunos espectadores prepubertos cachondos de MIERDA que esperaban un espectáculo.

Marina, por supuesto, no era consciente de ello. No era de las que se vestían provocativamente para llamar la atención; sus travesuras le proporcionaban toda la atención que necesitaba.

Marina rebuscó en su bolso y sacó un tubo de pegamento que siempre llevaba consigo, por si le venía la inspiración. Con la precisión de una bromista experimentada, aplicó una generosa cantidad de pegamento en el reverso de una moneda. Luego, con una mirada de pura travesura, la presionó firmemente contra el suelo, justo en medio del camino que llevaba a la piscina.

-Perfecto, muajajaja!

Era una broma clásica, sencilla pero eficaz. Y a Marina le encantaban los clásicos.

-Marina owo, - se oyó detrás de ella.

Marina miró por encima del hombro y sonrió al ver que Melissa se acercaba. La silueta de la Sylveon estaba enmarcada por las brillantes luces de la piscina, y su atuendo dejaba muy poco a la imaginación.

Marina estaba segura de que su bikini era una talla más pequeña.

-Hola, Mel, - dijo Marina, flotando perezosamente sobre su espalda. - Has decidido unirte a mí en el agua?

-Oh, ya me conoces, Marina. Sólo quería ver qué hacía mi mejor amiga. - Hizo una pose al borde de la piscina, con una pata en la cadera y la cabeza inclinada, como esperando el flash de la cámara. - Qué te parece? Bonito, verdad?

Marina se rió, rodando los ojos pero sonriendo de todos modos.

-Parece que estás a punto de desfilar por una pasarela.

-Es lo mismo, - bromeó Melissa, sumergiendo una cinta en el agua y haciéndola girar. Observó las ondas con leve interés y luego volvió a centrar su atención en Marina. - Los chicos no me quitan los ojos de encima esta noche. No es que los culpe.

Lo dijo sin una pizca de arrogancia. Melissa hablaba como si estuviera afirmando un simple hecho, como si el cielo fuera azul o el agua estuviera mojada.

-Quiero decir, ¿cómo podrían no hacerlo? Mírame. - Se inclinó, examinando su reflejo en la superficie de la piscina con una sonrisa simple.

-Sí, sí, aja, - rió Marina, salpicando un poco de agua en dirección a Melissa. - Eres un bombón, lo entendemos. Venga, métete ya!

Melissa hizo un mohín juguetón, pero se acercó al borde, dejando que sus patas colgaran en el agua.

-Sólo si prometes no salpicarme demasiado. No me he pasado todo este tiempo luciendo fabulosa para estropearlo en cinco segundos».

-Trato hecho a regañadientes.

Melissa asintió satisfecha y se metió en la piscina, asegurándose de hacerlo con la mayor elegancia posible. Se deslizó por el agua como si hubiera nacido para ello, arrastrando sus cintas como una suave nube rosa. Una vez sumergida hasta los hombros, se relajó, flotando junto a Marina con un suspiro de satisfacción.

Flotaron en agradable silencio durante un momento, mientras los ruidos de la fiesta se desvanecían en el fondo. Marina miró a Melissa con el rabillo del ojo.

Dias de Escuela NormalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora