Capitulo 7

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Lyney y Lynnette regresaron a su hogar, el mago parecía tratar de querer convencerla de algo por todo el camino, aunque ella se mantenía estoica como siempre. Poco después, se encontraron con su padre quién no demoró en preguntar.

—¿Entregaron lo que les pedí?

—Si, padre. Se lo di personalmente a Lady Furina..—Contestó Lyney, algo dudoso de sus palabras sin saber agregar lo que vió o dejarlo así.

A Arlecchino esto no le convenció, conocía a cada uno de sus hijos muy bien por lo que volvió a preguntar de nuevo.

—¿No de sucedió nada más?

—No, nada. La Señorita Furina mando sus agradecimientos a los niños por los pasteles.

Una mueca de un ligero disgusto se formó en su rostro, algo que no le gustaba era que omitieran partes de algo que posiblemente era de su interés, especialmente si se trataba de personas de su interés.

—¿Lynnette?—Su mirada fue hacia la femina. Si el no hablaba entonces tendría que optar por ella.

—Hubo un conflicto luego de que Lyney saliera, un hombre—Arlecchino hizo una señal de que siguiera—Estuvo gritando e insultando a la Señorita Furina cuando entró.

—¿Dónde estaban ustedes?

—Afuera, no nos metimos porque no creíamos necesario.

Knave lo pensó por un segundo, ambos jóvenes podían notar como su expresión cambiaba, ¿Preocupación? ¿Enojo? Siendo sus hijos más cercanos no sabían descifrar lo que las cruces rojas de su padre podrían transmitir.

—Tomaron una buena decisión, gracias Lynnette—La nombrada asintió con la cabeza en silencio—Y...

El esperaba un regaño, se lo merecía después de todo, sabiendo como era padre no tenía porque mentirle, pero en vez de eso consiguió una palmada en la cabeza al igual que su hermana.

—Buen trabajo por el encargo, a los dos—Lyney soltó un suspiro de alivio para si mismo, Lynnette ronroneo ligeramente por el afecto dado y pocos segundos después Arlecchino se despediría.

—Pueden volver a sus asuntos, y...estaré afuera por unas horas—Sus pasos resonaron por detrás de ellos contra el piso, iban a irse ambos también hasta que volveria a hablar—Y Lyney, hablaremos cuando regrese—Dicho esto seguiría su camino hasta irse.

—¡Me van a regañar, Lynnette!—Exclamó su hermano cuando ya no vieron al heraldo cerca.

—Lyney tonto...—La joven felina no lo escucharía y decidiría irse. Esa serenidad con la que actuaba aveces también lo mataba. Indirectamente.

—¡L-Lynnette, no te vayas!

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Arlecchino fue a la casa de Furina en cuanto tuvo oportunidad, ella no lo sabía pero tenía forma de como entrar a su casa, cosa que pensaba hacerlo para una emergencia y está era una.

En cuanto llegó abrió la puerta con cuidado, lo primero que pudo visualizar era la falta de ella en la primera planta, solo existían los zapatos azules de la ex arconte en el suelo y su chaqueta. Sin perder tiempo, entró cerrando la puerta por detrás y subió por las escaleras, lo más probable es que esté en su habitación.

Y así fue, mientras se iba acercando escuchaba sollozos y quejidos, la puerta entreabierta hizo que viera un bulto entre las sábanas desordenadas de su cama y allí estaban, sus tres criaturas junto a ella sin saber que hacer.

Al hacer el primer sonido que llamaría la atención de los miembros del salón, al verla está vez no la atacaron ni mucho menos Crabaletta giró unas mil vueltas antes de estamparse contra su cuerpo.
Fue cuidadosa al acercarse, su mano fue deslizándose en la figura que soltaba quejidos llorosos y que al escucharla reaccionó de manera brusco apartandola.

A tu lado [Arlefuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora