one-shots Zosan♡

La fe en lo desconocido (parte 2)

Capítulo 2 : El sol de mi vida

¡Esta vez se trata de un AU medieval con el príncipe Sanji y el príncipe Zoro!

Texto del capítulo
Sanji abandona la audiencia privada con el rey conmocionado hasta los huesos; una sensación que empeora aún más cuando se encuentra con sus hermanos en el pasillo, fuera de la sala del trono. Nada bueno sale de que los tres se vean tan alegres.

Lo acosan como un trío de buitres que han visto una presa recién cazada. Sus expresiones dejan claro que lo que acaba de descubrir no es una novedad para ellos, y su palpable entusiasmo no hace más que reforzar la sensación de pavor que se le retuerce en el estómago.

—Un matrimonio arreglado, ¿eh? —Niji se ríe entre dientes, fingiendo acariciarse la barbilla pensativamente—. Bueno, solo le llevó veintiún años, pero parece que papá finalmente encontró un uso para ti.

—Pero Kuraigana —interviene Yonji, sacudiendo la cabeza con fingida simpatía—. Me cuesta pensar en un lugar más lúgubre. Y todo el mundo sabe que el rey Mihawk está loco, por decir lo menos.

—Los reyes no están locos, son excéntricos —corrige Ichiji—. Además, Mihawk no será el mayor problema del pobre Sanji. Todo el mundo sabe que el príncipe es un completo bruto . Se rumorea que solo es feliz cuando está en el campo de batalla, destrozando a sus oponentes con sus espadas. Solo puedo imaginar qué clase de marido será.

“Es una lástima que no hayan aceptado utilizar a la hermana”, dice Niji. “He oído que al menos tiene algo de clase”.

"Sin mencionar sus dos ojos", se ríe Yonji.

Sanji tiene en la punta de la lengua la respuesta de que casarse con el príncipe del reino de Kuraigana no podría ser peor que pasar el resto de su vida en Germa, pero valientemente se queda callado. Lo único que conseguiría con ese tipo de comentario sería encontrarse con su nueva prometida cubierto de moretones, algo que le gustaría mucho evitar.

Ya se siente bastante como un hombre marchando hacia la horca.

Kuraigana es un país pequeño pero engañosamente poderoso, y recientemente le ha propinado a Germa una extraña derrota en batalla. Las próximas nupcias de Sanji habían sido parte de un tratado de paz negociado a toda prisa, un acto destinado a mostrar tanto el arrepentimiento de Germa como su voluntad de fomentar mejores relaciones entre las dos facciones en guerra.

El hecho de que a Vinsmoke Judge no le importaba en lo más mínimo lo que le pasara a su tercer hijo y lo estaba usando como un chivo expiatorio descarado para lidiar con el desastre que había creado al atacar a Kuraigana en primer lugar se había dejado convenientemente fuera de las negociaciones.

Dracule Mihawk, espadachín de renombre mundial y rey ​​de Kuraigana, apenas le dedica una mirada a Sanji cuando lo presentan ante la corte unos días después de conocer su destino. El monarca de cabello oscuro deja que sus extraños ojos dorados recorran a los nobles de Vinsmoke reunidos, antes de saludar con la cabeza al joven y a la joven que están sentados a su lado.

—Mis hijos —dice con voz llana—. Perona y Zoro.

Lady Perona, princesa y heredera al trono, inclina la cabeza y esboza una dulce sonrisa. Parece algo desconcertada por lo que está sucediendo, lo que la sitúa al menos un paso por delante de su hermano, que parece estar medio dormido.

Un cortesano que no ha captado el nombre de Sanji da un paso al frente y se lanza a un discurso sobre cómo la inminente boda seguramente reparará los lazos rotos entre sus dos casas. Sin creerlo ni preocuparse por ello, Sanji utiliza la diatriba serpenteante como excusa para observar subrepticiamente a su futuro esposo.