Capítulo 2

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Las siete y media de la mañana. Eran las siete y media y ya empezaban los cuchicheos. Nuevo récord, supongo. Supongo que el hecho de aparecer en el comedor 15 minutos más tarde de lo que solía llegar influía, pero lo de esas marcas no se iba a arreglar solo.

Aunque por mucho que lo arreglara el hecho de haberlo solucionado con magia curativa me perturbaba más. Con suerte todo se habrá quedado ahí.

Sentía que todos me miraban como si fuera un bicho raro, aunque para ellos sí que lo fuese. Realmente estaba acostumbrada a esas miradas. El año pasado los rumores se expandieron rápidamente, y teniendo en cuenta que esta vez todos los cursos lo sabían a excepción de los de primero, estaba jodida en cuanto a esperanzas de que la cifra de miradas se redujera.

Me concentré en el folio que tenía delante. El horario de este año no era muy malo. Eso sí, la manía de empezar todos los días con Historia de la Magia y la Guerra y terminarlo con el entrenamiento físico no se les iba. Me centré en ese día. Lunes, parece ser que empezamos fuerte: dos horas de historia, una hora y cuarto de alquimia, descanso de 15 minutos, una hora de clase de magia curativa, hora y media de magia oscura, descanso para comer de dos horas, dos hora de clase de bestias mágicas y por último 3 horas de clase de técnicas de combate. Eso es lo que se dice de un día completo.

Con tan solo pensar en la cantidad de nuevas asignaturas que tenía y el poco tiempo que me quedaba para mí misma, pero eso era lo común. En ese momento necesitaba algo de confort, y sabía quién podría dármelo. No ahora, pero si más tarde.

Podría ver a la Sra. Darrow, la profesora de Magia y Artes Oscuras Aplicadas, justo antes de la hora de la comida. Y yo estaba en la academia de las asignaturas con los nombres más largos de Nyatroth por lo visto. 

Evité pensar en eso y me dediqué a buscar a Selene Darrow con la mirada por todo el comedor. Estaba en la mesa de profesores, vestida con sus habituales atuendos negros. Alguien reservada y respetable, además de una excelente profesora y una increíble bruja especializada en magia oscura y muy experimentada, a pesar de su corta edad. Con la friolera de 29 años era profesora, y de las buenas. El resto de los profesores superaban los cuarenta, y ya no hablar de los cinco directores. No habían revelado sus edades, pero parecían haber vivido más de lo que era humanamente posible.

En el momento que terminé el desayuno me dirigí hacia la primera clase, historia. Conocía muy bien al profesor que me iba a tocar. Aldric Varlen, está obsesionado con esa barrera, y odio admitirlo pero yo también. Tiene una cicatriz cruzándole la mitad derecha de la cara. Se va siempre a las fronteras con otros reinos a pelear en pequeñas guerras, por lo que la mayor parte del tiempo hay un substituto.  Entre él y Selene forman lo que el resto de alumnos quiere nombrar como «padres secundarios». Como en el momento que entras dejas de ser hijo de nadie, lo que suele hacer la gente es buscar otras figuras parentales en los profesores. 

No sé si debería contarles lo del sueño sin contarles que me llevo acercando a la barrera durante todo un año y que pienso seguir así, pero en resumen, que me caen bien los dos. Siendo los únicos que me tratan como a una persona y ven un potencial real en mi normal.

Mientras iba pensando en mis cosas, pasé por todos aquellos pasillos de dimensiones colosales. Con batallas y héroes tallados en las paredes. A medida que descendía hasta el primer sótano, los grandes ventanales iban disminuyendo, junto con la altura del techo. Tardé poco en llegar a aquella clase, que tanto apreciaba. No pude evitar fijarme en los tallados que había sobre esa puerta. Uno de los cinco mejores guerreros de aquella guerra matando a un demonio. La piedra estaba tan gastada que no se podía saber cual de los cinco era, y eso era lo que menos me había importado aprender de la materia, saber cual coño era el que aparece en el alto de la puerta de la clase de historia. No te jode que me voy a aprender yo eso.

Magia prohibida --- Las crónicas de Nyatroth IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora