Reuniones y Antiguas Anéctodas

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Argo caminaba tranquilamente por la zona segura del piso 18, vistiendo ropa casual que contrastaba con su usual atuendo de aventurero. Los cristales en el techo, que simulaban el cielo, comenzaban a cambiar de color de manera suave, pasando de un azul profundo a tonos más cálidos, casi como si estuvieran reflejando un atardecer.

A medida que avanzaba, el cambio en el color de los cristales proyectaba sombras y luces en el suelo, creando un ambiente casi onírico. Argo disfrutaba del momento, con la tranquilidad de la zona y la belleza del entorno llenando sus pensamientos.

Argo (pensando): Es como si este lugar tuviera su propio ciclo, como si estuviera vivo. Qué curioso... nunca deja de sorprenderme.

Sus pasos lo llevaban de vuelta a la tienda de campaña donde estaban sus amigos. El cambio de color en el cielo parecía casi una señal, un recordatorio de que, aunque estaban en una zona segura, el calabozo siempre tenía algo nuevo por descubrir.

A medida que se acercaba, pudo escuchar las voces de sus compañeros desde el interior de la tienda, riendo y hablando entre ellos. La familiaridad de esas voces lo hizo sonreír.

Argo: (sonriendo para sí mismo) Es bueno tener momentos así. Un respiro antes de que comience lo siguiente... lo que sea que venga.

El cambio en el cielo seguía reflejándose en su mirada mientras avanzaba, con la sensación de que algo nuevo, algo grande, estaba a punto de comenzar.

Argo entró en la tienda y se encontró con una escena cálida y familiar. Sus amigos estaban reunidos en un círculo, con Fina en el centro, narrando una historia con entusiasmo. Lili y Welf la acompañaban, riendo suavemente, mientras Yuri, recostado en un mueble, escuchaba con una ligera sonrisa, algo poco común en él.

Fina: Y luego, el tonto siempre pensaba que los molinos de viento eran monstruos, y una vez destruyó uno, ¡y toda la aldea se nos fue encima! —se rió con una alegría contagiosa—.

El grupo estalló en risas, contagiados por la vivacidad de Fina. Argo se detuvo un momento en la entrada, observando la escena con una sonrisa en los labios. Era en momentos como este que recordaba por qué disfrutaba tanto de la compañía de sus amigos.

Argo: (riendo mientras se acerca) Siempre logras hacerme quedar como un tonto, Fina. ¿Acaso no tienes alguna historia donde salgo como un héroe?

Fina se giró hacia Argo, con una sonrisa juguetona.

Fina: Lo siento, Argo, pero esas son demasiado aburridas. ¡Las historias divertidas son mucho más entretenidas!

El grupo rió nuevamente, y Argo se unió a ellos, tomando asiento en el círculo. A pesar de las dificultades y los peligros que enfrentaban en su viaje, estos momentos de camaradería les recordaban que no estaban solos. Eran un equipo, una familia, y juntos podían enfrentar cualquier cosa.

Argo: Que yo recuerde, cuando conocimos a Yuri, le dijiste que su cara era horrible, ¡pero él te escuchó gracias a su audición mejorada! —se rió a carcajadas—. Y luego, ¡te sentiste tan avergonzada porque lo dijiste con tanta honestidad!

El grupo estalló en carcajadas mientras Fina se sonrojaba de inmediato, llevándose las manos al rostro, claramente recordando aquel momento embarazoso. Yuri, desde su lugar, soltó una risa seca y añadió con un tono burlón:

(Una Historia De Danmachi) La Leyenda Del ArgonautaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora