CAPÍTULO 4

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Abro y cierro los ojos varias veces, segura de que debo estar viendo mal. 

Pero no, ahí está. 

Es el chico de anoche. ¿Qué está haciendo aquí? 

Él no me ve y sigue haciendo ejercicio tranquilamente. 

No me doy cuenta de que Helena ha vuelto y ya no queda ni una sola niña a mi alrededor hasta que su voz me saca de mi ensimismamiento.

–Moon, vuelve a la tierra.

Dejo de mirar el interior de la sala y centro mi atención en Helena, que me mira entre confundida y divertida.

–¿Quién es ese chico?

–¿Miles? Es un amigo de Blake, son uña y carne así que lo verás bastante por aquí. ¿Por qué lo dices?

Me quedo en silencio unos segundos, procesando sus palabras e interiorizando el nombre de Miles. Después vuelvo a mirar hacia el interior y me doy cuenta de que los dos chicos han dejado de hacer ejercicio y están caminando hacia nosotras. 

Miles clava sus ojos en mí, y por la sorpresa que invade su rostro, sé que él también me ha reconocido pese a la distancia. De repente estoy nerviosa, así que rompo el contacto visual, me giro hacia Helena y susurro.

–Es el chico de la maleta.

Los chicos nos alcanzan, Blake envuelve la cintura de Helena con su brazo y le besa la mejilla como saludo, después levanta la cabeza en mi dirección.

–Hola Moon, ¿cómo ha ido el primer día?

Ignoro los ojos miel que me miran desde su derecha y le respondo con sinceridad.

–Mejor imposible, las niñas son un encanto y tu novia lo ha hecho todo muy fácil –sonrío al recordar las clases y lo cómoda que me he sentido.

–Me alegra oír eso –responde Helena mientras me sonríe–, has estado estupenda.

–Este es Miles –habla Blake dando un par de palmadas en la espalda de su amigo.

Me giro un poco para poder verlo, algo nerviosa todavía. Él ya me estaba mirando y la sonrisa que me dedica consigue relajarme.

–Ya era hora, creía que me ibais a ignorar toda la noche. Encantado, chica.

–Se llama Moon, retrasado –lo corrige Blake mientras niega con la cabeza.

Yo sin embargo río, porque entiendo la referencia a la noche de ayer, cuando no sabía mi nombre y me llamaba chica.

–¿Por qué no cenamos los cuatro hoy en casa? –propone Helena.

–Yo jamás rechazo comida, ya lo sabéis –dice Miles y todos me miran, esperando mi respuesta.

–Claro –sentencio con una sonrisa.

Quedamos en casa de Helena y Blake dentro de una hora, Miles se despide y se va trotando hasta su casa, como al parecer suele hacer los días que viene a entrenar. Helena se ofrece a acercarme hasta mi piso en coche y no me niego, ya que una hora es poco tiempo para todo lo que tengo que hacer. Blake nos acompaña pero se mantiene absorto en sus pensamientos y no habla en todo el trayecto, hasta que le indico a Helena que ya hemos llegado y el coche se detiene.

–¿Vives aquí? –dice sorprendido mientras observa mi calle. 

Su reacción se parece mucho a la que tuvo anoche su amigo, yo simplemente repito mi respuesta. 

–Sí, ¿qué pasa?

–Este es el barrio de Miles, vive un par de calles más adelante.

Ambos se despiden de mí y el coche desaparece. Entro en mi piso y voy directa a la ducha. Al salir me encuentro con Lidia, que corre en mi dirección al verme.

MILES [#2] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora