Dias de Escuela Normales

Lapiz

En una de las mesas, el Umbreon llamado Dark, con su pelaje oscuro y su gesto de fastidio, se dio cuenta de que no tenía lápiz.

Sus ojos rojos recorrieron la habitación hasta detenerse en Melissa, la Sylveon que estaba sentada a su lado. Con un suspiro resignado, se inclinó hacia ella y murmuro.

-Me podrias prestar un lápiz?

Melissa, con su aspecto delicado y sus lazos rosados, levantó una ceja con incredulidad al escuchar la solicitud de Dark.

-Me hablas a mi?

-No, le hablo al profesor, - respondió Dark con un tono sarcástico. - podrias solo darme un lápiz?

-Omaigod, Dark, acaso tienes un crush en mí? - preguntó Melissa, con una sonrisa juguetona curvando sus labios rosados.

-Qué? No! Solo quiero un lápiz!

-Mira, Dark, sé que soy un dulce para los ojos...

-No lo eres.

-Pero no eres mi tipo, sabes? - continuó Melissa, ignorando la interrupción mientras adoptaba una pose elegante.

-SOLO QUIERO UN LÁPIZ!

-Oh, Dark, no tienes que ser tímido al respecto, - canturreó Melissa. - Es normal enamorarse de alguien tan encantadora como yo.

-NO ERES ENCANTADORA!

-Chicos... - Carraspeo el profesor Alakazam, - si no se calman voy a mandarlos a la oficina del director.

-YO NO ME CALMO HASTA QUE LA PUTA DE MELISSA ME PRE-

***

-Así que... - empezo el director lucario, - ahora que hacen aquí?

-Mi compañera Melissa no me quiso prestar un lápiz.

-Mi compañero Dark niega sus sentimientos hacia mi.

El director sujeta sus sienes con resignacion, enfadado ya por tantas situaciones similares con este par de imbéciles.

-Dark, ignora a Melissa y usa una pluma. Melissa, deja de-

-Omaigod, director? Acaso tiene un crush en mi?

-Melissa, tengo esposa.

***

Con un suspiro de alivio, Dark logró anotar todos los apuntes antes de que la multitud de estudiantes saliera disparada del salón, dejando atrás al profesor Alakazam que se tambaleaba hacia su escritorio con una mueca de agotamiento.

Dark, sin importarle el caos a su alrededor, calladamente arreglaba su mochila y lapicera para dejar este infierno.

Hasta que nota algo fuera de lo común dentro de sus cosas.

-Oh, si tenía un lapiz-