¿Me dejas patearlo en las bolas?

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-Bienvenidos sean a los nuevos reclutas de la manada. Cómo sabrán, están aquí porque cada uno de ustedes ya a conseguido a su lobo y necesitan un entrenamiento base para poder controlar sus instintos de lobos, y aprender a luchar en caso de emergencia.

La voz del beta Manuel sonaba fuerte y clara a pesar de que éramos muchos jóvenes nuevos allí. Su expresión transmitía seriedad, seguridad, y fuerza. Todo lo que representa a un beta en su manada, después de todo, él era la mano derecha del Alfa.

-Por todo este tiempo que estaremos entrenando juntos, no solo me tendrán a mí como su instructor, si no que a mi lado estará el entrenador Thiago Oldres, especialista en peleas de cuerpo a cuerpo. -A su lado, otro señor un poco más mayor levantó su mano para presentarse en silencio- También tendremos la participación de nuestro Alfa Henrry aquí con nosotros de vez en cuando, Pero cuando él no esté, contaremos con la ayuda de su hijo mayor y proximo Alfa de la manada, Eylan Maclover.

Cómo si fueran encendido una especie de aromatizante, inmediatamente su aroma llegó a mi nariz, haciendo estremecer a mi loba por la presencia de su mate. No sabía que él estaba allí, ni siquiera me había percatado de su presencia antes.

Eylan salió de entre la multitud de estudiantes y se acercó a la pequeña tarima para colocarse al lado de Manuel y Thiago.

A diferencia de esta mañana, ahora vestía con ropa más deportiva. Una camiseta de color negro que hacía resaltar su piel de una forma exquisita, y que dejaba a la vista sus fuertes brazos.

-Todo eso es mío. Espero que nadie más lo esté mirando ahora. ¡Está para comérselo! - Dijo Megan con fascinación.

-¿Es enserio, Megan? ¿Cómo puede gustarte este patán? ¿Por qué lo elegiste como alma gemela? -Me quejé, a pesar de que ella tampoco tenía la culpa de nuestro incomprendido lazo

-No insultes a nuestro futuro esposo. Es el padre de nuestros futuros cachorros.

-¿Acaso ya olvidaste como nos a tratado hasta ahora? ¿Te recuerdo que nos tiene tachadas como una mujer fea y gorda?

Megan pareció callarse en ese momento. Supongo que no tenía nada que decir en contra de la verdad que acababa de recordarle.

El beta nos siguió dando algunas indicaciones, también explicando que, luego de completar con todos los entrenamientos, si queríamos pertenecer al grupo de guardianes y vigilantes de la manada, podiamos hacerlo con total libertad. Así como también podíamos elegir algún tipo de deporte de defensa personal.

Todos nos fuimos a cambiar de ropa. A cada uno de nosotros nos entregaron uniformes especiales para los días que vinieramos a entrenar. Era un uniforme de color negro y detalles en color blanco. La parte de arriba era una camiseta de tirantes que te dejaba al descubierto los brazos, y en el medio se encontraba el cierre. Nos explicaron que estaban diseñados para que, cuando tengamos que transformarnos en lobos, la ropa no se rompa cuando regresemos a la normalidad.

-Creo que tendré que pedir una talla más grande... -Dije en mis pensamientos.

Me miré en el espejo. Las prendas me cubrían el cuerpo a la perfección, Pero se sentía demasiado ajustado para mí gusto. La ropa hacía resaltar mis pechos grandes, por lo que pensé que vestida así, podría llegar a llamar la atención de cualquier persona que me mirase así.

-Mirate, nos vemos divinas.

-Divinamente tetona... No pienso salir así. - Me cruce de brazos, Pero ese gesto solo aumentaba el tamaño de mi busto.

-¿Que tiene de malo?

-No me gusta llamar la atención. Prefiero ser discreta.

Un recuerdo de mi adolescencia llegó a mi mente. En la secundaria tuve que participar en una obra de teatro en dónde yo actuaba de profesora. Por alguna extraña razón, mi disfraz hacía resaltar mi busto, y cuando entré de nuevo en mi salón de clases, todos allí me miraron fijamente luego de que alguien gritara: ¡ESAS TETAS!

Sin duda alguna, quería matar a todo el mundo ese día.

*****

-¿Kay?... ¿Estás bien? - Rubén me llamó desde la puerta de los vestidores al notar que yo aún no me había dignado a salir.

Seguramente todos estaban esperando por mi para comenzar con el entrenamiento, y al ver que yo no salia, mandaron a Rubén a buscarme.

-No estoy del todo segura.

-¿Por qué? ¿Te sientes mal?

-Digamos que mi ropa me queda algo... Ajustada y reveladora.

Rubén se quedó en silencio por unos segundos, asimilando mis palabras. El me conocía a la perfección. Conocía mis inquietudes a la hora de vestir con cierta ropa y que no me gustaba ser demasiado reveladora.

Seguí mirándome en el espejo para intentar acomodar mejor el uniforme, Pero sin importar que tanto lo moviera o acomodara, este seguía siendo muy ajustado.

Volví a escuchar unos pasos acercarse, y está vez Rubén entró al vestuario sin permiso de nadie.

-Oye, eres un atrevido. ¿Y si estaba desnuda?

-Ya te e visto desnuda antes, Kayla. No tendría nada de que impresionarme.

Lo miré incrédula y con la boca abierta, pero era una verdad innegable.

-Asegurate de que, cuando encuentres a tu mate ella no se estere de esto. Querrá sacarte la cabeza al igual que yo justo ahora.

Rubén me miró con una ceja arqueada mientras se acercaba más a mi. En sus manos traía un suéter que era suyo. Me pasó la tela por detrás de los hombros y me ayudó a colocarmela.

-Te traigo una solución a tus problemas, y lo que recibo es una amenaza. Que gran amiga eres, Kayla.- dijo con ironía.

Subió el cierre de su suéter hasta que mi cuerpo estuvo cubierto. Ahora me sentía más cómoda y así no tendría problemas para no llamar la atención de nadie.

-Gracias mi terroncito de azúcar. ¿Que haría yo sin ti?

-Probablemente quedarte aquí encerrada hasta que alguien más te hechara a patadas. -Ruben se cruzó de brazos mientras comenzaba a caminar con dirección a la salida. Yo lo seguí, caminando detrás de él.- Tienes suerte de que sea yo el que entró a buscarte. El pendejo de Eylan estuvo a punto de entrar aquí.

Deje de caminar por unos segundos.

¿Eylan iba a entrar a buscarme?

-¿Y por qué haría eso?

-Todos afuera te están esperando para empezar con el entrenamiento. Al enterarse de que aún no salias de los vestidores, dijo que él mismo vendría a ver qué te ocurría... Tal vez solo quería saber lo que estaba pasando, pero tal vez solo quería burlarse de ti. Sabes que en su cerebro solo hay una rata dando vueltas. Nadie sabe realmente lo que está pensando.

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-¡Por fin! Su majestad se estaba haciendo de rogar.- La voz de Alessandro fue la primera en hablar en tono bromista cuando salí de los vestidores junto a Rubén- ¿Estabas angustiada por tener que perder esa grasa en tu estómago? Deberías alegrarte. Hacer ejercicio te ayudará a dejar de ser gorda. Tal vez así le gustes a un hombre y te folle como una perra.

Alessandro comenzó a reírse con sus amigos, a excepción de Eylan, que no estaba con ellos.

Ya veo de dónde sacó su lado idiota. Eylan solo obtendrá mala reputación si sigue juntandose con personas como Alessandro.

-¿Me dejas patearlo en las bolas?- Preguntó Megan con malicia en su voz.

-Es todo tuyo- y le di el paso a mi loba, quien no dudó en hacer su cometido delante de todos los que estaban allí, pateado fuertemente su entrepierna hasta hacerlo caer al suelo.

A quien menos imaginé.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora