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ㅤㅤABRAZOS Y MIMOS.
Sakura se relaja mientras Suou piensa en lo feliz que está de amarlo y ser amado también.
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ㅤㅤLas manos de Suou se arrastran por el cabello suave de Sakura, masajeando el cuero cabelludo con dedos cuidadosos. Sakura emite un ruidito conforme desde su estado semi consciente, con los párpados caídos y la mirada desenfocada.
Está más dormido que despierto, se da cuenta Suou con gracia. Es bastante lindo así, luchando contra el sueño, relajado como pocas veces se permite estarlo. Suou siente que sus labios se curvan en una sonrisa que seguro resultaría vergonzosa si estuviera ante alguien más; pero, ¿Qué otra cosa podría hacer sino sonreír tontamente al tener a su dulce casi novio recostado sobre su pecho, acurrucado entre sus brazos?
Dicho casi novio refunfuña cuando detiene sus caricias entre los mechones ébano, pero rápidamente se derrite cuando empieza el mismo proceso con el lado de mechones de color blanco puro. Suou ríe entre dientes, encantado. Los brazos de Sakura descansan sueltos dándole un abrazo flojo que se ve acompañado por la pierna que Sakura le ha pasado encima, como para asegurarse de que no se va a levantar y dejarlo ahí solo.
No es que de no estar aplastado así Suou esté dispuesto a irse; si fuera por él, permanecería junto a su líder de grado lo que le queda de vida. Es asombroso para él mismo darse cuenta de la magnitud de sus sentimientos que lo llevan a tener tales pensamientos tan empalagosos; fue una caída lenta, supone, a lo largo del primer año y los primeros meses del segundo, Suou fue sumergiéndose poco a poco en las aguas profundas de un romance con Sakura, de todas las personas.
No es que haya algo malo en aquello. Pero es Sakura. Un hueso duro de roer cuando se trata del amor de cualquier tipo. Aunque hoy en día le va mucho mejor en todo el asunto de recibir afecto y mostrarlo también; no solo Suou, sino todo Makochi se ha encargado de derrumbar con golpes suaves las defensas de Sakura y hacerse un espacio en su pequeño gran corazón.
Suou se siente bastante seguro de sí mismo al presumir que es de las personas que más espacio ocupa en dicho corazón. Sabe que Sakura tiene un afecto especial por él, que lento pero seguro está evolucionando a amor romántico gracias al empeño que pone en cada avance que hace.
Los ojos de Sakura terminan de cerrarse, un pequeño zumbido abandonando los delgados labios cuando sucumbe al sueño; Suou aprecia en silencio lo bonito que luce descansando así. Las largas pestañas se apoyan contra las mejillas levemente ruborizadas y el contraste de blanco y negro es una verdadera maravilla; Suou nunca terminará de entender cómo es que la gente de la que Sakura habla pocas veces, aquellas personas que lo rechazaron cruelmente, pudieron hacer algo como eso. Sakura es una belleza, un ser digno de adoración.
No luce como un monstruo en absoluto. Luce como un Dios.
Distraídamente, deseando guardar la dulce imagen que proyecta su casi novio recostado así, confiando en él para mantenerlo seguro sobre su pecho, Suou deja que su pulgar acaricie la piel suave; arrastra su dedo desde la frente, pasando por las mejillas y rozando los finos labios entreabiertos.
Sakura se queja cuando le aprieta la mejilla y Suou ríe, fascinado, con el corazón caliente entre los pulmones y un cosquilleo en la punta de sus dedos que pican por tocar la piel pálida, arrastrarse por donde es suave y frotar con delicadeza en donde cicatrices la hacen áspera.
Los párpados de Sakura revolotean antes de dejar a la vista dos ojos grandes y brillantes; el derecho es un charco de plata derretida y el izquierdo, por el contrario, es de oro. Suou le devuelve la mirada con intensidad, regocijándose cuando el rubor florece en el rostro de su Sakura, que farfulla entre dientes. Pero él no se aparta.
En realidad, recarga su rostro en la palma de Suou y parece ahuyentar el sueño con tal de seguir con aquel concurso de miradas salido de la nada.
Torpemente, Sakura guía él mismo sus propias manos para acariciar el rostro de Suou también. Desliza los dedos en un toque ligero por la piel de un par de tonos más oscuros que el suyo, por encima del parche negro y la boca roja.
Por un momento, Suou tiene el impulso de sostenerlo por el cuello y atraerlo a un beso que les robe el aire. Pero la indecisión, el temor persistente que poco a poco se va deshaciendo, aún está presente en Sakura; lo sabe bien. No tiene qué apresurarse, llegará el momento y no hay por qué llevar prisas.
Con una sonrisa suave, termina por pasar los brazos por la espalda de Sakura para apretarlo contra su pecho en un abrazo que les calienta el alma, el cabello suave contra su nariz; un latido de silencio y luego Sakura deja ir un suspiro satisfecho que hace que Suou sepa que está bien, que este es el ritmo adecuado para lograr lo que quiere.
Cuando Sakura le pasa los brazos por el cuello y se recuesta una vez más contra él, Suou está vez también permite que el sueño lo embarque.
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30 DÍAS SUOSAKU.
FanfictionDRABBLES: Recolección de drabbles de Suou Hayato y Sakura Haruka.