guilty as sin? Guido Sardelli - Temp. 2 Saga SUPERSTAR

13: Dulce

Se ven las estrellas en mis ojos, mientras escalo hacia el planetario pensando en qué se dijo y que no, ojalá pudiera decírtelo ahora.

Te escribí una nota, pero no la envié porque ese es el mejor método que las mujeres de acá me enseñaron. Lo que realmente no entendés es que tengo magia en las manos y estrellas en los ojos.

Soy un tipo diferente de mujer. Si querés a una cualquiera andá al centro y encontrala.

Soy dulce, voy descalza. Si querés ir a donde nadie va ahí es donde vas a encontrarme, en el norte. Y si no estoy allá, buscame en casa.

¿Qué estás haciendo con tu vida?
¿Acaso pensás en eso?
¿Acaso pensás de dónde venimos?
Últimamente, hemos estado besándonos demasiado, sin hablar de las cosas que son realmente importantes.
¿Querés tener hijos?
¿Querés casarte conmigo?
¿Querés correr maratones en Long Beach a la orilla del mar?
Tengo tantas cosas que hacer, como nada en absoluto pero quiero hacerlas con vos
¿Querés hacerlas conmigo?

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La suerte generalmente no está de mi lado, ni me acompaña en momentos difíciles. Tampoco soy el tipo de persona que se arrodillaría a pedir ayuda a una fuerza divina en medio de la desesperación. Nunca busqué respuestas en las estrellas, en la fé, en las personas o en mí mismo.

Siempre elegí confiar en que las cosas eran así por alguna razón.

Y no me refiero a que todo tiene una explicación o deba suceder intrínsecamente en nuestras vidas. Hablo de que jamás intenté luchar contra lo que pasaba, porque de alguna manera busqué estar ahí, sea bueno o malo, yo era el único que tenía control sobre eso.

Esa era la única filosofía que seguí siempre, la mía.

Pero cuando estás en un país diferente, en condiciones climáticas complicadas, sin conocer el idioma, sin saber a dónde ir o que hacer, olvidando tus responsabilidades, tu vida, tus intereses, solamente porque el amor te llevó hasta ahí sin dudarlo, inevitablemente terminás creyendo que existe algo más grande que vos.

En mi caso ese algo más grande era ________.

Ridículo, cursi, demasiado, impensado, podía ser todo eso junto. Estaba asustado y no tenía idea de cuál era el próximo paso a seguir, pero la pasión que sentía por ella superaba cualquier cosa.

Sin pasión, no hay nada.

Y ella era la respuesta a todo.

Me tomó varios taxis, uso de redes públicas para usar el traductor de google, putear en argentino cuando no entendían mi precario inglés, casi toda una noche sin dormir y llegar a mandarle un mail a Oscar para encontrar donde estaba pero finalmente lo logré.

Claro que pensé en llamarla, pero era inútil mi chip en Francia y los WhatsApp no me los respondía. Entendía que se enoje conmigo, fuí muy poco delicado, pero no tenía en mente que nada de eso pasara esa noche.

Plaza Athéné París rezaba el cartel de entrada al hotel más bonito que hayan visto mis ojos, aún habiendo conocido demasiados a lo largo de las giras. La fachada era color crema, con toldos rojos que cubrían las ventanas y balcones llenos de flores a la vista. Era el tipo de lugar que a ella le gustaba definitivamente, era caro pero la discográfica le cubría gran parte de sus gastos. Entré con mi valija y la pinta de quién pareciera más un hippie mochilero que un artista reconocido en su país e intenté conversar con una estirada señorita que se dirigió a mí en varios idiomas hasta que dió con el español.