Momentos de calma

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Prompt: Lucero y Mijares meditan/hacen yoga juntos (o mejor dicho, lo intentan 😅).

Una observación antes de continuar: No todas las one-shots serán necesariamente románticas. Creo que el núcleo de la relación entre los dos es esa amistad inquebrantable que nació de un amor muy bonito. Entonces, algunas one-shots serán románticas, pero otras tendrán como base la amistad (esta one-shot es un ejemplo).

Otra observación: Español no es mi lengua materna. Hice lo mejor que pude. Así que, si hay algún error, les pido disculpas.


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Lucero y Mijares estaban sentados en el centro de la espaciosa sala de estar de Lucero. La luz suave entraba a raudales por los grandes ventanales, inundando el lugar. En el suelo, una alfombra gruesa cubría la superficie, mientras que cojines de colores vivos estaban esparcidos por aquí y allá, añadiendo un toque vibrante al ambiente. Mijares parecía incómodo y aburrido, mientras que Lucero mantenía una postura tranquila, con los ojos cerrados y una actitud serena.

"¿Así que esto es todo?" preguntó Mijares, abriendo un ojo para mirar a Lucero con una mezcla de escepticismo y diversión.

"¿Esto qué?" respondió Lucero, con los ojos aún cerrados pero con una sonrisa que insinuaba su paciencia.

"¿Yoga?" preguntó él, gesticulando exageradamente con las manos como si explicara algo obvio. "¿Nos sentamos aquí en este suelo duro, cerramos los ojos y respiramos? ¿Cómo se supone que esto es un ejercicio?"

Lucero soltó una risa contagiosa que hizo que perdiera momentáneamente su postura erguida. "Eres muy impaciente. Estamos meditando. Meditar es un ejercicio, pero para la mente. Después usaremos más el cuerpo," explicó, ajustando su postura con cuidado para volver a la calma.

Mijares resopló, haciendo una mueca exagerada y mirando a su alrededor como si buscara una salida. "¿Ejercicio para la mente? Mi mente ya está cansada solo de intentar entender qué estamos haciendo."

Lucero negó con la cabeza, aún riendo suavemente. "Eres imposible." Suspiró, intentando recuperar la compostura. "Confía en mí, esto valdrá la pena."

Él puso los ojos en blanco, pero una sonrisa traviesa apareció en sus labios. "Si tú lo dices, te creo... Pero si me duermo aquí en el suelo, será tu culpa."

Y así se quedaron, quién sabe cuánto tiempo. Mijares soltaba una bocanada de aire cada 30 segundos, mientras Lucero hacía todo lo posible por ignorar sus inquietudes y los pequeños gruñidos que interrumpían su concentración.

"¡Deja de resoplar!" exclamó Lucero de repente, abriendo los ojos y mirándolo con exasperación.

"¿Y qué quieres que haga? ¡Esto no tiene sentido! ¿Cuál es el propósito?" dijo él, visiblemente irritado, moviendo las manos en el aire.

"Ya te lo he explicado, es para ejercitar la mente," respondió Lucero, esforzándose por mantener la calma.

"Lo que ejercita la mente es hacer cálculos y jugar ajedrez. Estar sentado pensando en nada no es ejercicio para las neuronas," replicó Mijares.

Lucero respiró profundamente, murmurando "dame paciencia, Señor" antes de volverse hacia él con un esfuerzo por no perder la compostura. "Si estás pensando en 'nada', ya estás haciendo todo mal. No se trata de no pensar, sino de permitir que los pensamientos fluyan sin aferrarse a ninguno. Solo quédate quieto y trata de relajarte..." Ella tomó una de sus manos, apretándola suavemente.

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