Ella, una chica de lo más normal, en cuya vida no hay cabida para nada extraordinario, no espera que el mundo se torne un lugar oscuro y peligroso. Cuando ellos llegan a su vida, todo cambia radicalmente cuando se da cuenta de que está atrapada en l...
Lena se encontraba en los alrededores del castillo de Kylemore, dando un bonito y agradable paseo mañanero. Todo el mundo dormía aún. Max, James y Sophie habían vuelto tarde la noche anterior, al igual que sus hermanos, Killian y Charles. Caleb y Elizabeth regresarían esa misma mañana de Dublín. El único que también había madrugado era Max.
Al parecer, Charles le había pedido a éste que vigilase a las brujas de cerca. Después de la rencilla entre Charles y Svetlana, el ambiente era algo raro y extraño. Los ánimos se notaban algo removidos y Charles estaba en alerta, puesto que le había exigido a la anciana que mandase llamar a Enya, la bruja a la que consideraban su verdadera reina, pero ésta aún no había dado señales de vida. Tendría que responder por el ataque a Sophie y dado que su vida humana había sido arrebatada, una vida mágica debía ser arrebatada también para compensar el balance. Toda la magia venía con un precio, al igual que cualquier incumplimiento de las órdenes reales. Mientras Lena caminaba podía sentir el calor del sol incipiente en el cielo de la mañana, la suave brisa en su piel y el olor tan agradable que se respiraba en aquel lugar.
Los ojos se le llenaron de felicidad al ver aquellos jardines tan amplios, verdes y coloridos repletos de flores. Sintió una presencia justo detrás suya en ese momento y unas manos le taparon los ojos. Ella sonrió ampliamente, pensando que se trataba de alguien que ella conocía muy bien.. esa persona se acercó un poco más y dejó un reguero de suaves y cálidos besos en su cuello.
— Ed.. -Susurró ella para que parase-
— ¿Cómo que Ed? -Refunfuñó la voz femenina-
Lena, algo asustada por haber dicho el nombre de Ed y haber metido la pata, se apartó rápidamente. Cuando se giró, los ojos de Maddie la taladraban con la mirada.
— Maddie, yo.. -La voz de Lena tartamudeó levemente- No sabía que eras tú..
— Claro, pensabas que era Ed -Dijo con cierto enfado mientras se cruzaba de brazos- Ahora entiendo por qué no me has buscado desde que llegaste.
— No pienses cosas que no son -Advirtió Lena-
— Tú te piensas que soy imbécil, ¿verdad? -Gruñó Maddie- Me he dado cuenta de cómo te mira Ed pero no me imaginaba que tendrías la poca vergüenza de liarte con él. ¿Tan pronto se te ha olvidado lo nuestro? -Le recordó- He esperado por años tu regreso.
Y fue justo en ese momento cuando Lena bajó la vista y pudo observar el ramo de flores que Maddie tenía en la mano. Un precioso y decorado ramo de orquídeas irlandesas de color violeta, con una pequeña tarjeta que sobresalía por encima de las mismas en donde Lena podía llegar a alcanzar a leer "Mi amor".
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— Ed solamente es un amigo -Rebatió Lena-
— No me creo nada -Dijo Maddie con voz dolida- Eres una mentirosa y yo una imbécil por haberte esperado tanto tiempo. Últimamente ya ni respondías a la mayoría de cartas y mensajes que te enviaba. Ni me agradeciste por el regalo de cumpleaños que te envié -Sus ojos brillaron mientras aguantaba las lágrimas- Pensaba que con tu vuelta nos reencontraríamos y... -La voz se le quebró- Pero ya veo que has estado ocupada tirándote al imbécil de Ed.
