Arlecchino nunca había conocido el cariño.
Aparte del cariño de sus hijos de la casa de la hoguera, era el cariño y respeto mutuo que habían entre ellos. Cómo su padre, su deber era encaminarlos hasta que pudieran protegerse solos y no era algo que todos supieran, pero era más blando que esa "madre".
Crucabena crío a sus hermanos y a ella para matarse, sin tener consideración o arrepentimientos pero las cenizas de aquellos en que empuño su espada quedaban en su memoria torturandola cada noche así como de sus víctimas.
Al menos eso fue hasta que un año después matara a su madre, negándose a convertirse en el gran "rey" que ella deseaba y con el dolor de matar a la única amiga que fue capaz de comprenderla. Estaría muerta, si no fuese por el perdón de la zarina y el traslado del título de la cuarta Fatui a ella.
Y cada vez que veía sus manos, el color negro que aquel día llegó a extenderse hasta sus brazos solo notaba sangre de sus enemigos caídos y el cadáver de Clervie que una vez cargó. Considerando para si misma que esas manos no podían traer nada bueno pero ahora...
Tenía al Hydro Arcón entre sus brazos, no hace mucho que había descubierto que tenía pesadillas que ahora ella intentara negarlo, estás la afectaban de cierta forma.
No había conocido a alguién que le atormentará su pasado como para provocarle pesadillas y darle insomnio.
Furina tenía sus problemas internos, no podía ayudarla porque no sabía cómo hacerlo pero se quedó a su lado como siempre lo hizo y está vez la vio más tranquila.
Ahora no solo acompañaba al ex arconte, si no entraba a su casa y a su habitación. Se acostaba a su lado y ayudaba a dormir. Definitivamente había sobrepasado toda barrera.
Pero el resultado era único, podría ser la primera persona que haya visto a Furina con ojeras y desaliñada, así como ahora se aferraba a su calor entre las sábanas como un cachorro.
Arlecchino no conoce que es un abrazo, no creía ser merecedor de que otro ser que no sean sus hijos más pequeños pudieran atreverse a darle tal cariño y ahora tenía a alguién que deseaba hacerlo.
Alguién que no le tenía miedo...
Si tuviera que darle un nombre a lo que tenían ambas no sabría cómo, los amigos suelen salir y divertirse, así como estar el uno para el otro. Pero los amigos no se sonrojan al verse ni salen a citas. No sé regalan flores, no se dan besos en la mejilla ni abrazos constantes.
Lo único que le queda es abrazar está conexión lo mejor que pueda, pero no demasiado para dejarla rota al irse. Por si fuese poco, está calidez que sentía la estaba adormeciendo y acompañó a la usuaria de Hydro en su sueño.
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—¡Muchas gracias, Arle!—Luego de unas buenas horas de sueño tenía a Furina despierta y de buenos ánimos. Por su parte, aún sentía algo de adormecimiento en su cabeza por la siesta que se dió. Cómo Furina pudo dormir tan bien como cuando tomaba sonmiferos, quería recompensar al presagio.
—No tienes porque agradecer..solo te ayudaba.
Se encontraban en el comedor, la más baja hacía algo de té para ambos y había sacado una caja de pasteles del refrigerador para compartir. Aunque el sonido del golpe de la puerta principal llamaría su atención y se levantaría.
—¿Puedes atender?—preguntó el ex arconte, Knave asintió en silencio y camino hasta allí. Al abrir la puerta se encontraría con Neuvillette quién con solo verla ya tenía la peor expresión de todas.
El gran juez supremo era muy calmado, sus expresiones eran neutras como las de ella pero había cierta impresión al verla y notó como de inmediato apretó la empuñadura de su bastón. Estaba a punto de invocar su guadaña por instinto pero luego se escuchó los pasos apresurados de la más baja acercarse.
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A tu lado [Arlefuri]
FanfictionDespués de la profecía, Arlecchino concurrir a Furina y ella parece desarrollar nuevos sentimientos por el Fatui. Hay cosas que pueden ir bien, pero una relación entre el 4º heraldo y un ex archón no va de la mano. Fanfic original de Ao3 La imagen n...