PRACTICA DE TIRO

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La espera era la peor parte de todas las operaciones de busqueda y captura. Aunque Zack les había dicho que dentro de poco tendrían noticias de Zarigueya, lo  cierto era que Henry no estaba del todo seguro de que ese muchacho podría dar con esa Coneja Terrorista. Queriendo distraerse de la molesta espera y aburrida rutina, Henry se dirigió a la sala de disparo. Colocandose unas antiparras anaranjadas, sacó su revolver y apuntó al blanco de papel que tenía el dibujo de una sombra con forma humana. Se encontraba a una distancia de unos diez metros, distancia perfecta para una practica a quema ropa, pero Henry era un hombre muy competitivo, en especial consigo mismo. Apretando el botón rojo, dejó que el blanco se alejara de él. Quince metros, veinte metros, veinticinco metros, treinta metros, treinta y cinco metros, cuarenta metros. Se detuvo  a los cincuenta metros, levantó su revolver mientras estiraba su cabeza hacia los costados. Apuntando con su arma, disparó.

Se vió a sí mismo en Vietnam, un disparo al blanco, un recuerdo reprimido de aquella guerra. Reis no era la única con traumas de guerra dentro de la unidad, todos y cada uno de los miembros tenía una historia que contar. Y cada una de ellas podía terminar con: "Y despues se murió en mís brazos"

En el caso de Henry, los recuerdos de Vietnam aun estaban frescos y se encontraban presentes en todo momento. Él no quería ir a terapia, consideraba aquello como algo para nenitas o para debiles, no, él recuperaba sus fuerzas y seguía adelante por medio de las practicas de tiro. Un disparo, un recuerdo, dos disparos, dos recuerdos, tres disparos, Esa maldita selva lo rodeaba por completo, haciendolo sudar como un desgraciado debido a su humedad. Se encontraba por las cercanías de un río mientras sostenía su ametralladora, su equipo estaba muerto o desaparecido en acción, que era más o menos lo mismo, él estaba solo en ese lugar. El interminable sonido de los animales que rodeaban aquel sitio lejos de molestarle, lo tranquilizaban porque significaba que el terreno era seguro. Cuando las aves dejaban de cantar o cuando los animales se callaban era que uno debía de estar atento porque significaba que un depredador o soldado enemigo podía estar cerca. El agua le llegaba hasta la cintura y ralentizaba sus movimientos. Henry se encontraba en guardia cuando de repente una bomba explotó cerca de él.

Su cargador se encontraba vacío pero él aun estaba jalando el gatillo. Volviendo al presente, hizo el tambor de su Colt del 45 hacia un costado y tiró los enorme cartuchos de las balas Magnum Parabellum. Sacando de su bolsillo un nuevo  cartucho con otras seis balas, lo puso sobre el tambor para despues devolver el tambor en su lugar y darlo vueltas de un solo movimiento. Mientras el tambor daba vueltas como si fuese una especie de ruleta, Henry puso el pecutor hacia atras y comenzó a jalar el gatillo mientras se volvía a perder en sus recuerdos.

Los Vietnamitas lo llevaron atado, como si fuese un cerdo en el asador, hacia su campamento donde comenzaron a interrogarlo a la antigua usansa. No pudieron sacar nada de él tras varias "Gentiles" preguntas que incluyeron una sesión con el colchón electrico o con los latigazos productos de la vara del capitán de aquel campamento. Tras un mes en ese lugar, Henry se las ingenió, no para escapar, sino para poder huir de su celda y tomar venganza.

De un solo movimiento, Henry hizo para atras el revolver mientras movía el tambor hacia un costado, pudiendo liberarse de los cartuchos. Cargando de nuevo, volvió a rememorar los eventos.

Pudo encontrar una tabla floja dentro de su celda y lentamente pudo ir separandola hasta que finalmente una noche la pudo sacar por completo, usando esa tabla golpeó al carcelero cuando se encontraba cerca de él y pudo quitarle sus llaves junto a su arma. Lo que siguió fue una masacre en donde se encargó de pagarles a todos esos desgraciados su hospitalidad con la misma moneda.  Al final el rostro del capitán era irreconocible debido a los latigazos que Henry le propinó en su cara. Antes de despedirse, lo ató al colchón electrico y dejó las luces prendidas.

- Henry- exclamó Billy apareciendo detra de él- tenemos noticias

- Perfecto- le respondió Henry dejando de disparar. Apretando el boton rojo trajó el blanco hacia adelante, cuando llegó a donde él se encontraba, le dio la espalda mientra decía- faltó la nariz, creo que estoy perdiendo mi toque

Billy miró con asombro como aquella silueta tenía unos ojos junto a una sonrisa y un corazón dibujado por los agujeros de bala.

REISEN AGENTE DE M.O.O.NDonde viven las historias. Descúbrelo ahora