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Era una tarde tranquila de otoño y el sol se ocultaba lentamente, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y dorados. En el acogedor apartamento de Rodan y Ghidorah, el calor de la chimenea llenaba el aire con una sensación de confort y calidez. Rodan se encontraba en el sofá, concentrado en un proyecto que había estado esperando durante semanas: tejer unas bufandas a juego para él y Ghidorah.

Rodan había descubierto su pasión por el crochet hacía algunos meses y, desde entonces, se había sumergido en el mundo de hilos y patrones. Lo que comenzó como un pasatiempo casual se había convertido en una verdadera afición, y ahora, en esa tarde de otoño, estaba en medio de crear un par de bufandas que reflejaran el amor y la dedicación que sentía por Ghidorah.

Sentado con una serie de ovillos de lana en colores cálidos y acogedores, Rodan trabajaba meticulosamente en su proyecto. El suave clic de las agujas y el sonido del hilo moviéndose entre sus dedos creaban una melodía relajante. Cada punto que tejía estaba lleno de cariño, pensando en cómo Ghidorah se sentiría al recibir su regalo.

Ghidorah, que había estado ocupado con sus propias tareas, entró en la sala y se detuvo al ver a Rodan tan inmerso en su trabajo. La expresión de concentración en el rostro de Rodan era adorable, y Ghidorah no pudo evitar sonreír al ver cómo Rodan se dedicaba a la tarea con tanto esmero.

—¿Qué estás haciendo, amor? —preguntó Ghidorah, acercándose a Rodan con curiosidad.

Rodan levantó la vista, su rostro iluminado por una sonrisa que reflejaba su entusiasmo.

—Estoy tejiendo unas bufandas a juego para nosotros —explicó Rodan, mostrando uno de los colores que había elegido—. Quería hacer algo especial para que podamos usarlas este invierno.

Ghidorah se acercó y se inclinó para observar más de cerca el trabajo de Rodan. Los hilos estaban entrelazados en un patrón hermoso y cálido, y podía ver el cuidado que Rodan había puesto en cada detalle.

—Son maravillosas —dijo Ghidorah, tocando suavemente el tejido con una mano—. ¿Puedo ayudarte con algo?

Rodan se rió suavemente, moviendo las agujas con destreza.

—En realidad, podrías darme tu opinión sobre el color. Estoy pensando en añadir un toque final a las bufandas, pero quiero que te guste —respondió Rodan, señalando algunos ovillos adicionales.

Ghidorah se acomodó a su lado, observando atentamente mientras Rodan explicaba sus ideas. Juntos, eligieron el color perfecto para el toque final, y Ghidorah se sintió feliz de participar en el proceso creativo.

Finalmente, después de varias horas de trabajo en equipo y de risas compartidas, Rodan terminó las bufandas. Ambas eran un reflejo del amor y la dedicación que había puesto en ellas, con un diseño a juego que hacía que se vieran perfectas para la pareja.

Rodan se levantó y tomó una bufanda, envolviéndola alrededor del cuello de Ghidorah con un gesto cariñoso. Luego, con una sonrisa de satisfacción, se colocó la otra bufanda y se acercó para abrazar a Ghidorah.

—¿Qué opinas? —preguntó Rodan, mirando a Ghidorah con expectación.

Ghidorah, con su propia bufanda ajustada alrededor de su cuello, lo miró con ternura y aprecio.

—Te ves increíble —dijo Ghidorah, abrazando a Rodan en un gesto de cariño—. Y tú también. Estas bufandas son perfectas, igual que tú.

Rodan se sonrojó un poco, pero estaba claro que estaba encantado con la reacción de Ghidorah. La pareja se abrazó, sintiendo la calidez de las bufandas y el calor del amor que compartían.

Mientras la tarde se desvanecía en la noche, Rodan y Ghidorah se acurrucaron en el sofá, disfrutando de la compañía mutua y del trabajo que habían hecho juntos. La combinación de la calidez de las bufandas y el afecto que se tenían hacía que el momento fuera aún más especial.

I hate (Love)  you!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora